Este artículo lo escribí hace varios años y revela mis intereses primarios vinculados con el cruce entre antropología y neurociencias, particularmente en los aspectos referidos al mapa cognnitivo.
Algunos han llamado al siglo XV como el siglo de los descubrimientos (de la imprenta con tipos móviles y de América), y no cabe duda que ambos interodujeron una nueva manera de ver el mundo
Está centrado en los cambios cognitivos que fueron propiciados por la imprenta y la difusión masiva de relatos de viajes por un lado y la carrera por acceder a nuevos mundos entre España y Portugal por otro.
En esta era de la superconectividad está bueno reflexionar un poco en la época que la realidad estaba constreñida al ámbito de las labores cotidianas, cuando la literatura de viajes tuvo un papel crucial en propiciar cambios cognitivos no solo entre un público ávido de relatos de viajes a lugares exóticos, sino por parte de los navegantes que tenían que responder por sus avances ante sus patrocinadores Reales.
El mismo artículo ha sido publicado en el blog de Sesam y en la revista Pluma y Tintero.
La Literatura de Viajes durante la Globalización del Siglo XV
(Por Vivina P.Salvetti)
La Era de los Descubrimientos, también llamada Revolución del Mar, por el papel que ejercieron protagonistas tales como Portugal y España, se encuentra entre los antecedentes de las transformaciones en el modo de ver el Mundo que permitieron el pasaje del pensamiento medieval al renacentista, pasaje que nunca es lineal sino que involucra distintos procesos que se interrelacionan.
¿Puede una recorrida por las transformaciones de carácter histórico, como sociales y políticas ligadas a la Era de Descubrimientos contribuir a una comprensión de conceptos tales como Mapa y Marco cognitivos?
Antes de aventurar
alguna respuesta, es necesaria cierta reconstrucción de época.
Uno de los factores
vinculados con los descubrimientos y que facilitaron los cambios en la mentalidad
europea, fueron los denominados relatos
de viajes.
¿Boom
Editorial en el siglo XV?
Aunque parezca extraño,
la información recabada por historiadores, nos permiten conocer el alcance de
la difusión de textos a poco de aparecer la Imprenta.
Acerca del Boom
Editorial a partir del siglo XV, se aportan los siguientes datos:
En 1480, las
principales ciudades de Alemania, Francia, Holanda, Inglaterra, España,
Hungría, y Polonia, contaban con sus propios talleres de impresión.
Se calcula que para el
año 1500, estas imprentas habían lanzado entre seis y quince millones de
libros, más de lo que se había producido desde la caída del Imperio Romano.
Las cifras del siglo
XVI son aún más asombrosas. Solo en Inglaterra al menos se publicaron ciento
cincuenta millones de libros, para una población europea inferior a los ochenta
millones. Algo semejante solo pudo ser posible debido a que la novedad de la
Imprenta impregnó todas las áreas de la vida cotidiana, tanto pública como
privada.
En los inicios, se publicaron
libros religiosos, Biblias, breviarios, sermones y Catecismos, pero
gradualmente se fueron introduciendo obras de carácter secular, como romances,
panfletos, periódicos de formato grande (tipo sábana) y libros en los que se
podía aprender de todo, desde medicina popular hasta los deberes de la buena
esposa. Dentro de los géneros más apreciados, se encontraba la literatura de
viajes (Datos proporcionados por Brotton 2003:83,84)
Los historiadores
también nos advierten que ciertas prácticas editoriales de carácter
fraudulento, cuentan con antecedentes que se remontan a épocas cercanas a la
mismísima aparición de la imprenta. La literatura de viajes en particular
adolecía de un vicio común a todos los textos de difusión masiva. Las
editoriales se arrogaban el derecho de hacer “mejoras” al texto con el
propósito de que fuera más vendible, llegando a plagiar episodios completos
para agregarle “sabor” a escritos que a su juicio estaban
excesivamente poblados de verdad, ya que el público estaba ávido de acceder a
relatos fantásticos. (Fernandez-Armesto 2008)
También concuerdan en
señalar que aquellos procesos sociales que culminaron en el Renacimiento
estuvieron precedidos por un contexto histórico en el que los intercambios
mercantiles entre Oriente y Occidente se fueron articulando con ciertas maneras
de ver el Mundo.
