Buscar este blog

jueves, 19 de noviembre de 2020

Alfred Haddon y el Clima Intelectual de 1898

 

Facsímil de las Notas Naturalistas realizadas por Alfred Haddon (1855-1940) durante su viaje a las islas de Coral en 1888. 
Haddon quedó prendado a tal grado del paisaje y la vida cotidiana de los grupos nativos, que fue motivado a organizar una Expedición Científica autofinanciada que cuestione con datos fiables y objetivos, los supuestos sobre la inferioridad intelectual de todo grupo nativo.
lamentablemente, los datos obtenidos durante la mítica Expedición de Cambridge de 1898 fueron relegados al olvido durante décadas, y recién fueron validados mucho tiempo después.


Hola amigos. 

En esta oportunidad los invitamos a conocer un poco más que el papel el Naturalista y Antropólogo Alfred Haddon tuvo en el impulso de la profesionalización de la Antropología, para lo cual debemos adentrarnos un poco más en el clima intelectual de la época.


Alfred Haddon y el Clima intelectual de 1898 

Con el propósito de reflexionar sobre la pertinencia y contribución de modelos visuales para el análisis antropológico, recordaremos cómo las particularidades de la toma y registro de los datos desarrollada durante la Expedición de 1898, facilitó el descubrimiento de nuevas perspectivas en Antropología.

Muchos consideran que la Expedición Antropológica de Cambridge al Estrecho de Torres, dio el fundamental puntapié inicial hacia el trabajo de campo [1] como marca registrada de todo antropólogo profesional.

Antes de eso, los Estudios antropológicos consistían en una suerte de especialización en Etnografía, abierta a todas las profesiones. Por ello, toda una generación de protoantropólogos abogados, como Maine, Morgan, Bachofen y Tylor, habían dejado huellas profundas en el estudio de las formas de familia y propiedad de los diferentes pueblos. [2] Sin embargo, en un clima intelectual marcado por los avances científicos,[3] la generación que forjó la transición de una antropología de gabinete a una antropología fundamentada en el trabajo de campo, fueron principalmente naturalistas y médicos.[4] (Palerm, 1974; Korsbaek, 2014)

La Expedición Antropológica de Cambridge al Estrecho de Torres, fue producto de la pasión del naturalista Alfred Haddon (1855-1940) quien la organizó y al regreso se encargó personalmente de la publicación de los datos obtenidos desde 1901 hasta 1935, poco antes de su muerte. (Haddon et al, 1901-1935) Como naturalista antropólogo, había realizado previamente una expedición al Estrecho de Torres en 1888, y a su regreso, se empeñó en impulsar un proyecto multidisciplinario que fundara la antropología profesional en su más amplio sentido. Con mucha paciencia, logró convencer a otros investigadores provenientes del ámbito de la zoología, medicina, psicología, musicología, lingüística y fotografía para autofinanciar la expedición: William H.R Rivers, William McDougall, Charles Myers, Chris Selignam, S. Ray y A. Wilkin.

El objetivo general que Haddon tenía en mente como alma mater de la mítica expedición, consistía en estudiar científicamente las características particulares y universales de la percepción y memoria nativa.

El cuidado en la selección y diseño de los elementos que permitieran obtener el registro más fidedigno posible de la geografía humana, sumió a sus miembros en el desarrollo de métodos avanzados de registro. Haddon, quien en su primer viaje de 1888 había nutrido sus diarios con abundantes dibujos naturalistas, (Figura 2) recurrió al recién inventado cinematógrafo y grabaciones en cera de voces locales además de la fotografía, para registrar fielmente a los nativos, actuando como pionero en la orientación visual en antropología. [5] William Rivers, (1864-1922) otro de los pujantes innovadores en antropología, fue desarrollando sobre terreno un método original de registro de datos genealógicos y perceptivos, fácilmente accesibles con la ayuda de un traductor, que representa los inicios de una Antropología de las Percepciones que definen la construcción de la realidad cotidiana.

Sobre las posibilidades del método genealógico en Antropología [6] Rivers publicó lo siguiente:

“Otros ámbitos que permiten la aplicación del método genealógico, introducen el estudio de los muchos problemas que, aunque fundamentalmente biológicos, siguen teniendo gran importancia sociológica…La combinación de la medición física[7] con el uso del método genealógico proporciona una masa de materiales para el estudio de los problemas de la herencia (genética)… El método hace posible resolver de manera muy completa la forma de herencia de condiciones como el daltonismo y el albinismo, que se presentan en distintas proporciones en la mayor parte del mundo.” (Rivers, 1910; cursivas y paréntesis añadidos)[8]

La novedad propuesta por Rivers consistió en la presentación de un esquema general que disponía de casilleros en blanco para disponer de modo multilineal los vínculos de parentesco. [9] Además, cada casillero permitía añadir junto con los datos de filiación los datos de la percepción de cada individuo. (Figura 3a). El método fue presentado como una herramienta para asentar ordenadamente la enorme masa de datos obtenidos con una economía de recursos que se alejaba de la farragosa descripción discursiva en notas de campo. Estaba claro para los integrantes de la Expedición, que los datos merecían su análisis posterior, como corresponde con toda descripción etnográfica.

