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viernes, 4 de octubre de 2019

Videos 3 4 y 5 del Simposio Hablemos de Reflexología



Hola amigos.
En esta ocasión comparto los últimos tres vídeos que contienen las exposiciones de Mabel Dávila y la propia, que reflexionan sobre qué es la Reflexología, qué beneficios proporciona, y por qué el Estado debe regular tales prácticas.
Reitero que el esquema sobre-simplificado que propongo en el vídeo 5  está respaldado por un Modelo elaborado según la Teoría del Caos, presentado a los alumnos del Hospital de Clínicas en 2016.

Espero no obstante, que estos vídeos les resulten esclarecedores









Hasta la próxima amigos!!!


Vídeo 2 Simposio Hablemos de Reflexologia 23-9-2019



Aquí va la segunda pare de la primera exposición del Simposio

Video 1 Simposio 23 9 2019 Hablemos de Reflexología



Hola amigos
En esta oportunidad comparto los vídeos de las exposiciones ofrecidas en respuesta a la propuesta de la OMS para una Semana Internacional de la Reflexología, donde las directivas del Doctor Roberto Iermoli estám incorporando enormes cambios en la Facultad de Medicina para un regreso al humanismo.

Los dos primeros vídeos está a cargo del enorme Doc Iermoli
Los dos siguientes vídeos están a cargo de la Reflexóloga Mabel Dávila
Y en la última parte del vídeo de Mabel comienza mi breve aporte sobre la necesidad que el Estado argentino regule las técnicas tradicionales de manipulación manual.

En esta ocasión comenzamos por compartir la primera parte





miércoles, 2 de octubre de 2019

Reflexologia ¿Por qué reconocerla como tecnica de Atencion Primaria de Salud?


Foto de uno de los Equipos organizados y dirigidos por la Cuarta Cátedra de Medicina Interna  que en este caso está focalizado en la Reflexología Integrativa. 
En la primera fila el Dr. Roberto Iermoli, a cargo de la cátedra y sus formidables equipos de investigación (Centro) y a partir de la segunda fila el grupo de reflexólogas que colaboran actualmente como voluntarias ofreciendo Contención Emocional a los pacientes del Hospital de Clínicas José de San Martín con patologías crónicas, dirigidos por la Reflexóloga Mabel Dávila (Segunda fila, a la derecho)

Hola amigos.
Con el marco de la Semana Internacional de la Reflexología y en coincidencia con el 121 aniversario de la Cuarta Cátedra de Medicina Interna (FM/UBA) el pasado 23 de septiembre se organizó un simposio para discutir el formidable movimiento que impulsa el Hospital de Clínicas para integrar Arte, Ciencia y Salud.
Agradezco la generosa invitación de la Cátedra para compartir las reflexiones que puede aportar la Antropología para incorporar con fundamentos epistemológicos diferentes prácticas tradicionales que resultaron efectivas a través de la historia que merecen ser reconocidas y formalizadas dentro de políticas de Atención Primaria de Salud.
En esta oportunidad comparto fotos de mi exposición así como algunas diapositivas que seleccioné y creo merecen difusión pública.
La última de las imágenes resume mi enfoque propuesto sobre la manera adecuada de incorporar las prácticas tradicionales a los sistemas de Salud Pública. En esta ocasión y por razones de tiempo, no desarrollé la fundamentación que proporciona el modelo según la Teoría del Caos  que permite comprender por qué hay que comenzar por la experimentación en lugar con tratar de convencer al otro que la practica tradicional resulta efectiva. Simplemente se demuestra.
Espero les resulte esclarecedor.


     Recuerdo de mi participación el pasado 23 de septiembre.
El escritorio está engalanado con delicadas y bellas flores de papel realizadas por las pacientes.

Definición de la OMS sobre lo que considera  
Medicina Tradicional complementaria (o que complementa la medicina científica)


Definición esclarecedora del Dr. Claude Bernar, padre de la Fisiología Médica.