El
Libro de las Maravillas
Tal como nos han
enseñado desde niños, los viajes en búsqueda de nuevas rutas comerciales fueron
impulsados a partir de la toma de Constantinopla por el Imperio Otomano, y los
pesados impuestos con el que eran gravadas las mismas Especias que mercaderes orientales transportaban hasta
Medio Oriente.
Quienes hasta allí
controlaban las rutas con Oriente, eran los italianos, con fuerte predominio de
la Ciudad Estado de Venecia.
Por eso no debería
extrañar que entre los antecedentes clásicos de Literatura de Viajes, realizados con anterioridad al bloqueo turco,
encontremos el originado por las Memorias de un veneciano llamado Marco Polo
(1254-1324)
En 1271, el autor, contando
con 17 años, partía de Venecia con su padre y su tío en un difícil y peligroso
viaje que los llevaría hasta el otro extremo del mundo conocido. Hasta ese
momento si bien había contacto con mercaderes del lejano oriente, muy pocos
europeos habían llegado hasta los confines de la Tierra.
Aunque el viaje tenía
fines comerciales, una vez que los Polo arribaron a Pekín, convertida en la
capital del gran Imperio Mongol, según palabras de Marco, el gran Kublai Khan
no los dejó ir, movido por curiosidad y la oportunidad de conocer de primera
mano cómo eran los europeos, en un encuentro de Mundos que se extendería veinte
años.
Una vez establecidos en
la Corte, el joven Marco aprendió varios idiomas y se ganó la confianza del
soberano, quien lo envió como embajador a varias misiones, en las que Marco
tomaba nota de todo lo que le llamaba la atención.
Una lectura actual del
diario de Marco nos revela una tensión
que iría aumentando en los relatos de viajes, entre tratar de captar y
registrar la realidad tal como era percibida, y la incorporación de relatos
míticos o milagrosos que les referían los locales de las comunidades que
visitaba.
El relato constituye
una narración que testimonia por primera vez el modo de vida de la Civilización
China, sus mitos y sus riquezas, así como las costumbres de pueblos vecinos,
hoy habitados por Siam, Japón, Java, Sri Lanka, Vietnam, Tíbet, India y Birmania,
registrados con un enfoque que la convierte en antecedente válido para
cualquier etnografía, realizada con
espíritu tanto curioso como tolerante a
las diferencias.
Los Polo decidieron
regresar a Venecia debido a que extrañaban su lugar de origen. Pero cuando
llegaron a la puerta de su casa, después de venticinco años, alguien a quien no
conocían fue a abrirles. Durante su larga ausencia sus parientes los habían
dado por muertos y vendido todas sus pertenencias. Nadie pudo reconocer a
aquellos extraños, con ropas gastadas por el viaje y acento extranjero, a pesar
de su insistencia y de las riquezas que portaban como evidencia del éxito
obtenido en Tierras Lejanas.
Esta incredulidad no
impidió (¿O quizás impulsó?) que Marco Polo durante un conflicto naval contra
Génova, se ofreciera participar como capitán de galera veneciana, equipada con
fondos propios. Desgraciadamente terminó
capturado por los genoveses y enviado a prisión durante tres años, en el
transcurso de los cuales su compañero de celda, escritor de profesión, registró
el relato de sus viajes.
Sus contemporáneos no
tomaron en serio el texto manuscrito en tiempos previos a la Imprenta. Sus
relatos devinieron fuente de debates y controversias. Todavía hoy grupos de
expertos se dedican a investigar y autenticar los escritos de Marco a pesar que
mucha de las informaciones proporcionadas se incorporaron en mapas medievales,
y confirmadas posteriormente por viajeros durante los siglos XVIII y XIX.
Actualmente, un fuerte consenso acuerda en considerarlo un precursor de la
Geografía Científica.
No obstante, cuentan que 150 años después, la
información proporcionada por Marco sobre un gran océano que bañaba la costa
oriental de China, sugirió a un marino la idea que navegando desde el Occidente, quizás fuese
posible arribar a esas tierras.
