Esta entrada corresponde a los capítulos dedicados al análisis de las particularidades referidas al ámbito del Patrimonio y el consecuente manejo de recursos culturales.
En el primer capitulo presento una breve reseña hstórica del contexto socio-histórico de la localidad de Puelches, situada en la provincia de La Pampa.
En el siguiente capítulos procedo a describir lo que históricamente se ha definido como patrimonio cultural (partcualrmente desde el derecho y la arqueología) para derivar lo que los antropólogos han relevado que realmente ocurre en aquellas comunidades que cuentan con la disponibilidad de tales recursos específicos.
Mi Tesis parte de una confusión conceptual entre herencia y patrimonio, distinción que permite comprender por qué muchas veces lo lugareños se resisten a reconocer como propias ciertas tradiciones, lugares o prácticas vinculados con un pasado doloroso.
Espero que les aumente la comprensión de los fenómenos que posteriormente serán integrados en el modelo sistémico propuesto.
Muchas gracias por la lectura
Vivina Salvetti
G. Particularidades
de los contextos
G.1
Situación socio-histórica de la
localidad de Puelches
G.2
Historia local. Fundación de una colonia pastoril indígena
G.3
Contexto provincial. Recuperación
de identidad en espacios antagónicos
H.
Patrimonio como legitimación de identidades
H.1 Antecedentes
H.2
El largo camino para
reconocimiento legal de los pueblos originarios
H.3
Convenciones de protección
patrimonial
H.4
El Patrimonio ¿algo dado? Confusión entre Herencia y Patrimonio
H.5
Ciencia y creencias locales
H.6
El proyecto de manejo
participativo del patrimonio
H.7
Puelches y el Parque Nacional
Lihue Calel
H.8. Interrogantes
que emergen del contexto local
G. Particularidades de los contextos
G.1 Situación socio- histórica de la localidad de Puelches
En los primeros capítulos de este
trabajo, luego de presentar evidencia
experimental que demuestra tanto la dinámica de los procesos adaptativos de la
Memoria así como el Status cognitivo de las emociones, se procedieron a abordar
las elaboraciones teóricas de G. Bateson
que permiten dar cuenta de cambios
en la trayectoria observable de estos procesos, en los que la noción de contexto resulta fundamental.
Conocer el modo en que se fueron
estableciendo las relaciones de los pobladores entre sí, con el gobierno
provincial y con instituciones preocupadas por el desarrollo sustentable como
la Administración de Parques Nacionales y la UNESCO, resultará vital para entender la situación donde se producen los cambios que propone describir
esta Tesis.
En este capítulo, se procederá a contextualizar a la localidad de Puelches,
provincia La Pampa en los niveles local
y provincial, mediante la integración de
los aportes de historiadores y antropólogos que han trabajado sobre el terreno,
tanto de la provincia de La Pampa como desde organismos oficiales, a fin de dar
cuenta del contexto general ofrecido.[1]
G.2 Historia local - Fundación de una colonia pastoril Indígena
La localidad de Puelches (o
“de los Puelches”) situada en la provincia de La Pampa fue fundada en el año
1900, está ubicada en pleno semidesierto pampeano y cercana al Parque Nacional
Lihue-Calel, en el área conocida como “la travesía” en los registros
históricos.
¿Qué datos brinda el
registro del Acta de Fundación? [2]
“Buenos Aires, febrero 24 de 1900.
Visto este expediente iniciado por
Don Francisco Ñankufil Calderón …existen todavía numerosas familias indígenas que han pertenecido
a diferentes tribus y que desean radicarse mediante la posesión de las
tierras y que hay disponibles tres lotes
contiguos de campos fiscales…El Vice-Presidente de la República en ejercicio
del PE decreta:
Art. 1- Fúndase bajo el nombre
de los Puelches y de conformidad con
la ley…del 1884…[3] una colonia pastoril.”
Art 2- El Ministerio de
Agricultura dispondrá la subdivisión y entrega de los lotes… en el punto más
adecuado para las necesidades futuras de la colonización agrícola y formación
de un centro urbano.
Art 3- Los indígenas que figuran
en la lista presentada por D. Francisco Ñankufil Calderón agregada a este
expediente serán preferidos en la adjudicación de lotes en dicha colonia,
debiendo ellos…comprobar…que reúnen los
requisitos exigidos [4] por la citada ley
para obtener su concesión.