Reflexiones del Dr. argentino David Sussman, publicadas en 1967


Por qué la OMS impulsa la regulación de las prácticas tradicionales



Enfoque propuesto para incorporar legítimamente las practicas tradicionales como parte de políticas de Atención Primaria de Salud.


Mesa de celebración con motivo de los 121 años de la Cuarta Cátedra.



Espero que les haya gustado. Hasta la próxima amigos!!!

lunes, 2 de septiembre de 2019

¿Hay tal cosa como "Neuronas de la Intuición"? (por Vivina Perla Salvetti)



Hola amigos.
En esta ocasión comparto Resumen y Figuras de un trabajo que terminé recientemente.
El título completo es "Neuronas von Economo: Sustrato neuronal de la Intuición como percepción integrada" que reúne los últimos trabajos sobre el tema realizados por diferentes equipos de investigación.

Las figuras reúnen imágenes publicadas por los diferentes autores con acceso abierto.



Neuronas von Economo:
Sustrato neuronal de la intuición como percepción integrada

Por Lic. Vivina Perla Salvetti (Depto de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA)


Resumen: 
Los estudios comparados de Allman, Hof y Gucht, respecto de las neuronas en huso en humanos y odontocetos en tanto sistema particular diferenciado, revelan funciones de integración del registro perceptivo del cuerpo y emociones derivadas de la historia vital.
El hallazgo que supone la neurogénesis postnatal y posterior desarrollo puberal del sistema von Economo, introduce la comprensión de aquellos factores que favorecen tanto la adaptación del cuerpo al espacio durante la primera infancia, como la crucial aceptación de los cambios adaptativo-conductuales durante la adolescencia, cuando tienden a la retroalimentación positiva de las posibilidades del propio cuerpo, o la confianza en sí mismo, de carácter saludable, autosostenida y orientada hacia la contribución del bien común.
Los estudios de las funciones de integración del sistema fusiforme, además de aumentar nuestra comprensión sobre el sustrato neuronal que reúne la suma de percepciones y huellas fisiológicas de la experiencia adaptativa, representan a su vez, un aporte sólido a las Neurociencias de la Ética y la Fenomenología kantiana, por cuanto ambas reflexionan sobre la necesidad de incorporar percepciones objetivas que ofrezcan solidez a la elaboración de conceptos abstractos.














Hasta la próxima, amigos!!!

Ideas que cambian la Historia: el boceto "Tree of life" (por Vivina P. Salvetti)



Hola Amigos.
En el día de hoy comparto el Resumen y las imágenes que realicé y fueron aceptadas oportunamente, de un trabajo recientemente terminado
El título del mismo es "Ideas que cambian la historia: el boceto Tree of Life" que diferencia entre el boceto realizado por Darwin en una esquina de su libreta de notas en 1937 y  la teoría que publicó en 1859 y revisó sucesivamente en diferentes ediciones.
Las imágenes incorporan figuras publicadas por diferentes grupos de investigación con acceso abierto.



RESUMEN:
En el año 1859, el clérigo y naturalista Charles Darwin sacudió los paradigmas de su tiempo al proponer la selección natural como mecanismo evolutivo. En El origen de las especies, Darwin propone la metáfora de un árbol cuyo desarrollo es impulsado por las poderosas fuerzas de la naturaleza (physis) para dar origen a las diferentes especies, concepto plasmado en un rápido boceto de 1837.
Diferenciamos entre el boceto del árbol y una búsqueda de los orígenes que se remonta al tiempo de los presocráticos. El concepto inicial, difundido ampliamente por el respetado clérigo y profesor Henslow, aún antes que se fundamentara y publicara, fue aceptado por los Naturalistas del siglo XIX, mereció varios ajustes darwinianos en sucesivas ediciones, y continúa impulsando la búsqueda científica hasta el día de hoy. Mientras tanto, el Darwinismo Social según Herbert Spencer, oscureció la metáfora en pos de justificar la selección artificial para impulsar determinados intereses económicos, que lograron poner en riesgo de supervivencia a la entera especie humana.