El desarrollo “in situ” del método, permitió que Rivers y sus auxiliares establecieran con posterioridad, regularidades y relaciones entre los grupos nativos que siquiera imaginaban al principio de la Expedición. Los datos primarios obtenidos sobre vínculos de parentesco, percepción y memoria nativa permiten resumirse de la siguiente forma:

-Los nativos contaban con una memoria de carácter robusto para recitar genealogías complicadas.                                                         

-Se observó que el sentido del tacto nativo era el doble de sutil que el europeo, mientras la sensibilidad ante el dolor apenas llegaba a la mitad.                                                                           

–Se comprobó que la agudeza visual de los nativos era idéntica a la de los europeos, luego de invitarlos a participar en diferentes pruebas experimentales.

-La susceptibilidad ante las ilusiones ópticas y la discriminación y cromática, fue evaluada mediante el uso de diferentes tarjetas de colores de Rothe.

-El registro de percepción de colores más acotado lo presentaba el pueblo de Seven Rivers, con términos para rojo, blanco y negro. Le seguían los Kiwai, con términos para el rojo, amarillo y quizá verde. Finalmente, los isleños de Murray ofrecían términos para describir el rojo, amarillo y verde, y un término prestado para azul.

De regreso a Cambridge, analizar las regularidades en la disposición visual de los elementos registrados según el método genealógico de Rivers, permitió a los miembros de la expedición concluir que las percepciones visuales de cada grupo nativo se movían en un continuum lumínico que avanzaba de las longitudes de onda larga a las cortas. Esto es: de percibir y elaborar términos propios para el rojo, el negro y el blanco, se avanza para percibir el amarillo, el verde y finalmente el azul. Nunca en orden inverso, todo un hallazgo para la época. (Haddon et al, 1901; Reynoso, 2004)

El Grupo descubrió, además, que las percepciones visuales a las que cada miembro prestaba atención, dependían de la cultura y necesidades adaptativas de cada grupo. Estas formidables conclusiones, olvidadas en los sótanos de Cambridge, se anticiparon por décadas a estudios publicados en 1969 (Haddon et al, 1901; Berlin & Kay, 1969) Lamentablemente, representaban hallazgos que chocaban con el paradigma sobre la superioridad europea de entonces, y fueron fuertemente cuestionados, al igual que la aplicación del método genealógico para realizar inferencias sobre el carácter determinante de las percepciones en la cultura, la memoria y conducta adaptativa local. [10]

Recordamos que la expedición había sido marcada en sus inicios por un fuerte rasgo positivista (no hay que perder de vista que el propósito original que Haddon tenía en mente era la organización de un equipo interdisciplinar para la recolección científica de datos “in situ”). Lo cierto es que la experiencia sobre terreno fue transformando a sus participantes dejando al descubierto casi todos los temas que posteriormente dominarían en las décadas por venir los objetivos antropológicos, mientras marcaba el comienzo de la relevancia del trabajo de campo en la academia británica. Con respecto a las percepciones de los investigadores miembros de la expedición, Reynoso concluye:

“Las prolijas observaciones y los cuidadosos diseños estratégicos llevados a cabo en ese estudio todavía modélico, contribuyeron a desacreditar la leyenda de la superioridad sensorial del salvaje, correlativa, desde luego y a título de justa compensación, de su ostensible inferioridad intelectual… Después de divulgados los resultados de la investigación … los nativos dejaron de ser individuos cercanos a la naturaleza y la vida animal y mostraron una forma de adaptación a su entorno que no podía llamarse sino inteligente” (Reynoso 1993:18; cursivas añadidas) 

Estaba claro que, en cada miembro de la expedición, la experiencia vivida había transformado profundamente cualquier supuesto previo sobre la superioridad intelectual del hombre europeo. Pero también era cierto que las regularidades observadas sobre percepción y memoria nativa, derivadas de una metodología novedosa, chocaban de frente con el paradigma de la superioridad europea, por cuanto tal paradigma resultaba funcional a procesos de explotación imperial de recursos coloniales.