Art. 4- Comuníquese, publíquese y dese al Registro Nacional” (Reproducido
en Tarquini 2009)
¿Quién era este Francisco Ñankufil
Calderón? ¿Quién era su gente? La historiadora Claudia Tarquini, de la
Universidad de La Pampa recuerda que el
término Puelches es una denominación para los grupos indígenas que estaban
localizados en todo el Este de la Cordillera, donde el término “Che” significa
gente y “Puel” designa al Este como punto cardinal, por lo que el término
Puelches identifica las gentes del territorio del Este (Tarquini 2009) [5]
Dentro de ese conglomerado de grupos
Francisco Ñankufil Calderón había sido capitanejo de Namuncurá y junto a su
heterogéneo grupo residían en calidad de “indios amigos” [6] con anterioridad a las campañas
militares de Roca.
Ñankufil Calderón había elevado una lista de 89 cabezas de
familia que solicitaban tierras.
Sin embargo, de las 89 familias que peticionaron las tierras
y debido a las dificultades de mensura
solo 18 lograron obtener una concesión. Y de hecho, de las 18 concedidas
¡11 se encontraban bajo las aguas de la
Laguna Urre Lauquen!
A la imposición de este tipo de
lógica que privilegiaba la cuadrícula de los lotes por sobre las posibilidades
reales de supervivencia, hay que sumarle el requisito impuesto por la ley, cuya
condición para otorgar el título definitivo de las tierras dependía de la radicación sostenida en el lugar, con
cría de hacienda y cultivo de la tierra.
Pero hacer plantaciones y cultivos
era una odisea en lugares donde la piedra impide el crecimiento de vegetación,
además de tratar de criar animales en lotes anegados con agua salobre o
completamente secos.
“Lo pior de todo era la sé… La sé es una cosa terrible, y hay qui
aguantarse nomá… sin poder hacer nada, sufriendo nomá. A veces no teníamos agua
para darles a los críos…Así fueron muchos años de nuestra vida… viendo cómo la
tierra se secaba y mirando morirse a los animales… Nos vinimos a Puelches, pero cuando el río no viene, el desierto se
endurece nomá y la vida se hace muy mala” (Felisa Espíndola, descendiente
indígena, fragmento de la declaración registrada en el semanario 7 Días del
8-10-1973, cfr por Tarquini 2009)
Poco a poco las familias se fueron agrupando
en función de la disponibilidad de un recurso tan básico como el agua potable.
Por eso no debería llamar la atención
que el informe de los inspectores de tierras que recorrieron el lugar en 1911
muestre que ninguno de los adjudicatarios se encontraba en el lugar asignado
originalmente, y que posteriormente de muchos de ellos no se registren más
noticias en las fuentes. Por otra parte, se asentaron indígenas que no formaban
parte del listado original.[7]
Además de las familias indígenas y de
los propietarios que dejaban encargados en sus campos, en el lugar se afincaron
una cantidad importante de pobladores criollos y extranjeros, la mayoría de las
veces sin contar tampoco con los títulos de propiedad correspondientes.
Las
dificultades hicieron que la población de Puelches evolucionara lentamente
y que sufriera una importante merma demográfica entre los años 1947 y 1965,
según consta en los censos de población.
Esta merma guarda relación con la
disminución del caudal del Curacó luego de que precisamente en 1947 la
provincia de Mendoza construyera el dique El Nihuil, que redujo el caudal del
Atuel y del Salado. Las frías cifras resuenan con las palabras de doña Felisa “cuando el río no viene, el desierto se
endurece nomá y la vida se hace muy mala.”
Las fuentes citadas por Tarquini
revela que las diversas solicitudes de
los lugareños (regularizar el loteo, autorizar una Sociedad de Fomento o
restaurar el caudal del Salado cercenado desde Mendoza) eran reiteradas desde
1920, pero no encontraban eco en las autoridades correspondientes.
Desde 1937 (antes de bloquear el caudal del
río) se registran pedidos de perforación
para obtener agua potable para la población, que cayeron en oídos
sordos.
Habría que esperar hasta 1943 para
que se regularizara la situación legal y en 1944 el loteo original previsto
para los lotes 33, 34 y 35 quedó delimitado dentro de los lotes 30 y 42
Recién en el año 1965 se llegó a un
arreglo interprovincial para permitir periódicamente el flujo de agua hasta
Puelches.
Tarquini señala que para la década
del ‘40 ya no hay registros de descendientes de los fundadores indígenas
participando en la toma de decisiones de la localidad, aunque formen parte de la población.
Porque la presencia de población
indígena en el lugar es innegable. En el Censo Indígena Nacional de 1966, el
departamento que contaba con mayor
población indígena era el correspondiente a Puelches, aunque solo 20 personas
de las 248 registradas hablasen la lengua indígena.