La imagen polisémica Tree of Life excede el origen genealógico común de las especies, por cuanto incorpora la acción transformadora de poderosas fuerzas naturales, seleccionando formas exitosas de vida, durante miles y millones de años.







Hasta la próxima amigos!!!

martes, 9 de julio de 2019

Intuición y Conceptos- Galería de Reflexiones


Hola Amigos
Hoy comparto con ustedes una galería de reflexiones que reúnen lo que algunos filósofos, científicos y escritores han publicado sobre la relación entre Intuición y Conceptos
Espero que les agrade













Hasta la próxima amigos!!!

lunes, 6 de mayo de 2019

Escultores mesoamericanos conocían el Magnetismo hace 2000 años




El equipo del Dr Fu, sugiere que las esculturas magnetizadas descubiertas en la actual Guatemala, representaban antepasados ​​muertos pero aún venerados de familias de alto rango.
En tanto presentaban capacidad para repeler objetos magnetizados, esto se habría visto como una demostración de la presencia y la autoridad de los antepasados ​​fallecidos en sociedades de rápida expansión. Los resultados de Fu también indican que los mesoamericanos atribuyeron poderes especiales a ciertas partes del cuerpo, como la cara y la sección media.


Comparto cita y Resumen del artículo publicado

Fu, Roger et al, (2019) “Conocimiento del magnetismo en la antigua Mesoamérica: medidas de precisión de las esculturas de la barriga de Monte Alto, Guatemala” Diario de la ciencia arqueológica, 106. pp. 29-36. ISSN 0305-4403.
Resumen

Los hallazgos arqueológicos de Mesoamérica y otros lugares del Nuevo Mundo han arrojado pruebas intrigantes, pero no concluyentes de una temprana apreciación del magnetismo entre los pueblos nativos americanos. Aquí utilizamos escáneres y magnetómetros de mano para hacer un mapa de la distribución de la magnetización en once esculturas de basalto en escabeche del sitio de Monte Alto, ahora ubicado en La Democracia, Guatemala, que data de la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo. 
Nuestras exploraciones magnéticas de 1 cm de resolución, realizadas en cuatro esculturas, revelan por primera vez que originalmente fueron magnetizadas por rayos antes de la fecha del proceso de tallado. Cuantificamos el área y la morfología de las anomalías magnéticas, demostrando que la correspondencia entre las anomalías magnéticas en las esculturas y las características anatómicas específicas no es aleatoria en el nivel P = 0.01, que es consistente con la conclusión cualitativa de un estudio inicial realizado por Malmström (1976). 
La colocación aparentemente intencional de rasgos anatómicos tallados y regiones magnetizadas preexistentes implica que los escultores fueron capaces de detectar la presencia de campos magnéticos anómalos, que pueden haber sido facilitados por elementos líticos similares a los artefactos de óxido de hierro y espejos de hierro. Nuestras observaciones refuerzan el caso de una conciencia del magnetismo en el antiguo Nuevo Mundo.

Hasta la proxima amigos!!!

domingo, 7 de abril de 2019

Nidos de Aves. Maravilla de diseño y economía de recursos - Videos



Hola amigos.
Comparto con ustedes una serie de vídeos sobre el comportamiento de las aves en la construcción de nidos para su cría.
La variedad es tan grande como su habilidad para construirlos.