Cuentan también que
este navegante genovés llevaba consigo una copia de los viajes de Marco Polo,
aunque difícilmente trató a los nativos que halló a su paso con el mismo
respeto y tolerancia que años antes había hecho el veneciano.
Globalización
y Guerra Fría
Debido al hecho de que
el Renacimiento suele estar asociado con los movimientos humanistas ligados al
Arte y situados en el Norte de Italia, se suele pasar por alto la puja llevada
a cabo simultáneamente entre Portugal y España para descubrir nuevos mercados.
Este curioso antecedente de la “Guerra Fría” se tradujo en una “carrera naval” por mejorar
el diseño y equipamiento de galeras y bergantines.
La rivalidad entre los
reinos de la Península Ibérica por el
control del comercio y las rutas de navegación internacionales, van a culminar
en la firma del tratado más escandaloso de su tiempo, por el que España y Portugal literalmente se reparten
el Globo: Tordesillas, firmado en 1494. Realizado con el patrocinio
del Alejandro VI, el papa justifica la
línea imaginaria con que divide el Atlántico entre los reinos, autorizándolos
respectivamente a “navegar, colonizar y bautizar a los infieles” que a juicio
del prelado “parecen suficientemente aptos para abrazar la fe católica y ser
imbuidos en las buenas costumbres”, legitimando así los abusos que se cometerían
después.
La navegación en Alta Mar, empresa peligrosa y
complicada, requería tanto recursos como apoyo institucional, por lo que era
patrocinada por los monarcas, con el apoyo de particulares. Estas incursiones
permitieron a los Reinos involucrados extender el comercio y dominio a otros
territorios.
La misma experiencia
del viaje de descubrimiento suponía la acumulación paulatina de información,
técnicas y conocimientos relacionados con la navegación y cartografía.
Permitían reconocer las limitaciones de las embarcaciones, lo que era retomado
para la realización de modificaciones ulteriores en los diseños. Además los
mismos viajes servían para recabar los datos de las cartas de navegación, que
se utilizarían para la elaboración de nuevos mapas.
Los registros sobre la Historia de la Ciencia,
prácticamente ignoran cómo los conocimientos relacionados con la Cartografía y
la Navegación Astronómica que recibieron un tremendo impulso a partir del bloqueo
económico de Constantinopla, retroalimentaron la avidez editorial por los relatos de viajes, que inesperadamente abriría nuevos horizontes
en el público receptor.
Francis
Bacon
Vale la pena apartarnos
un poco y repasar el lugar que la Ciencia otorga a Francis Bacon, con el
propósito de contextualizar las distintas contribuciones a lo que puede
denominarse todo un cambio de época.
Francis Bacon,
(1561-1626) original de Inglaterra, es considerado clave en el desarrollo del empirismo como método científico, y
precursor de las ideas elaboradas posteriormente por John Locke y David Hume.
Tal como se
acostumbraba, ingresó durante su adolescencia al Trinity College de Cambridge,
y sus estudios le permitieron elaborar lo que hoy denominaríamos una propuesta metodológica. Percibió que
eliminando toda noción preconcebida
del mundo, se puede y debe estudiar al hombre
y su entorno mediante observaciones
detalladas y controladas que merecen validarse
por la experiencia.
A partir de sus
reflexiones, Bacon sometió a revisión todas las ramas del saber humano
aceptadas en su tiempo, clasificándolas de acuerdo con las facultades de la
mente a la que pertenecían: Memoria,
Razón o Imaginación.
Varios siglos después,
también en Cambridge, no solo se llevaría a cabo en 1888 la Expedición al Extrecho de Torres,
sino que se probaría experimentalmente lo que hoy denominamos “procesos
dinámicos” de memoria a partir de los datos
obtenidos por antropólogos en dicha expedición.
Literatura
de Viajes y cambios cognitivos
¿Es posible reconocer
en los relatos de viajes, cómo en el imaginario medieval de la Europa cristiana
van emergiendo ciertos rudimentos de un espíritu más empírico y experimental?