La Tumba del cacique Ñankufil
Calderón (fallecido en 1912) fue descubierta con mucha dificultad en 1971, en
un cementerio abandonado en medio del monte, a 30 km de Puelches. Actualmente
se encuentra emplazado un mausoleo en forma de punta de flecha, levantado en su
homenaje a la entrada del pueblo.
Hoy Puelches cuenta con 400 habitantes, distribuidos
en el área urbana y rural. Hasta hace unos pocos años la localidad resultaba un
punto aislado en la travesía hacia el alto valle del Río Negro, ya que la ruta
152 se hallaba en pésimas condiciones y ninguna línea de transporte de
pasajeros pasaba por allí.
A partir de las mejoras en la ruta
152 se produjo un mayor tránsito de viajeros desde y hacia la Patagonia, y
pasan por la localidad de Puelches, que se ubica en ambos lados de la ruta. Se
instaló una estación de servicio, algunos paradores, a instancias de pobladores
locales.
Estas reflexiones permiten vislumbrar que la
fundación del lugar vinculado a un asentamiento exclusivamente indígena,
se instaló como un antecedente negativo
en una Provincia en la que los ecos de la “Conquista del Desierto” todavía
buscan acallar al indio, como se mostrará a continuación.
G.3 Contexto provincial. Recuperación
de identidad en espacios antagónicos
Un antropólogo que ha estudiado cómo el uso material del espacio pampeano expresa los sentidos antagónicos que
aún subsisten sobre lo indígena es Rafael Curtoni. El sostiene que la
utilización de monumentos y materialidades para comunicar hechos del pasado de
La Pampa, ha sido una práctica común en el paisaje del área.
Curtoni además pone sobre el tapete
que en un contexto general de demandas de
inclusión social indígena, en La Pampa los monumentos y materialidades
que conmemoran a la Conquista (como el monumento en Victorica o el erigido en
la ciudad capital de Santa Rosa, ver fotografía 8) siguen convenientemente ubicados en lugares públicos estratégicos
(plazas o ingresos urbanos) mientras que los vinculados con grupos nativos
permanecen en las afueras de la ciudad, en sitios alejados de las vías
habituales de tránsito y además muchos de ellos continúan mal emplazados.
Entre los ejemplos citados por Curtoni [8] figura un
monolito, ubicado a orillas de la Ruta, que rememora un acontecimiento ocurrido a varios
kilómetros de allí, y la placa
correspondiente no lo explicita. Otro
descuido similar lo representa el
emplazamiento de un cartel para indicar una “rastrillada” (camino indígena) que
también está mal emplazado, pues el camino nativo se encuentra a varios
kilómetros del cartel indicador y sin
señalizar.
Se trata de materialidades que
expresan sentidos mnemotécnicos trasmitiendo mensajes que solo pueden decodificarse a la luz de las situaciones
coloniales que los originaron y connotan los sentidos del discurso oficial,
resignificando y naturalizando el proceso civilizatorio del exterminio de los
Barbaros y el inicio del Progreso (ver fotografía 9)
Curtoni sostiene que estas prácticas
despliegan la doble dimensión del problema indígena en La Pampa: mediante un
discurso contradictorio, se afirma la existencia del nativo al mismo tiempo que se niega su
presencia. Se trata de sentidos antagónicos de lo indígena que se perciben en
las materialidades dispuestas sobre el espacio, en una poderosa expresión del discurso
hegemónico civilizador (Curtoni, 2004 y 2008).
Estas particularidades acerca de los
sentidos contradictorios del discurso construido en la Provincia de La Pampa,
describen un contexto socio-histórico específico donde los Talleres Participativos como veremos más adelante, permiten a los
lugareños recuperar su propia voz y
salir del anonimato.
H. Patrimonio como legitimación de Identidades
H.1 Antecedentes
En este capítulo se ofrecerá una descripción de los cambios en política
internacional tocante al reconocimiento de la diversidad cultural impulsado por
la UNESCO desde 2002, ya que los cambios que tuvieron inicio en la localidad de
Puelches a partir de ese año y que sustentan esta tesis, fueron posibles en una
coyuntura histórica de ampliación de derechos.
Sin embargo, ya en 1990, se había
aprobado el primer Código de Etica en
el 2do Congreso Mundial de Arqueología realizado en Barquisimeto, Venezuela, y
en el mismo año se promulgó la Ley “Native American Grave Protection and
Reparation Act” (NAGPRA) Ambos
instrumentos jurídicos establecen el reconocimiento de la importancia de la herencia
cultural indígena, incluyendo sitios con arte
rupestre, objetos arqueológicos y
sitios con restos humanos (cementerios indígenas)
La ley contempla que ante la demanda
expresa de las comunidades interesadas, se debe proceder a la repatriación de
los restos humanos y se otros objetos que se relacionen con el pasado nativo,
tratándolos con respeto.