Espero que les gusten los vídeos que elegí para compartir. sobre aves tejedoras hembrita y macho, y luego tres videos sobre Aves Argentinas que son una maravilla.
Espero que les gusten

Ave Tejedora 1:


                                     
Ave Tejedora 2:



Aves Argentinas Nidos en Altura:


Aves Argentinas. Nidos en cavidades dadas o construidas:


Aves Argentinas: Clasificación de nidos por formas y materiales utilizados:


Hasta la próxima amigos!!!

domingo, 31 de marzo de 2019

Ramón y Cajal. Escultor de su propio cerebro




Hola amigos. 
En esta oportunidad es un placer compartir con ustedes la transcripción de un memorable discurso del Padre de la Neurociencia, Santiago Ramón y Cajal, donde ofrece con claridad su legado de la Neuroplasticidad como herramienta para esculpir y modelar nuestro propio cerebro.
Su sencillez y anhelo de trascendencia se revelan en este discurso memorable de 1897, asombrosamente vigente.
Además, resulta conmovedor el reconocimiento de aspectos del quehacer científico con el que todo investigador experimental puede sentirse identificado.
Si pueden, consigan el texto completo "Reglas y consejos sobre investigación científica" disponible en la Web.
Que lo disfruten.

“Reglas y consejos sobre investigación científica” 
según Santiago Ramón y Cajal
Prólogo de la segunda edición, costeada por la generosidad del doctor Lluria, y publicada en 1898
El texto que sigue es una reproducción, con numerosos retoques y desarrollos, del discurso ofrecido por Santiago Ramón y Cajal con motivo de su ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y se encuentra registrado en Actas de la sesión del 5 de diciembre de 1897:
“Como otras muchas oraciones académicas harto más merecedoras de publicidad, este discurso hubiera quedado olvidado en los anaqueles de las bibliotecas oficiales si un querido amigo nuestro, el doctor Lluria, no hubiera tenido la generosidad de reimprimirlo a su costa, a fin de regalarlo a los estudiantes y a los aficionados a las tareas de laboratorio.
Cree el doctor Lluria (y Dios le pague tan hermosas ilusiones) que los consejos y advertencias contenidos en dicho trabajo, pueden ser, como emanados de un apasionamiento de la investigación, de algún provecho para promover el amor y entusiasmo de la juventud estudiosa hacia las empresas del laboratorio.
Ignoro si, en efecto, los referidos consejos, expuestos con fervor y entusiasmo quizá un tanto exagerado e ingenuos, tendrán positiva utilidad para el efecto de formar investigadores. Por mi parte, diré solamente que, acaso por no haberlos recibido de ninguno de mis deudos o profesores cuando concebí el temerario empeño de consagrarme a la religión del laboratorio, perdí, en tentativas inútiles, lo mejor de mi investigación científica. ¡En cuántas ocasiones me sucedió, por ignorar las fuentes bibliográficas (y desgraciadamente no siempre por falta de diligencia, sino de recursos pecuniarios) y no encontrar un guía orientador, descubrir hechos anatómicos ya por entonces divulgados en lenguas que ignoraba y que ignoran también aquellos que debieron saberlas!
¡Y cuántas veces me ocurrió también, por carecer de disciplina, y sobre todo por vivir alejado de ese ambiente intelectual del cual recibe el investigador novel estímulos y energías, abandonar la labor en el momento en que, fatigado y hastiado, no tanto del trabajo cuanto de mi triste y enervadora soledad, comenzaba a columbrar los primeros tenues albores de la idea nueva!
La rutina científica y la servidumbre mental al extranjero reinaban tan despóticamente entonces en nuestras escuelas que, al solo anuncio de que yo, humilde médico recién salido de las aulas, sin etiqueta oficial prestigiosa, me proponía publicar cierto trabajo experimental sobre la inflamación (trabajo que, como obra de novicio, fue malo e incompleto), alguno de los profesores de mi querida Universidad de Zaragoza, y no ciertamente de los peores, exclamó estupefacto: «Pero ¡quién es Cajal para atreverse a juzgar los trabajos de los sabios!» Y cuenta que este profesor era por aquellos tiempos (1880) el publicista de nuestra Facultad y una de las cabezas más modernas y mejor orientadas por la misma; pero abrigaba la creencia (desgraciadamente profesada todavía por muchos de nuestros catedráticos, ignoro si con sinceridad o a título de expediente cómodo para cohonestar la propia pereza) de que las conquistas científicas no son fruto del trabajo metódico, sino dones del cielo, gracias generosamente otorgadas por la Providencia a unos cuantos privilegiados, inevitablemente pertenecientes a las naciones más laboriosas, es decir, a Francia, Inglaterra, Alemania e Italia. Con cuya peregrina teoría, si sale malparada España, se injuria gravemente a la Providencia, a quien se pinta como resuelta a escoger sus confidentes, ennobleciéndolos con la llama del genio, entre los herejes, librepensadores o católicos más o menos tibios de otras naciones.