Quizás por eso, no debiera extrañar que los avances realizados respecto del carácter adaptativo de las percepciones nativas, quedaran cajoneados y relegados en los archivos de Cambridge, pese a los esfuerzos de Haddon y Rivers para sistematizarlos, donar archivos enteros para consulta e investigación (Figura X) o invitar a otros científicos de Cambridge a contrastar experimentalmente los datos obtenidos durante la Expedición. [11]

La aplicación del método genealógico [12] en pocos años quedó limitada al registro de vínculos de parentesco como regulador de las relaciones sociales, políticas y religiosas de los pueblos nativos que siguió caracterizando la antropología británica. Discípulos de Rivers diseñaron con posterioridad símbolos neutros para sustituir los casilleros originales que ubicaban “nombres concretos” (Figura 3b; Rivers, 1906: 11 y 12). De este modo, un método objetivo para registro subjetivo con perspectivas multidimensionales de análisis tan promisorias en principio, quedo finalmente restringido a mero cuadro sinóptico de la genealogía local.

Como consecuencia de este “pecado de origen” en la antropología británica, hasta el día de hoy, cualquier metodología que organice datos transdisciplinares de modo multidimensional, suele generar sospechas entre los amantes de la observación participante en territorios lejanos, [13] para quienes un antropólogo se define básicamente por la producción de Etnografías a partir de Notas de campo, cuyos datos han sido cuidadosamente registrados en la libreta correspondiente y luego vertidos con lógica lineal en un texto escrito (Stocking, 1993) [14]

Mientras tanto, en el ámbito local, la milenaria tradición que prioriza el Trivium y excluye el Quadrivium en Ciencias Sociales, expresaba su continuidad, y muchos de quienes ingresamos a la carrera de Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), aprendimos en principio a familiarizarnos con los métodos cualitativos y las etnografías clásicas. Sin embargo, unos pocos, en algún momento de la carrera, hemos respondido al desafío de salvar el abismo entre “las dos culturas” de Snow, mediante sostener que los mismos datos de campo constituyen el material básico para elaborar tanto un texto etnográfico como un modelado que organice con determinada jerarquía visual términos provenientes de diferentes disciplinas. Consideramos que tanto uno como otro resultan válidos en Antropología en la medida que permitan la integración de los datos obtenidos, en procura de su posterior análisis cualitativo y a la vez exhaustivo de la identidad local.

Bibliografía:

BARLETT, Frederic. (1932) Remembering. Cambridge: University Press. 1995

BERLIN, Brent y Paul KAY (1969). Basic color terms: Their universality and evolution, Berkeley: University of California Press.

CAROZZI, Maria Julia, Maria Beatriz Maya y Guillermo Magrassi (1991) Conceptos de antropología social. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina

DAVINSON Pacheco, Luis G. (2007) “Una mirada al método genealógico y un ejemplo de su aplicación en un pueblo de Tlaxcala, México”. En: Familia y Diversidad en América Latina. Estudios de casos. (comp. D. Robichaux) Buenos Aires: CLACSO.

DAVINSON Pacheco, Luis G. (2007) “Una mirada al método genealógico y un ejemplo de su aplicación en un pueblo de Tlaxcala, México”. En: Familia y Diversidad en América Latina. Estudios de casos. (comp. D. Robichaux) Buenos Aires: CLACSO.

HADDON, Alfred C., William H. RIVERS, Carl G. SeligmanCharles S. MyersWilliam McDougall, et al. (1901) Reports of the Cambridge Anthropological Expedition to Torres Strait (1901-1935) 6 t. Cambridge: University Press, 1901-1935.

HARPER, Peter S “William Bateson, human genetics and medicine” Human Genetics 118 (141)

KORSBAEK, Leif (2014) “W.H.R. Rivers: médico, psicólogo, etnólogo y antropólogo británico, y en todo carismático”.  Revista Cuicuilco 59: 41-64.          

PALERM, Angel (1974) Historia de la etnología (1) Los precursores. México: Ed. Alahambra Mexicana.

PALERM, Angel (1976) Historia de la etnología (2) Los evolucionistas. México: Ed. Alahambra Mexicana. 

PÉRGOLA, Federico y OKNER, Osvaldo (1986) Historia de la Medicina. Desde el origen de la Humanidad hasta nuestros días. Buenos Aires: EDIMED.

REYNOSO, Carlos (1993) De Edipo a la máquina cognitiva. Introducción crítica a la antropología psicológica. Buenos Aires: El Cielo por Asalto

REYNOSO, Carlos. (2004) “Antecedentes. Expedición al Estrecho de Torres/ Barlett” Seminario de Ciencia Cognitiva y Antropología del Conocimiento. FFyL/UBA.

RIVERS, William Halse R. (1910) “El método genealógico” American Sociological Review 3: 1-11. Traducción de Leif Korsbaek.

RIVERS, William H. R. (1906) The Todas. Nueva York: MacMillan.  

ROCKWELL, Elsie (2009) La experiencia Etnográfica. Historia y Cultura en los procesos educativos. Buenos Aires: Paidós.