Esto revela que en los últimos veinte
años y especialmente en Sudamérica, ha surgido una renovada conciencia de la
identidad étnica, lo que conlleva una lucha política y demandas de inclusión social
y control de sus recursos.
Es este marco, la cultura material es
importante para otorgar representación física, tangible a conceptos intangibles
como el sentido de pertenencia al lugar.
La forma en que un elemento
patrimonial, -sitio o espacio- es
manipulado, interpretado o recordado ejerce un impacto directo en cómo el Patrimonio es entendido y percibido
localmente. (Guastavino y Berón, 2008)
Desde el punto de vista de los antropólogos,
la recuperación de la Memoria mediante el intercambio en talleres y
entrevistas, permitirían recuperar estas subjetividades vinculadas con los
sitios patrimoniales, tanto las continuidades de los pueblos originarios, como
las disrupciones provocadas por el discurso oficial.
H.2 El largo camino local para
reconocimiento legal de los pueblos originarios
En
la Argentina, la Constitución Nacional del año 1994 establece en su
artículo 41 el compromiso de las autoridades para la preservación tanto del
patrimonio natural como el cultural.
Asimismo, en el artículo 75, inciso
17, se reconoce la pre-existencia étnica
y cultural de las comunidades originarias, se garantiza el respeto a su
identidad y se asegura la participación de dichas comunidades en aquellos
intereses que los afecten.
La Ley Nacional 23.302/85 sobre
política indígena y de apoyo a las comunidades aborígenes, declara la atención
y apoyo a los pueblos originarios para su participación en el proceso
socio-económico y cultural nacional, en un marco de respeto a sus propios
Valores y modalidades, preservando así
sus pautas culturales.
La República Argentina ratificó
mediante la Ley 24.071 el convenio 169 tratado en la Conferencia No 76 de la Organización Internacional del Trabajo
en Ginebra, realizada en el año 1989. En el apartado sobre política general se
hace explícita la participación de los pueblos originarios en las medidas -legislativas o administrativas- que se tomen
reconociendo sus valores y prácticas socioculturales, salvaguardando a las
personas, instituciones, bienes, cultura y medio ambiente de los pueblos
interesados.
Finalmente, en el año 2003 se
promulgó la Ley 25.743, mediante la cual se establece la Protección y
preservación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico como parte integrante
del Patrimonio Cultural de la Nación y el aprovechamiento científico y cultural
del mismo.
Sin embargo estas herramientas
legales, valiosas por lo que representan, carecen en muchos casos de
implementación.
H.3 Convenciones
de protección patrimonial
A partir del año 1965 la
Conferencia sobre Cooperación Internacional hizo un llamado para el
establecimiento de “a trust for the world
heritage that would be responsable to the world community for important natural
and scenic areas and historic sites for the present and the future benefit of
them international citizenry” (Hernandez Llosas 2004:126)
Esta idea se hizo realidad en 1972 con la adopción de la World Heritage Convention bajo el
auspicio de la UNESCO. Cada nación fue libre de unirse o no a este esfuerzo, y
al presente, más de 100 naciones ya son participantes del mismo.
Desde entonces se ha observado un esfuerzo, tanto de la UNESCO
como de otras organizaciones para realizar campañas internacionales para
proteger, salvar y restaurar el patrimonio en general, pero evidentemente esto
no ha sido suficiente.
Hay que tener en cuenta que la inclusión en la World Heritage List no resuelve el
problema de la protección del patrimonio, sino que oficia como mecanismo
incentivador, llamando la atención sobre
los potenciales valores patrimoniales generales que cada país puede tener o
valorar como tales (Hernandez Llosas
2002)
Sin embargo, además de estos esfuerzos de los profesionales
(quienes son los encargados de presentar las solicitudes correspondientes en
UNESCO) para fomentar la protección de sitios, una vez de nuevo sobre el
terreno, los arqueólogos han tenido la oportunidad de observar cómo los valores
locales difieren de los científicos.
H.4 El Patrimonio ¿algo dado? Confusión entre
Herencia y Patrimonio
¿De
qué manera perciben y conciben los habitantes locales registros arqueológicos tales como arte
rupestre, geoglifos o petroglifos?
¿Cómo los integran a su paisaje cotidiano?
¿Es su mirada idéntica a la nuestra como representantes profesionales de la “ciencia”?
Abordar estos interrogantes como condición necesaria para
entender la importancia de los talleres participativos, requiere no solo
describir la preocupación que organismos internacionales como la UNESCO y otros
han manifestado acerca de la conservación del Patrimonio, sino comenzar por entender que lo se entiende por
patrimonio por parte de los juristas y funcionarios oficiales, no siempre
coincide con las creencias locales.