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado. Hoy, el investigador en España no es el solitario de antaño. Todavía no son legión, pero contamos ya con pléyade de jóvenes entusiastas a quienes el amor a la ciencia y el deseo de colaborar en la obra magna del progreso mantienen en confortadora comunión espiritual. Actualmente, en fin, han perdido su desoladora eficacia estas preguntas que todos los aficionados a la ciencia nos hemos hecho al dar nuestros primeros inciertos pasos: Esto que yo hago, ¿a quién importa aquí? ¿A quién contaré el gozo producido por mi pequeño descubrimiento que no se ría desdeñosamente o no se mueva a compasión irritante? Si acierto, ¿quién aplaudirá?, y si me equivoco, ¿quién me corregirá y me alentará para proseguir?
Algunos lectores del presente discurso me han advertido, en son de crítica benévola, que doy demasiada importancia a la disciplina de la voluntad y poca a las aptitudes excepcionales concurrentes en los grandes investigadores. No seré yo, ciertamente, quien niegue que los más ilustres iniciadores científicos pertenecen a la aristocracia del espíritu, y han sido capacidades mentales muy elevadas, a las cuales no llegaremos nunca, por mucho que nos esforcemos, los que figuramos en el montón de los trabajadores modestos. Pero después de hacer esta concesión, que es de pura justicia, sigo creyendo que a todo hombre de regular entendimiento y ansioso de nombradía, le queda todavía mucho campo donde ejercitar su actividad y de tener la fortuna que, a semejanza de la lotería, no sonríe siempre a los ricos, sino que se complace, de vez en cuando, en alegrar el hogar de los humildes, además, que todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro, y que aun el peor dotado es susceptible, al modo de las tierras pobres, pero bien cultivadas y abonadas, de rendir copiosa mies.
Acaso me equivoque, pero declaro sinceramente que en mis excursiones por el extranjero y en mis conversaciones con sabios ilustres, he sacado la impresión (salvada tal cual excepción) de que la mayoría de éstos pertenece a la categoría de las inteligencias regulares, pero disciplinadas, muy cultivadas y movidas por avidez insaciable de celebridad. Es más: en alguna ocasión he topado con sabios renombrados inferiores, tanto por sus pasiones como por su inteligencia, al descubrimiento que los sacó de la oscuridad, y al cual llegaron por los ciegos e inesperados caminos del azar.
El caso de Courtois, del cual ha dicho un ingenioso escritor que no se sabe si fue él quien descubrió el yodo, o si el yodo lo descubrió a él, es más frecuente de lo que muchos se figuran.
De cualquier modo, ¿qué nos cuesta probar si somos capaces de crear ciencia original? ¿Cómo sabremos, en fin, si entre nosotros existe alguno dotado de superiores aptitudes para la ciencia, si no procuramos crearle, con las excelencias de una disciplina moral y técnica apropiadas, la ocasión de que se revele? Como dice Balmes, «si Hércules no hubiera manejado nunca más que un bastón, nunca creyera ser capaz de blandir la pesada clava».
Acuden a mi mente muchos ejemplos que testifican cómo una medianía, asistida por una cultura asidua e inflamada en la noble pasión del patriotismo, puede llegar a hacer verdaderos descubrimientos; pero, como no hay cosa más molesta a los hombres o a las naciones que el dictado de pobreza de espíritu, ni juicio más antipático a los ojos del hombre de mérito que atribuir solamente sus éxitos a la terca continuidad en el trabajo, séame permitido, a fin de evitarme resquemores y discriminaciones enojosas, ofrecerme yo mismo como caso. Sin pecar de petulante o presuntuoso, creo que puedo considerarme autor de algunos descubrimientos anatómicos que, por confirmados y sabidos, se citan como adquisiciones definitivas de la ciencia; y no cuento en mi activo con las teorías e hipótesis lanzadas a la polémica por mi imaginación inquieta e impaciente, pues las teorías suelen representar síntesis prematuras de fenómenos incompletamente conocidos, y están, por tanto, sujetas al vaivén de los sistemas, corriendo el riesgo de desaparecer ante los nuevos progresos.
(En ciencia el hecho queda, pero la teoría se renueva.)
Ahora bien: estos hechos nuevos constituyen exclusivamente el fruto del trabajo fecundado por la energía de una voluntad resuelta a crear algo original.