SALVETTI, Vivina Perla (2015) “De la Ética a la Genética de los afectos: Aportes novedosos de las Neurociencias para el abordaje de procesos sociales” Ponencia. XI Jornadas de Sociología. Coordenadas contemporáneas de la sociología: tiempos, cuerpos, saberes. http://repositorio.filo.uba.ar:8080/xmlui/handle/filodigital/2942

 

STOCKING, George (1993) “La Magia del Etnógrafo. El trabajo de Campo en la antropología británica desde Tylor a Malinowsky”. En: H. Velazco, J. García Castaño, y A. Díaz de Rada (comps) Lecturas de Antropología para educadores. Madrid: Trotta. pp. 43-93

 

Otras Fuentes de consulta:

SALVETTI, Vivina Perla (2016) “Imágenes Etnográficas Pioneras. Expedición  Antropológica de Cambridge (1898)” Vídeos de los films originales y documentos fotográficos en el Blog: https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2016/11/imagenes-etnograficas.html

 

“La Expedición Antropológica Cambridge y el Método genealógico” (2020) imágenes para descargar de la Expedición asi como del método genealógico de  W H R Rivers tal como fue publicado y sus usos propuestos

https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2020/09/la-expedicion-antropologica-de.html

 

 



[1] El uso del término fue impulsado por Alfred Haddon.

[2] Las teorías evolucionistas paulatinamente se hicieron etnocéntricas. Se comenzó a imaginar a la civilización occidental y al hombre europeo como la expresión más alta de una evolución biológica y cultural entendida como etapas de progreso lineal. Se desvaneció por completo la atención que precursores de la etnología habían dedicado a las particularidades de las culturas del resto del mundo, que dejaron de ser abordadas en sus propios términos. (Palerm, 1974) En cambio, renació el interés por el derecho comparado, mientras Herder atacaba el Racionalismo burgués y sus esfuerzos deliberados por reducir las culturas europeas a un común denominador expresado en el código de Napoleón. Una vez impuesto el Código en Francia, provocó reacciones y resistencias jurídicas en las naciones sometidas que debían incorporarlo. En ese contexto, el jurista suizo Johann Bachofen (1815-1887) comenzó a interesarse en derecho romano, y se familiarizó con mitos y símbolos del mundo clásico. En El derecho materno (1861) aspiró a demostrar que la familia nuclear, monógama y patriarcal, impuesta por el Código de Napoleón, no representaba un hecho “natural y universal” ni tampoco la única forma concebible como institución familiar estable. Bachofen sostenía que hubo un estadio sin familias organizadas, que luego fueron evolucionando desde el derecho materno hacia el régimen patriarcal. Bachofen también relaciona las formas de parentesco con todos los demás aspectos de la sociedad y la cultura, incluso la organización política y económica, y formas de propiedad. Un discípulo de Bachofen, Giraud-Teulón, pasó a colaborar con Durkheim, cuya teoría sociológica ejerció gran influencia en los objetos y métodos de la antropología británica, centrados en la organización social, a principios del siglo XX. (Palerm, 1976)

[3] En el ámbito de la Física se estaban realizando notables avances conceptuales, que habrían de influir en la mentalidad científica de la época. Por citar algunos: en Geometría, Bernard Riemann (1826-1866) distingue entre lo infinito y lo ilimitado. Herman Helmhotz (1921-1894) cirujano militar, se convirtió en uno de los físicos más eminentes de su tiempo: estudió el sonido, anticipo las oscilaciones electromagnéticas, consolidó el principio de la conservación de la energía y la asoció con el principio de la mínima acción de la mecánica clásica. Poco tiempo después, Rodolfo Classius y William Thomson desarrollaron los principios de la termodinámica: Classius (1822-1888) analizó las características de la energía térmica y aclaró matemáticamente el concepto de entropía, y Thomson (1824-1907) se interesó por los fenómenos termoenergéticos del cosmos y la física solar. Mientras tanto, los fenómenos electromagnéticos estudiados por Faraday eran cimentados por las elegantes ecuaciones de Clarck Maxwell (1831-1879) y luego demostrados por Henrich Hertz (1857-1894) cuando produjo ondas eléctricas y demostró su coincidencia con ondas lumínicas. (Pérgola y Okner 1986: 338)