La arqueóloga María Isabel Hernandez Llosas (2002) reflexiona a
partir de una diferencia semántica que el
término inglés unívoco para “heritage”
suele ocultar:
“When defining “archaeological heritage” many scholars and politicians
…perceive the “archaeological record” as “heritage”, although they only recognize the scientific values. The dominant ideology ignores the basic
definition of heritage which requires a group of people to recognize
something as their own. Only then does the concept of heritage come into
play as a social value….In doing so, they
are falling to recognize the importance of traditional knowledge, local
values and the points of view of the
community.”(Hernandez Llosas 2004:148, subrayado es mío)
Hernandez Llosas está planteando la necesidad de que los
funcionarios oficiales tomen en cuenta las creencias locales y los vínculos
construidos localmente con determinados espacios, ya que hay una diferencia
entre la identificación de un objeto
como propio, y recibir algo del pasado que requiere
ser reconocido como propio:
“La noción de patrimonio
aparece históricamente cuando un individuo o grupo identifica como
propios un objeto o conjunto de objetos… (mientras que) para referirse a
aquello que se recibe del pasado se
utiliza el término de herencia
(Hernandez Llosas 2002:127)
Además, así como toda herencia requiere ser aceptada por sus
beneficiarios, también tienen todo el derecho a cuestionarla y hasta rechazarla.
La ideología dominante suele pasar por alto que reconocer como propios
determinados espacios por parte de muchos grupos involucrados requiere también
consentir el contexto de sometimiento y persecución ideológica colonial que
suele estar vinculado con esos espacios, por lo que no debería llamar la
atención la reticencia local en identificarse con un pasado de opresión.
Tal como lo demuestran los hechos, la hegemonía del saber
científico que estuvo detrás de las evaluaciones para incluir determinados
sitios en la Lista de la UNESCO, no siempre coincide con los valores locales
tocante a esos mismos lugares.
Esto sencillamente significa que lo que es Patrimonio para la
ciencia puede derivar en una Herencia cuestionada para la comunidad local.
H.5 Ciencia y creencias locales
Estos aspectos diferenciales entre patrimonio científico y creencias locales
fueron observados en el terreno por Pablo Cruz, quien llevó a cabo una encuesta
etnográfica tanto en Laguna Blanca (2003 y 2004 en Catamarca, Argentina) como
en distintos lugares de Potosí (1996-2000 en el Departamento de Potosí,
Bolivia).
Cruz pudo constatar que, a pesar de
la distancia geográfica y las diferencias socioculturales entre las regiones,
las entrevistas “revelan la existencia de
un substrato cognitivo común”, que prioriza la selección emotiva de
creencias y recuerdos por sobre la incorporación integral del discurso de la
ciencia (Cruz 2006 y 2002).
El estudio le permitió concluir que
sencillamente la población local “no
tiene una visión patrimonial del
pasado arqueológico” o al menos no la misma que los arqueólogos. Por
ejemplo, en el caso de Laguna Blanca, los habitantes reconocen que vestigios como aleros locales
de arte rupestre son el testimonio de hombres de otra época, mientras que ellos
mismos se consideran argentinos y cristianos, nunca indígenas y menos
descendientes de los productores del arte rupestre local. [9]
Esta investigación entonces le
permitió a Cruz reconocer la brecha entre la percepción local tocante a los
sitios arqueológicos, mayormente vinculada con creencias particulares
heterogéneas, que difieren del discurso homogéneo y hegemónico de la Ciencia.
“Este resumido ensayo, donde se abordaron algunos aspectos de la manera
en la cual los habitantes locales perciben y conviven con los sitios arqueológicos nos enfrenta con … tratar de articular, en una
relación equilibrada, el conocimiento científico con la percepción local.
“Por más que nos encontremos convencidos de la validez de nuestro
trabajo, sería importante contemplar que la lectura arqueológica no es más que
una forma de ver y entender el mundo, una entre tantas otras.” (Cruz 2006:44 y
45)
Este fenómeno de memorias locales que reinterpretan y
cuestionan la hegemonía del saber científico [10] fue abordado también por la arqueóloga Ferraro con respecto a
una comunidad cercana al Campo de Talampaya, provincia de La Rioja (Ferraro
2010 a)
El parque nacional
Talampaya posee un reconocimiento por parte de la UNESCO que lo ha declarado
como Sitio del Patrimonio Mundial junto con el Parque Nacional de Ischigualasto,
provincia de San Juan. En la zona de influencia del parque se encuentra la
localidad de Pagancillo, cercana a la Puerta de Talampaya:
(Los lugareños
establecieron una) “relación de retroalimentación con los científicos y los
pobladores comenzaron a apropiarse y a
reinterpretar los conocimientos que se desarrollaban en el seno de esas
disciplinas… Sus iniciativas con respecto al lugar los llevaron a desarrollar actividades turísticas en
la zona. Así, los “baqueanos” de los científicos se convirtieron en los
primeros guías de visitantes del lugar, y también en maestros de guías: sus
hijos y nietos. Estos establecieron una cooperativa y asociación de guías del
sitio. Actualmente son los únicos autorizados… a conducir grupos de visitantes.