¿Es que poseo aptitudes especiales para la labor científica? Niégolo en redondo; y si la insignificancia misma de la labor lograda no lo acreditara demasiado, lo probaría también la historia de mi juventud, declarada por boca de mis maestros y condiscípulos, la mayor parte de los cuales vive todavía. Ellos dirán cómo yo fui, durante el bachillerato, uno de los alumnos más indóciles, turbulentos y desaplicados, y cómo al llegar a la Universidad y cursar (y no ciertamente por espontánea voluntad) la carrera de Medicina en Zaragoza, no brillé ni poco ni mucho en las aulas, donde, exceptuando algunas asignaturas en las cuales estímulos paternos, harto insinuantes y enérgicos para ser desatendidos, me obligaron a fijar la atención, figuré constantemente entre los medianos, o, a lo más, entre los regulares. Ellos podrían decir también que, desde el punto de vista de la inteligencia, de la memoria, de la imaginación o de la palabra, en nuestra clase de cuarenta alumnos escasos se contaban lo menos diez o doce que me aventajaban.
Alejábame, además, de todo estudio serio y de todo empeño de lucimiento académico, de una parte, el sarampión poético, especie de enfermedad de crecimiento que en mí se prolongó más de lo corriente, y de otra, un romanticismo enervador y falso, contraído a consecuencia de esas lecturas que inflaman la fantasía y excitan la sensibilidad, y fomentado además con el amor enfermizo a la soledad y a la muda contemplación de las bellezas del arte y de la Naturaleza.
Sólo dos cualidades había en mí anteriormente, quizás algo más desarrolladas que en mis condiscípulos, cualidades que acaso hubieran atraído la atención de los profesores, si mi nada envidiable reputación de alumno perezoso y descuidado no me hubieran condenado de antemano a la indiferencia de todos. Eran éstas una petulante independencia de juicio que me arrastró alguna vez hasta la discusión de las opiniones científicas de un querido sabio y dignísimo maestro, con escándalo bien justificado de mis condiscípulos, y un sentimiento profundo de nuestra decadencia científica, que llegaba a la exaltación cuando, al leer el profuso Tratado de Fisiología de Beclard, atestado de citas y preñado de experimentos contradictorios, o las concienzudas y eruditas Anatomías de Sappey y Cruveilhier, echaba de menos los nombres de sabios españoles. Semejante preterición causábame profundo dolor, pareciéndome que los manes de la patria habían de pedirnos estrecha cuenta de nuestra dejadez e incultura, y que cada descubrimiento debido al extranjero era algo así como un ultraje a nuestra bandera vergonzosamente tolerado. Y más de una vez durante mis paseos solitarios bajo las sombrías y misteriosas alamedas que rodean la ciudad heroica, agitado el cerebro por el estruendo de las tumultuosas aguas del Ebro, en esos eternos soliloquios que constituyen la conversación favorita del soñador, que gusta recatar su alma y sus queridas esperanzas de la heladora sonrisa de los hombres prácticos y de las cabezas equilibradas, sin medir lo arduo de la empresa ni reparar en la escasez de mis facultades, exclamaba: «No, España debe tener anatómicos, y si las fuerzas y la voluntad no me faltan, yo procuraré ser uno de ellos.»
Ahora bien: si yo, careciendo de talento y de vocación por la ciencia, al solo impulso del patriotismo y de la fuerza de voluntad, he conseguido algo en el terreno de la investigación, ¡qué no lograrían esos primeros de mi clase y esos muchísimos primeros de otras muchas clases si, pensando un poco más en la patria y algo menos en la familia y en las comodidades de la vida, se propusieran aplicar seriamente sus grandes facultades a la creación de ciencia original y castizamente española! El secreto para llegar es muy sencillo; se reduce a dos palabras: trabajo y perseverancia.
Mi empeño en poner en su punto las aserciones de los providencialistas y genialistas, en lo concerniente al origen de los descubrimientos, me han alejado un tanto de mi propósito; volviendo nuevamente a él, es decir, a la justificación de mi trabajo, añadiré a lo antes expuesto que, correspondiendo al interés demostrado por el señor Lluria, he ampliado varios capítulos y he añadido alguno nuevo, inspirándome, por desgracia, en motivos de triste actualidad.
¡Ojalá que este humilde folleto que dirigimos a la juventud estudiosa sirva para fortalecer la afición a las tareas del laboratorio, así como para alentar las esperanzas un tanto decaídas, después de recientes y abrumadores desastres, de los creyentes en nuestro renacimiento intelectual y científico!"