[4] Los avances mencionados en el mundo de la Física y el movimiento del Universo, fueron la punta de lanza en otros campos científicos. Las claras y elegantes ecuaciones de Maxwell sobre el carácter electromagnético de la luz, abrían toda una serie de interrogantes en el mundo de la óptica, del que Rivers como médico y psicólogo experimental no estaba exento. Además, es probable que en Cambridge tuviera conocimiento de los avances de William Bateson (1865-1926) en la defensa y recuperación de los conceptos publicados por Gregory Mendel en 1865 respecto de la transmisión biológica de caracteres, así como de su discusión con el holandés Hugo de Vries, quien trató de apropiarse sin éxito la autoría de los poco difundidos conceptos mendelianos. Bateson (padre de Gregory) fue el autor del término Genética que define la ciencia de la herencia y la variación, e introdujo términos tales como homocigoto, heterocigoto, y alelo. William Bateson fue muy crítico de la concepción exclusivamente cromosómica de la herencia, y defendió una teoría saltacionista de la evolución, en oposición a la teoría gradualista propuesta por Charles Darwin. Sus investigaciones brindaron enormes aportes en Medicina al conocimiento de la hemofilia, corea de Hunginton, albinismo, entre muchas otras condiciones hereditarias. Todas estas discusiones eran conocidas en Cambridge y estaban en danza al momento de preparar la Expedición, por lo que pudieron haber impulsado los avances implementados durante la misma. (Fernandez, 2010; Harper, 2005)

[5] Los primeros films etnográficos realizados por Alfred Haddon en 1898, están aptos para su exhibición luego de más de 100 años, al igual que las grabaciones en cera de las voces nativas. Relegados durante décadas en los depósitos de Cambridge, no fueron exhibidos en su día, quizás debido a la ausencia de un marco teórico que justificara su validez (Salvetti, 2016, Otras Fuentes)

[6]  Recordamos que los registros de genealogía vertical son tan antiguos como universales (Davinson, 2007)

[7]  Rivers se está refiriendo a las mediciones antropométricas habituales en los estudios de la época.

[8] En el contexto de efervescencia multidisciplinar propiciado en Cambridge, W. H. R. Rivers no fue el único científico formado para promover la íntima relación entre varias disciplinas, pero muchos consideran que es, por mucho, el más importante y uno de quienes más atrajo la atención en intentos posteriores para reescribir la Historia de la Antropología. El presente trabajo procura asimismo que Alfred Haddon comience a recibir una atención similar en la profesionalización de la Antropología.

[9] Rivers indica con toda claridad la operatividad de su propuesta como herramienta metodológica: “Cada vez que (en el campo) se mencionara una persona en relación con una ceremonia o una costumbre social, se buscará hasta encontrar su nombre en el registro genealógico y se establecería su relación con las demás personas que participarían en la ceremonia o la costumbre. De esta manera se introduce un elemento concreto que facilita mucho la investigación (o análisis posterior)… Por medio de tales ejemplos concretos fueron investigadas costumbres y ritos, en los cuales las personas que participaron eran gente de carne y hueso, tanto para mí como para mis informantes” (Rivers, 1906: 11 y 12; cursivas y paréntesis añadidos).

[10]  Debido a la resistencia europea a reconocer la inteligencia nativa, los miembros de la Expedición quedaron constreñidos a limitar la publicación y validación de datos obtenidos en la Expedición a los vínculos de parentesco como organizador de la vida cotidiana que expresaban continuidad con la tradición legista. Esta suerte de adaptación académica para sobrevivir, permite comprender que el estudio del parentesco y los linajes matrilineales o patrilineales siguieran siendo el objeto principal de los primeros antropólogos británicos de campo. Sin embargo y mientras tanto, los miembros de la expedición confiaban en que sus adelantadas conclusiones sobre percepción y memoria local, pudieran ser científicamente contrastadas, validadas y aceptadas con el tiempo.

[11] Haddon organizó y donó al Museo de Antropología de Cambridge su enorme archivo fotográfico y fílmico. Rivers, por su parte, invitó al psicólogo experimental de Cambridge, Frederick Barlett a contrastar con sujetos locales los datos obtenidos respecto al carácter adaptativo de la memoria nativa. Las conclusiones fueron publicadas en Remembering (Barlett, 1932) donde Barlett cuestiona el concepto clásico de memoria estática y reduplicativa, y la presenta como construcción subjetiva y dinámica, donde la experiencia del pasado incide de manera significativa en los procesos perceptivos, y es lo que hace posible que una persona reconozca una situación y actúe de modo adecuado para la supervivencia individual o grupal. De hecho, Barlett concluyó que reconstruimos cada vez, conforme a las necesidades del momento, un “Esquema (Schema) consistente en sesgos, racionalizaciones, y cambios que tienen tanto origen personal como social” (Barlett 1995:199) Los avanzados conceptos experimentales de Barlett, derivados de los datos obtenidos durante la Expedición de 1898, también permanecieron sepultados por el polvo hasta que las Neurociencias los rescataron del olvido, varias décadas después (Salvetti, 2015)