(Sin embargo) de un diagnostico
preliminar se obtuvo la idea de que los pobladores habían aprendido y reinterpretado de manera sui generis algunas nociones
de arqueología que fueron trasmitidas de padres a hijos y nietos… Algunos de
los contenidos que transmitían a los visitantes carecían absolutamente de
verosimilitud.”
“El resultado más
estremecedor y que ha servido como disparador para la elaboración de este
trabajo ha sido que sobre la evaluación de uno de los carteles interpretativos (diseñados por arqueólogos profesionales
informando que la ejecución de arte rupestre se extiende en el lugar desde 2500
AP hasta 100 AP, donde éstos últimos refieren a las marcas de los arrieros del
lugar, en muchos casos antepasados directos de los guías [11]) los guías comentan
que el cartel está mal escrito y que las últimas ejecuciones pertenecen a
1000 AP….Eso definitivamente muestra un proceso de apatrimonialización [12] con respecto a las representaciones de marcas de ganado
que sus propios abuelos realizaron sobre las rocas del lugar… Esa valoración se contrapone con el relato
constituido por la Ciencia”
“Los lugares de memoria
son estructuras de recuerdo para la identidad de los grupos… La Identidad puede
predisponer a la selección de
ciertos aspectos del pasado… Observamos que… las representaciones artísticas de sus propios abuelos… no son
seleccionadas o se prefieren olvidar.” [13]
“Vimos cómo la Ciencia
patrimonializa las representaciones de marca de ganado, mientras que la
comunidad las ignora como tales… Es
necesario no desestimar estos procesos… que las comunidades locales
desarrollan.” (Ferraro 2010 a:
210,211 resaltado es mío)
Esta
tendencia creciente a reconocer la particularidad de los procesos locales de
memoria se inserta en un contexto
internacional fomentado por la Declaración Universal sobre la Diversidad
Cultural, presentada por la UNESCO en
2002 como “un paradigma nuevo” Esta declaración “eleva la diversidad cultural a la categoría de patrimonio común de la
humanidad” y uno de los objetivos trazados en la misma consiste en “Elaborar políticas culturales que promuevan
los principios inscritos en la presente declaración”
En este marco de inclusión y respeto a las autonomías
locales, en el año 2002, la Administración de Parques Nacionales de la Argentina,
elevó el proyecto conocido como MRC
(Manejo de Recursos Culturales) que consiste en una estrategia para poner en
práctica el cuidado comunitario del
Patrimonio Natural y Cultural, y requiere de su puesta en conocimiento mediante
Talleres Participativos.
H.6 El Proyecto de manejo participativo del Patrimonio
En los párrafos anteriores se han
realizado consideraciones sobre la práctica social de antropólogos, quienes en
su contacto con las Comunidades como parte del manejo de Sitios con Arte Rupestre, han tenido oportunidad de
observar cómo los procesos locales de memoria
tienen incidencia directa sobre el reconocimiento Patrimonial de los Sitios
mencionados. (Podestá, 1997; Ferraro
2004 y 2010 b)
Desde el proyecto “El manejo
participativo del patrimonio como clave para el desarrollo cultural” se han
propuesto Talleres Participativos abiertos al público con el propósito
de que las Comunidades alcancen un empoderamiento de los sitios con arte
rupestre incluidos en su territorio junto con un desarrollo cultural. (Ferraro,
2009)
Estos Talleres, propuestos y
organizados desde la Administración de Parques Nacionales, (APN) han sido llevados a cabo por lo tanto en
aquellas comunidades cercanas a los Parques Nacionales de la Argentina y a su vez considerados parte del Patrimonio Natural y
Cultural de la Humanidad.