Aventurar una respuesta
permite a autores como Cáceres insistir que el cambio paulatino de la
imagen del mundo no sería resultado solamente de elementos intelectuales, sino
de acontecimientos históricos y contingentes vinculados con la “Carrera de
Indias”, entre los que incluye la literatura de los viajes de descubrimiento.
El valor histórico de
los relatos en esa época de transición, no residiría en criterios de verdad o
falsedad, sino en que nos remiten a un mundo que no existe más, de culturas y
cosmovisiones que han desaparecido (Cáceres 2010)
Los relatos de la Edad Media poseyeron
tradicionalmente un contenido más imaginario que real. Leyendas, mitos de todo
tipo, relatos de santos y milagros poblaban
páginas y páginas que eran consumidas ávidamente. La operación de ubicar un relato cualquiera
en un sitio muy, muy lejano, y
hace mucho, mucho tiempo, permitía que un suceso alejado en tiempo y
espacio de la realidad cotidiana fuera transportado
sin mediación a lugares imaginarios.
Un relato así enmarcado
no establecía diferencias entre lo que se ha visto o fue contado, entre lo
sucedido y lo que pudo suceder, entre lo vivido y lo soñado. Desde esta
perspectiva, los relatos de viaje
constituían un pasaje inmediato hacia lo
fantástico o sobrenatural que se imbricaba en las representaciones
cotidianas.
Por eso, teniendo en
cuenta el carácter que suponían los relatos de viajes, el cambio producido a
partir de las expediciones reales (en ambos sentidos semánticos) permiten
observar paulatinamente cómo los
criterios de lo que se considera verdad, se van deslizando hacia lo empírico.
Se trata de
transformaciones difíciles de comprender desde la perspectiva del presente. Requiere
situarse en un medio con conocimiento geográfico muy limitado tanto por la
experiencia empírica, como por los sistemas de creencias.
Viajar por aguas
desconocidas, implicaba atravesar desde
lo experiencial creencias arraigadas en lo imaginario. Leyendas de
monstruos que devoraban las naves en el fin de la Tierra, o de que el calor
fuera tan intenso que hiciera hervir el mar, eran contradichas en el acto de
continuar el viaje. Representó el germen de un espíritu renovado respecto al
conocimiento del mundo.
Los navegantes, en
tanto encargados de llevar los cuadernos de bitácora, también comenzaron a
registrar todo lo que observaban, pues debían dar cuenta del éxito de la
empresa a sus patrocinantes.
Lo extraño, lo desconocido ya no tenía que ser abordado
desde lo mágico, maravilloso o inexplicable. El elemento más característico
de los relatos comienza a ser la verosimilitud realista y el tono de honestidad
testimonial (Soler 2003)
Las descripciones, los
sucesos siguen estando dentro del campo semántico de lo inaudito, pero el
lector comienza a leer desde el convencimiento de que el punto de partida es
una realidad geográfica y temporalmente localizada, sobre todo porque así lo sostienen los
propios autores protagonistas.
De esta manera las
concepciones más profundas fueron cambiando lentamente, no sin antes haber
configurado las relaciones entre Europa y las demás regiones del Globo.
Ojos
Imperiales
Mary Louise Pratt en su
obra Ojos Imperiales distingue los
relatos de Descubrimientos del siglo XV, de
los que se generaron a partir del siglo XVIII, que comienzan a relatar
las incursiones europeas al interior de los continentes, para explorarlos y
explotarlos de la mano de otra actividad de colonización, vinculada con la
imposición de “esquemas de clasificación totalizadores” de la Naturaleza:
“La
cartografía náutica ejercía el poder de nombrar. Por cierto, fue el
acto de nombrar donde confluyeron el proyecto geográfico y religioso, ya que
los emisarios reclamaban el mundo bautizando los accidentes geográficos y los
hitos con nombres eurocristianos. Pero también en comparación, el acto de nombrar de la Historia Natural
es más directamente transformador, porque (extrae) todas las cosas del mundo y las reorganiza dentro de una nueva
formación de pensamiento cuyo valor radica precisamente en ser diferente del
caótico original. Aquí nombrar, representar
y tomar posesión son una sola cosa: el acto de nombrar produce la realidad del
orden.” (Pratt 2010)
Pratt describe el Sistema Natural de Linneo
como una extraordinaria creación que ejercería una impronta sobre los modos en
que los europeos construían y explicaban su lugar en el mundo. Presentaba en
1735 un Ideal de clasificación unificado: La Sistematización de la Naturaleza
como proyecto europeo de Historia Natural concebía al mundo como un caos donde
el científico europeo imponía el orden.