[12] El impacto de Rivers sobre los planteamientos del método genealógico en el trabajo de campo -de un carácter más sistemático y teórico- se empezó a sentir entre 1912 y 1913 (Korsbaek, 2014) Luego de un período fructífero de aportes antropológicos, (entre 1898 y 1914) Rivers fue reclutado durante la Primera Guerra Mundial por el servicio psiquiátrico del ejército británico y empezó a trabajar tratando neurosis relacionadas con la guerra (o Shell shock) El paciente más famoso de Rivers fue el soldado y poeta antibelicista Siegfried Sassoon, quien se había negado a volver al frente luego de la licencia para recibir una medalla al valor por haber atravesado una lluvia de balas para rescatar a varios compañeros heridos, lográndoles salvar la vida a todos. En lugar de hacerle una Corte Marcial, lo enviaron a una clínica donde Rivers lo trató con compasión hasta que regresó al frente. Luego de la guerra, Rivers y Sassoon siguieron siendo amigos hasta la muerte inesperada de Rivers en 1922. El contexto histórico del vínculo terapéutico entre Rivers y Sassoon, fue tema de la novela Regeneration de Pat Barker, publicada por primera vez en 1991, y llevada al Cine en 1997 bajo la dirección de Gillies Mackinnon. Hay quien afirma que este periodo no solamente marca una nueva fase en el trabajo de Rivers, sino que se caracteriza por un cambio observable en su personalidad y en sus escritos. Si bien Rivers había hecho enormes aportes a la antropología, en sus últimos años se unió a teóricos británicos cuestionados y respaldó delirantes interpretaciones sobre difusionismo pan-egipcio. El difusionismo sostiene un origen único -egipcio o vikingo- para todos los avances e inventos que luego fueron adoptados por contacto con distintas sociedades, en una postura que subestima la capacidad creativa de cada grupo humano. Ampliar el contexto histórico que condujo a individuos inicialmente brillantes, como Rivers o Tesla, a sostener especulaciones extravagantes al final de su vida, excede el propósito de este trabajo. (Carozzi et al.,1991)

[13] Lo cierto es que los formidables registros visuales y auditivos obtenidos durante la mítica Expedición de 1898 permanecieron intactos en los depósitos mientras comenzaba a avanzar el funcionalismo británico a partir de Malinowsky, y Radcliffe-Brown, como corriente hegemónica cimentada en la autoridad del antropólogo profesional para registrar en su libreta los datos etnográficos.

[14] Al respecto, Elsie Rockwell sostuvo: “De hecho, se tiende a pensar en la etnografía sólo como el trabajo de campo” y añadió “Los registros de campo sólo son útiles en el proceso de construcción de conocimiento si se integran en un análisis cualitativo y a la vez exhaustivo” (Rockwell 2009: 48 y 65). Gregory Bateson por su parte sostuvo que “En cualquier caso, lo que interesa al antropólogo no es la mera descripción sino un grado ligeramente más elevado de abstracción, un grado más amplio de generalización.” Bateson recomienda que, luego de reunir minuciosamente masas de observaciones concretas de la vida de los nativos, el análisis antropológico no consiste en presentar un simple resumen de tales datos sino procurar trascenderlos de algún modo, incluso inventando términos que amplíen el vocabulario en caso que fuere necesario. De este modo, distingue entre las Notas primarias de campo, y análisis o descripción antropológica (Bateson, 1991:189) 



[1] El uso del término fue impulsado por Alfred Haddon.

[2] Las teorías evolucionistas paulatinamente se hicieron etnocéntricas. Se comenzó a imaginar a la civilización occidental y al hombre europeo como la expresión más alta de una evolución biológica y cultural entendida como etapas de progreso lineal. Se desvaneció por completo la atención que precursores de la etnología habían dedicado a las particularidades de las culturas del resto del mundo, que dejaron de ser abordadas en sus propios términos. (Palerm, 1974) En cambio, renació el interés por el derecho comparado, mientras Herder atacaba el Racionalismo burgués y sus esfuerzos deliberados por reducir las culturas europeas a un común denominador expresado en el código de Napoleón. Una vez impuesto el Código en Francia, provocó reacciones y resistencias jurídicas en las naciones sometidas que debían incorporarlo. En ese contexto, el jurista suizo Johann Bachofen (1815-1887) comenzó a interesarse en derecho romano, y se familiarizó con mitos y símbolos del mundo clásico. En El derecho materno (1861) aspiró a demostrar que la familia nuclear, monógama y patriarcal, impuesta por el Código de Napoleón, no representaba un hecho “natural y universal” ni tampoco la única forma concebible como institución familiar estable. Bachofen sostenía que hubo un estadio sin familias organizadas, que luego fueron evolucionando desde el derecho materno hacia el régimen patriarcal. Bachofen también relaciona las formas de parentesco con todos los demás aspectos de la sociedad y la cultura, incluso la organización política y económica, y formas de propiedad. Un discípulo de Bachofen, Giraud-Teulón, pasó a colaborar con Durkheim, cuya teoría sociológica ejerció gran influencia en los objetos y métodos de la antropología británica, centrados en la organización social, a principios del siglo XX. (Palerm, 1976)