Los autores del proyecto propuesto
por la A P N sostienen que:
“El Modelo (que proponemos) apunta a la gradual y progresiva recuperación de la participación
comunitaria en la toma de decisiones, interrelacionada con el desarrollo de la percepción y la
construcción del pasado y del sentido del lugar.” (Molinari y Ferraro,
2005:3)
Ferraro reconoce que este proyecto “nos
ha enseñado que no solo … se buscarán alternativas económicas en torno a los
recursos culturales … sino también … un fortalecimiento
de la identidad a través de espacios
donde la gente pueda definirse (y) establecer la historia en común” (Ferraro 2009:239)
Las experiencias llevadas a cabo en
distintos lugares del país “permiten
afirmar que se pueden alcanzar resultados
disímiles según la realidad local” según palabras de sus coordinadores.
(Ferraro 2009:238)
Una de las primeras experiencias con
talleres participativos fue llevada a cabo en Gobernador Gregores, Provincia de
Santa Cruz, y luego en el 2002 se iniciaron en Puelches, provincia de La Pampa. Los talleres de Gobernador Gregores dejaron de funcionar en 2005, habiendo
cumplido parcialmente con los objetivos (Ferraro 2009).
Si los talleres de Gregores dejaron
de funcionar al poco tiempo y los de Puelches llevan más de diez años, ¿es posible rastrear los factores
diferenciales que pudieron haber conducido al éxito? Se trata de una respuesta
que este trabajo trata de dilucidar.
Este Proyecto Nacional de manejo
participativo del Patrimonio, se inserta a su vez en un marco de creciente
reconocimiento sobre Derechos de la Diversidad Cultural, el cual se viene desarrollando desde hace más de veinte años.
Por lo tanto, después de haber sintetizado las
transformaciones a nivel internacional, sería conveniente regresar a la región
y repasar lo que ocurrió localmente, con el propósito de relacionar
convenientemente los Talleres Participativos
llevados a cabo en Puelches con el contexto socio-histórico donde estos talleres son insertados, y evaluar los
cambios observables.
Sin embargo, pese al contexto de
cambio internacional, en la actualidad
los descendientes de los fundadores indígenas de Puelches no participan aún en
la toma de decisiones de la localidad,
lo que puede ser otro indicio del largo proceso de invisibilización de
lo indígena en La Pampa, donde los ecos de la “Conquista del Desierto” todavía
resuenan
H.7 Puelches y el Parque Nacional
Lihue Calel
A partir de la década del ’90 el
Ministerio de Bienestar Social de la Provincia, implementó un programa para que
la localidad de Puelches se apropiara del Parque Nacional Lihue Calel para
funcionar como centro para las delegaciones de turismo. Por otra parte, el
desarrollo de los talleres participativos implementados a partir del año 2002
en todo el país, ha sido documentado y asentado en las Actas correspondientes.
Se sigue que el seguimiento de las actas de los talleres de Puelches permitirá
observar una diferencia entre la búsqueda de desarrollo sustentable local y el
reconocimiento de la herencia patrimonial como propia, algo que analizaré más
adelante con más detalle.
No obstante, recordando que el
proyecto de los talleres tuvo como principal objetivo el empoderamiento de los
recursos por parte de las comunidades cercanas a los Parques Nacionales
distribuidos por todo el territorio, entonces el Parque Lihue Calel cercano a
Puelches, merece una breve descripción a modo de introducción al espacio local.
El Parque Nacional Lihue Calel,
creado en 1977 (decreto Ley N°609/77) cuenta son una superficie de 9901
hectáreas y está bajo la Administración de Parques Nacionales. El parque es
considerado un “oasis en medio de la pampa seca”: hay vegetación en medio de la
aridez, así como flora y fauna típica del lugar. Arroyos estacionales hacen
posible que la vida renazca cada año. Pero lo que singulariza al lugar es el
recuerdo de los pobladores que lo habitaron hace muchos años, ya que la zona
atesora un cementerio indígena y gran número de paneles con pinturas rupestres (Ver foto 10) [14]
Se contempla la transferencia de
resultados de la investigación arqueológica a un Museo del Sitio, que dé a
conocer al público las costumbres funerarias, y la caracterización
bioarqueológica de los individuos enterrados allí. (Guastavino y Berón, 2008) Con
relación al sitio Chenque I, Marina
Guastavino y Mónica Berón comparten:
“Teniendo en cuenta… el valor científico (y simbólico) del sitio… (se) comenzaron
a desarrollar una serie de acciones
horizontales y participativas”(Guastavino
y Berón 2008:7)
Las arqueólogas citadas tuvieron una
participación activa en los primeros talleres de Puelches, compartiendo los
datos relevados de su investigación en el lugar, como se observará al momento
de abordar el contenido de las actas de los talleres mencionados.