viernes, 22 de febrero de 2019

Complejidad y Caos. Galería de imágenes



Hola amigos.
Comparto varias imágenes que elaboré hace tiempo para aclarar el tema de la Complejidad y el Caos, que genera tantas confusiones.
Pueden descargarlas y compartir sin problemas.
Solo les pido, por favor, que recuerden Autor y Fuente.
Es buena práctica.
Muchas Gracias






Fuentes bibliográficas:

Tesis 2013



Versión de autor del artículo publicado por Cuadernos de Antropología Social (CAS 46)


Reseña de la exposición ofrecida en septiembre de 2016 en el boletín oficial del Hospital de Clínicas, (FM/UBA) haciendo click en la pestaña “Galería” http://www.hospitaldeclinicas.uba.ar/boletin/616/616ampliada.html

domingo, 10 de febrero de 2019

La Antropología, cómo pasar de la mera descripción al ejercicio profesional




Hola amigos. En esta oportunidad comparto con ustedes una breve pero jugosa entrevista a uno de los popes de la Arqueología latinoamericana, cuyas palabras me recuerdan las de otro grande, Gregory Bateson:
"Lo que interesa al antropólogo no es la mera descripción, sino un grado ligeramente más elevado de abstracción... En cualquier caso, lo que interesa al antropólogo no es la mera descripción sino un grado ligeramente más elevado de abstracción, un grado más amplio de generalización. Su primera tarea consiste en reunir minuciosamente masas de observaciones concretas de la vida de los nativos, pero el paso siguiente supone no un simple resumen de tales datos sino interpretar los datos en un nivel abstracto que trascienda (tales datos)…El antropólogo debe inventar un vocabulario más abstracto con cuyos términos (pueda) describirse por igual la propia cultura y la de los nativos.”

"Un Arqueólogo no se puede quedar solo en la descripción" 

Federico Kauffmann Doig, a sus 90 años, no se cansa de escribir, viajar e investigar el pasado del Perú. Asegura que los tiempos con respecto a la investigación han cambiado, y lo que depara a los jóvenes arqueólogos es incierto si solo se quedan en lo descriptivo. En noviembre del año pasado, recibió el Premio Adulto Mayor en el Campo Intelectual Humanidades por parte de Prima AFP, una distinción que lo honra y lo motiva a seguir en lo suyo: investigar.