[3] En el ámbito de la Física se estaban realizando notables avances conceptuales, que habrían de influir en la mentalidad científica de la época. Por citar algunos: en Geometría, Bernard Riemann (1826-1866) distingue entre lo infinito y lo ilimitado. Herman Helmhotz (1921-1894) cirujano militar, se convirtió en uno de los físicos más eminentes de su tiempo: estudió el sonido, anticipo las oscilaciones electromagnéticas, consolidó el principio de la conservación de la energía y la asoció con el principio de la mínima acción de la mecánica clásica. Poco tiempo después, Rodolfo Classius y William Thomson desarrollaron los principios de la termodinámica: Classius (1822-1888) analizó las características de la energía térmica y aclaró matemáticamente el concepto de entropía, y Thomson (1824-1907) se interesó por los fenómenos termoenergéticos del cosmos y la física solar. Mientras tanto, los fenómenos electromagnéticos estudiados por Faraday eran cimentados por las elegantes ecuaciones de Clarck Maxwell (1831-1879) y luego demostrados por Henrich Hertz (1857-1894) cuando produjo ondas eléctricas y demostró su coincidencia con ondas lumínicas. (Pérgola y Okner 1986: 338)

[4] Los avances mencionados en el mundo de la Física y el movimiento del Universo, fueron la punta de lanza en otros campos científicos. Las claras y elegantes ecuaciones de Maxwell sobre el carácter electromagnético de la luz, abrían toda una serie de interrogantes en el mundo de la óptica, del que Rivers como médico y psicólogo experimental no estaba exento. Además, es probable que en Cambridge tuviera conocimiento de los avances de William Bateson (1865-1926) en la defensa y recuperación de los conceptos publicados por Gregory Mendel en 1865 respecto de la transmisión biológica de caracteres, así como de su discusión con el holandés Hugo de Vries, quien trató de apropiarse sin éxito la autoría de los poco difundidos conceptos mendelianos. Bateson (padre de Gregory) fue el autor del término Genética que define la ciencia de la herencia y la variación, e introdujo términos tales como homocigoto, heterocigoto, y alelo. William Bateson fue muy crítico de la concepción exclusivamente cromosómica de la herencia, y defendió una teoría saltacionista de la evolución, en oposición a la teoría gradualista propuesta por Charles Darwin. Sus investigaciones brindaron enormes aportes en Medicina al conocimiento de la hemofilia, corea de Hunginton, albinismo, entre muchas otras condiciones hereditarias. Todas estas discusiones eran conocidas en Cambridge y estaban en danza al momento de preparar la Expedición, por lo que pudieron haber impulsado los avances implementados durante la misma. (Fernandez, 2010; Harper, 2005)

[5] Los primeros films etnográficos realizados por Alfred Haddon en 1898, están aptos para su exhibición luego de más de 100 años, al igual que las grabaciones en cera de las voces nativas. Relegados durante décadas en los depósitos de Cambridge, no fueron exhibidos en su día, quizás debido a la ausencia de un marco teórico que justificara su validez (Salvetti, 2016, Otras Fuentes)

[6]  Recordamos que los registros de genealogía vertical son tan antiguos como universales (Davinson, 2007)

[7]  Rivers se está refiriendo a las mediciones antropométricas habituales en los estudios de la época.

[8] En el contexto de efervescencia multidisciplinar propiciado en Cambridge, W. H. R. Rivers no fue el único científico formado para promover la íntima relación entre varias disciplinas, pero muchos consideran que es, por mucho, el más importante y uno de quienes más atrajo la atención en intentos posteriores para reescribir la Historia de la Antropología. El presente trabajo procura asimismo que Alfred Haddon comience a recibir una atención similar en la profesionalización de la Antropología.

[9] Rivers indica con toda claridad la operatividad de su propuesta como herramienta metodológica: “Cada vez que (en el campo) se mencionara una persona en relación con una ceremonia o una costumbre social, se buscará hasta encontrar su nombre en el registro genealógico y se establecería su relación con las demás personas que participarían en la ceremonia o la costumbre. De esta manera se introduce un elemento concreto que facilita mucho la investigación (o análisis posterior)… Por medio de tales ejemplos concretos fueron investigadas costumbres y ritos, en los cuales las personas que participaron eran gente de carne y hueso, tanto para mí como para mis informantes” (Rivers, 1906: 11 y 12; cursivas y paréntesis añadidos).

[10]  Debido a la resistencia europea a reconocer la inteligencia nativa, los miembros de la Expedición quedaron constreñidos a limitar la publicación y validación de datos obtenidos en la Expedición a los vínculos de parentesco como organizador de la vida cotidiana que expresaban continuidad con la tradición legista. Esta suerte de adaptación académica para sobrevivir, permite comprender que el estudio del parentesco y los linajes matrilineales o patrilineales siguieran siendo el objeto principal de los primeros antropólogos británicos de campo. Sin embargo y mientras tanto, los miembros de la expedición confiaban en que sus adelantadas conclusiones sobre percepción y memoria local, pudieran ser científicamente contrastadas, validadas y aceptadas con el tiempo.