Por otra parte y con relación a los
sitios con arte rupestre próximos a Puelches, el alero Valle de las Pinturas,
es el único recurso cultural del Parque Lihue Calel difundido al público
mediante un sendero de interpretación
cultural desde julio de 1997 (Ver foto 11)[15]
El mismo presenta un guión interpretativo formado por una
serie de descripciones que acompañan a las pinturas e invitan al visitante a
reflexionar acerca de cómo vivían y qué actividades desarrollaban los antiguos
habitantes del lugar (Ferraro 2004).
En la puesta en valor interpretativo
de los recursos culturales del Lihue
Calel el proyecto original apuntaba a crear un acercamiento
interactivo con el pasado utilizando los elementos naturales y culturales del
paisaje. De la misma forma, los arqueólogos han planteado la necesidad de un manejo
adaptativo que fuera capaz de minimizar los riesgos de deterioro, y anticipar
las consecuencias no previstas que
resultan de las visitas a los espacios del paisaje local.
H.8 Interrogantes que emergen del contexto
local
¿Qué decisiones tomarán los
pobladores de Puelches con respecto a lo que la ciencia revela tocante a los
registros arqueológicos del Parque Nacional Lihué Calel? ¿Confirmarán el
supuesto que se ha construido en la
provincia de que “los indios son unos vagos y no les gusta trabajar”?
En definitiva: El patrimonio cultural
asignado del Parque Lihué Calel, ¿será
asumido como patrimonio o como herencia
a cuestionar?
Con estas preguntas en mente, es hora del análisis de diez
años de talleres participativos tal como han sido publicados en actas
[1]
El recorrido de este capítulo, que incorpora los trabajos publicados de
historiadores y arqueólogos, en tanto empleen métodos vinculados con las
ciencias sociales, permitirán su incorporación al contexto integral de mensajes
comunicativos vinculado a la localidad de Puelches.
[2]Estos
y otros datos vitales para entender el
contexto de esta comunidad han sido compilados por la historiadora Claudia
Tarquini (Tarquini 2009)
[3]
Esta Ley dictada el 2 de octubre de 1884 bajo la presidencia de J.A. Roca fue
conocida como “Ley del Hogar”. Facultaba al Gobierno para donar (?) tierras
conquistadas durante las campañas militares a fin de promover la agricultura.
Aunque se debían entregar a aborígenes y gauchos de escasos recursos, su
aplicación práctica se vio dificultada
por Terratenientes y otros grupos de
poder que respondían a sus propios intereses.
[4]
Se exigía el cultivo y producción de los lotes de tierra adjudicados.
[5]
Fotos de aborígenes puelches y condiciones del terreno en álbum anexo al final.
(ver más en Sixto 2011)
[6] La historia muestra que
J.M. de Rosas había iniciado una política de negociación pacífica con
los indios a partir de 1820. Aunque durante mucho tiempo se catalogó a los “indios amigos” como traidores
a su raza …Hay que tener presente
que los grupos indígenas que habían tomado la opción de asentarse bajo el
control hispanocriollo lo hicieron en un contexto
de alta presión (y) hostigamientos.
… (sumado al) impacto de perder miembros de su comunidad cuando concurrían a
las guarniciones fronterizas para retirar raciones pactadas y eran presos o directamente asesinados. (En medio de estas difíciles condiciones)
es muy probable que el único refugio
fuera instalarse bajo el control hispanocriollo” (Tarquini 2009, páginas 38
y 39)
[7]
Ver mapas y fotos del lugar en álbum anexo al final.
[8]
Más fotos registradas por Curtoni (2004
y 2008) en álbum anexo al final ( páginas 195 y 196)
[9]
Ver fotos de los sitios con arte rupestre
relevados por Cruz en Laguna Blanca (Catamarca) y en el sur de Bolivia
en anexo al final (página 197)
[10]
Tanto las observaciones de Ferraro como las de Cruz guardan correspondencia con
lo que observaron Durkheim y Mauss respecto a la prevalencia
de valores emocionales en las clasificaciones domésticas, y justifica
suficientemente su incorporación en el análisis sistémico de los procesos
sociales.
[11]
Podestá y Rolandi (2003), cfr por Ferraro (2010 a)
[12]
Ferraro articula los conceptos elaborados por J. Candau quien describe el desarrollo de procesos locales denominados como patrimonialización y
apatrimonialización de sitios vinculados
a la Memoria.( ver Candau 2002)
[13]
Ver marcas de ganado pintadas en la roca
tal como fueran registrada por Podestá (2007) en álbum anexo al final, junto
con imágenes de Petroglifos del Parque Nacional Talampaya (página 198)
[15]
Más fotos del Parque Nacional Lihue Calel
en álbum anexo al final.(páginas 187-194)
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