“La
Historia Natural no solo sacaba a los
ejemplares de sus relaciones orgánicas o ecológicas con los otros, sino
también de su sitio en las
economías, historias y Sistemas sociales y simbólicos de los pueblos nativos. Dondequiera que fue
aplicada la Historia Natural como manera de pensar interrumpíó las redes existentes de relaciones históricas y
materiales entre las personas … …Como constructo económico, la Sistematización
de la Naturaleza representa al planeta reorganizado por (los
europeos)”(Pratt 2010)
La elección del título
del libro de Pratt sintetiza de qué modo
la llegada del europeo impuso su mirada
ordenadora a expensas de las nativas, con pretensiones de neutralidad, contribuyendo a construir la ficción de que una gran parte del planeta no tenía
historia antes de ser “descubierto” por
las coronas europeas. Estos pueblos, catalogados a partir de allí como
Salvajes, Exóticos, Sin Escritura, Sin Historia o Sin Estado se hallaban
sumidos en un caos que requería la sabia intervención del viejo mundo.
Conclusiones
Los conceptos de
Esquema, Mapa y Marco cognitivos, en tanto
constructos metodológicos, contribuyen a la descripción de los complejos
procesos de Memoria, permitendo el abordaje de sistemas que se encuentran
interrelacionados.
¿A qué me refiero con
Mapa y Marco cognitivos?
Dicho brevemente, los Mapas cognitivos remiten a aquellas referencias socialmente construídas que
nos ubican en tiempo y espacio,
y permiten tanto decidir como anticipar
la acción cotidiana
El concepto de Marco cognitivo, de carácter
lingüístico, remite a aquellos aspectos tanto verbales como no verbales
que introducen el modo en que debemos interpretar los mensajes emitidos. El
Marco delimita y define un
determinado mensaje. Permite abordar teóricamente cómo la Oralidad y la
Escritura “enmarcan” los mensajes de modo diferenciado.
Una vez presentado el
recorrido socio-histórico propuesto al inicio, recorrido que por fuerza se presenta recortado y acotado, pero de ningún
modo agotado, creo posible aventurar una reflexión acerca de cómo las
transformaciones del Mapa cognitivo de la época se retroalimentaron con la
difusión de literatura de viajes enmarcadas en contexto de descubrimiento de
nuevas tierras por orden imperial. Estas transformaciones fueron posteriormente integradas a un Esquema
Europeo de Dominación, a partir de la denominada “Sistematización de la
Naturaleza”
El concepto de Mapa
cognitivo como construcción social, permite comprender por qué los relatos de
Marco Polo referentes al lejano y fabuloso reino de China, fueron considerados
por sus contemporáneos medievales como algo
que sencillamente “no podía ser cierto”.
Debió mediar el interés
mercantil de los imperios para impulsar los ajustes adaptativos del Mapa cognitivo de los navegantes. Estos ajustes
a su vez enmarcaron los relatos al alcance del público en general, y fueron un
elemento crucial para transformar la Mentalidad medieval, que se encontraba autolimitada en un Orden
Inmutable por mandato de Dios.
Bibliografía:
Brotton, J (2003) “El
Bazar del Renacimiento. Sobre la influencia de Oriente en la Cultura
Occidental”. Barcelona, Paidos
Cáceres, R.(2010)
“Navegar y Narrar, aproximaciones a la literatura de viajes en la era de los
descubrimientos” Revista Ideas Conciteg. Diciembre 2010.
Fernandez-Armesto, F.
(2008) “Américo. El hombre que dio su nombre a un continente”. Barcelona,
Tusquets
Pratt, M.L. (2010)
“Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación” México, FCE
Soler, I (2003) “El
nudo y la Esfera. El navegante como artífice del mundo moderno”. Barcelona,
Acantilado.