[11] Haddon organizó y donó al Museo de Antropología de Cambridge su enorme archivo fotográfico y fílmico. Rivers, por su parte, invitó al psicólogo experimental de Cambridge, Frederick Barlett a contrastar con sujetos locales los datos obtenidos respecto al carácter adaptativo de la memoria nativa. Las conclusiones fueron publicadas en Remembering (Barlett, 1932) donde Barlett cuestiona el concepto clásico de memoria estática y reduplicativa, y la presenta como construcción subjetiva y dinámica, donde la experiencia del pasado incide de manera significativa en los procesos perceptivos, y es lo que hace posible que una persona reconozca una situación y actúe de modo adecuado para la supervivencia individual o grupal. De hecho, Barlett concluyó que reconstruimos cada vez, conforme a las necesidades del momento, un “Esquema (Schema) consistente en sesgos, racionalizaciones, y cambios que tienen tanto origen personal como social” (Barlett 1995:199) Los avanzados conceptos experimentales de Barlett, derivados de los datos obtenidos durante la Expedición de 1898, también permanecieron sepultados por el polvo hasta que las Neurociencias los rescataron del olvido, varias décadas después (Salvetti, 2015)

[12] El impacto de Rivers sobre los planteamientos del método genealógico en el trabajo de campo -de un carácter más sistemático y teórico- se empezó a sentir entre 1912 y 1913 (Korsbaek, 2014) Luego de un período fructífero de aportes antropológicos, (entre 1898 y 1914) Rivers fue reclutado durante la Primera Guerra Mundial por el servicio psiquiátrico del ejército británico y empezó a trabajar tratando neurosis relacionadas con la guerra (o Shell shock) El paciente más famoso de Rivers fue el soldado y poeta antibelicista Siegfried Sassoon, quien se había negado a volver al frente luego de la licencia para recibir una medalla al valor por haber atravesado una lluvia de balas para rescatar a varios compañeros heridos, lográndoles salvar la vida a todos. En lugar de hacerle una Corte Marcial, lo enviaron a una clínica donde Rivers lo trató con compasión hasta que regresó al frente. Luego de la guerra, Rivers y Sassoon siguieron siendo amigos hasta la muerte inesperada de Rivers en 1922. El contexto histórico del vínculo terapéutico entre Rivers y Sassoon, fue tema de la novela Regeneration de Pat Barker, publicada por primera vez en 1991, y llevada al Cine en 1997 bajo la dirección de Gillies Mackinnon. Hay quien afirma que este periodo no solamente marca una nueva fase en el trabajo de Rivers, sino que se caracteriza por un cambio observable en su personalidad y en sus escritos. Si bien Rivers había hecho enormes aportes a la antropología, en sus últimos años se unió a teóricos británicos cuestionados y respaldó delirantes interpretaciones sobre difusionismo pan-egipcio. El difusionismo sostiene un origen único -egipcio o vikingo- para todos los avances e inventos que luego fueron adoptados por contacto con distintas sociedades, en una postura que subestima la capacidad creativa de cada grupo humano. Ampliar el contexto histórico que condujo a individuos inicialmente brillantes, como Rivers o Tesla, a sostener especulaciones extravagantes al final de su vida, excede el propósito de este trabajo. (Carozzi et al.,1991)

[13] Lo cierto es que los formidables registros visuales y auditivos obtenidos durante la mítica Expedición de 1898 permanecieron intactos en los depósitos mientras comenzaba a avanzar el funcionalismo británico a partir de Malinowsky, y Radcliffe-Brown, como corriente hegemónica cimentada en la autoridad del antropólogo profesional para registrar en su libreta los datos etnográficos.

[14] Al respecto, Elsie Rockwell sostuvo: “De hecho, se tiende a pensar en la etnografía sólo como el trabajo de campo” y añadió “Los registros de campo sólo son útiles en el proceso de construcción de conocimiento si se integran en un análisis cualitativo y a la vez exhaustivo” (Rockwell 2009: 48 y 65). Gregory Bateson por su parte sostuvo que “En cualquier caso, lo que interesa al antropólogo no es la mera descripción sino un grado ligeramente más elevado de abstracción, un grado más amplio de generalización.” Bateson recomienda que, luego de reunir minuciosamente masas de observaciones concretas de la vida de los nativos, el análisis antropológico no consiste en presentar un simple resumen de tales datos sino procurar trascenderlos de algún modo, incluso inventando términos que amplíen el vocabulario en caso que fuere necesario. De este modo, distingue entre las Notas primarias de campo, y análisis o descripción antropológica (Bateson, 1991:189)