Con miras al Bicentenario, ¿cuál ha sido para usted el gobierno que se ha desempeñado mejor en cuidado el patrimonio cultural? 
No hay ninguno sobresaliente, todos han hecho lo que han podido, con los recursos limitados. Unos, tal vez, hicieron un poco más que otros, pero no más. Tenemos una riqueza arqueológica inmensa que la hace difícil de cuidar. No los culpo, porque son recursos limitados frente a una inmensidad. Los gobiernos tienen el tema cultural en la última rueda del coche, por eso tenemos tantos arqueólogos que no pueden trabajar como tales, sino que tienen que dedicarse a otros oficios que no tienen nada que ver. Tuve la suerte de tener auspicios de una fundación italiana que me permitió realizar 28 expediciones, de las cuales 12 realicé en Chachapoyas.
Hace unos años dijo en una entrevista que no era correcto sacar patrimonio cultural como las momias para que sean estudiadas. ¿Por qué no es recomendable?
No dije exactamente “sacarlas”, sino “sacarlas en forma secreta y abrupta”, como pasó hace unos años, y me pareció mal.
¿Como lo hizo Eliane Karp en el 2006? 
Exacto. Fueron 93 momias, en el año 2006. Todo fue un malentendido. Recibí una carta firmada por cien personas de la comunidad de Leymebamba. Contaron que, a las 5 de la mañana, un camión había forzado la puerta donde estaban las momias que habían rescatado, pero lo consideraron un atropello porque no les pidieron permiso. Dije que eso era una infamia. Sabía que las momias habían salido con resolución suprema (de Alejandro Toledo), pero la forma fue abrupta, que es una forma de afrenta. Entonces Karp me insultó y, desde aquel momento, hubo una fricción. Dice ser antropóloga, pero no tiene ninguna investigación, solo discursos. Ese no es el trabajo de un antropólogo; por eso dije que era una profesional “chauchilla”, o sea, de medio pelo.
Si una comunidad descubre, por ejemplo, una momia, ¿este hallazgo le pertenece o es del Estado?
Le pertenece al Estado, pero se deben tener ciertas consideraciones: ver si realmente vale la pena llevarlo a un museo para que más gente lo pueda admirar. O dejarlo en la comunidad para que los lugareños hagan su propio museo. Siempre se debe buscar estar de acuerdo con las comunidades.
Durante la primera etapa de ejecución del proyecto de conservación y puesta en valor del Gran Pajatén y Gran Saposoa, ¿qué descubrieron? 
Organicé la expedición con unas 30 a 40 personas. Encontramos aparición de líquenes entre las piedras, porque estas fueron asentadas con barro. Se necesitan especialistas que puedan contrarrestar esto; además de reconstruir todo mediante anastilosis, que implica colocar piedras que se han caído de un muro y se sabe a dónde pertenecen, y ubicarlas en el lugar exacto, pero no reemplazar con otra pieza. Hay normas rígidas de la Unesco, no se puede reconstruir porque a uno se le da la gana. Ahora todo está en pausa porque se han realizado cambios debido a los nuevos gobiernos regionales; igual hay muchos arqueólogos que pueden hacer el trabajo que inicié.
Hace un momento mencionó que “tuvo suerte” de tener auspicios para realizar expediciones. Hoy es algo escaso... Sí, es una pena.
Entonces, ¿cuál es el trabajo que tienen los jóvenes arqueólogos?
Es una pregunta que no puedo responder, porque no se trata solo de cuidar, sino también de investigar, de ahondar en el pasado, y eso implica viajar. Un arqueólogo no se puede quedar en la descripción, eso es muy básico. Hay que sacarnos de la cabeza que, si se trata de monumentos en el Perú, todo es el Cusco. El país no se resume en Machu Picchu. En Lima hay muchas huacas que tenemos. ¿Cuántas de estas se cuidan? Ahí se deben poner los ojos y la investigación.  
Perfil
Federico Kauffmann Doig es historiador, arqueólogo y antropólogo. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha realizado aportes sobre las culturas Chavín y Chachapoyas.