Los estudios de las funciones de integración del
sistema fusiforme von economo, además de aumentar nuestra comprensión sobre el
sustrato neuronal que reúne la suma de percepciones y huellas fisiológicas de
la experiencia adaptativa, representan a su vez, un aporte sólido a las
Neurociencias de la Ética y la Fenomenología kantiana, por cuanto ambas
reflexionan sobre la necesidad de incorporar percepciones objetivas que
ofrezcan solidez a la elaboración de conceptos abstractos.
Recuperar los parámetros kantianos referidos a la intuición como
percepción objetiva de carácter inmediato, resulta relevante cuando estos
aspectos han quedado empantanados desde entonces en los debates y rodeos
filosóficos centrados en el lenguaje que dejaron fuera el modo en que todo
organismo con cerebro percibe la experiencia de estar en el mundo.
La diferencia entre intuiciones y conceptos fue trazada
claramente por Kant: la intuición tiene un carácter singular e inmediato, y
en cambio, el concepto presentaría un carácter universal y
secundario, es decir, mediado por la razón
Las intuiciones nos guían a través de
interacciones sociales complejas, altamente inciertas y que cambian
rápidamente, y el sistema von Economo representa el sustrato neuronal de tales
intuiciones guiadas por la razón en la producción de procesos simbólicos.
Introducción
La intuición,
según la propuesta del filósofo alemán Inmanuel Kant (1724-1804) merece
integrarse en toda formulación racional de conceptos.
Desde lo
neurofisiológico, la integración del flujo de ambas áreas neuronales (sistema
von Economo y corteza prefrontal) en particular durante momentos cruciales de
la existencia como primera infancia y adolescencia, representa un factor
crucial para obtener adaptación plena al entorno y salud mental auto-sostenida,
como veremos.
NvE y CPF: sustratos neurales diferenciados de la Intuición y la Razón
Desde la fisiología de los procesos cerebrales, hay suficiente consenso que los procesos superiores de la razón humana resultan empíricamente observables en los estudios con imágenes, donde la actividad de la corteza prefrontal “se enciende” mientras busca elementos en las diferentes redes neuronales. Que la corteza prefrontal actúa como una suerte de “director de orquesta” está fuera de toda discusión. (Shestyuk et al, 2017; Beaty et al, 2018 y Brosch et al 2018)
Sin embargo, es el momento de recordar aquí que
algunos físicos y matemáticos, entrenados en el ejercicio de procesos
secundarios analíticos de carácter racional, han referido la emergencia
espontánea de imágenes, ideas o hasta resoluciones de problemas sin haber
pasado por un proceso de razonamiento consciente que les permitiera arribar a
tales resoluciones. Han reconocido la sorpresa que les produjo tal emergencia
espontánea que han atribuido sin dudar a la intuición, invitando a otros a
recuperar su validez como fuente de sabiduría.
En vista de lo que hemos considerado hasta aquí,
¿Puede el sistema de neuronas von economo ayudarnos a comprender de dónde
surgen tales resoluciones aparentemente “espontáneas”? ¿Habrá alguna manera de
desarrollar tales resoluciones creativas? Para ello echemos un vistazo a la
neurofisiología de las neuronas fusiformes de proyección.
Los estudios demostraron que las células fusiformes
representan una clase de neuronas de proyección que envían un axón a la
sustancia la sustancia blanca subcortical y contribuyen a la conectividad con
la corteza prefrontal y centros subcorticales seleccionados. (Allman et al, 2001; Hof
y van der Gucht, 2007)
Por otra parte, y desde hace cuarenta años, el neurofisiólogo portugués
Antonio Damasio (1999) viene desarrollando su hipótesis del “marcador
somático" que presenta carácter negativo o positivo. El marcador somático remite a las marcas fisiológicas que toda experiencia deja en el cuerpo y
condicionan la conducta cotidiana en
el momento de advertir las consecuencias de ciertas decisiones.
Damasio clasifica tales marcas como negativas (marcador somático negativo) cuando nos damos tiempo para advertir que cierto proceder remite a recuerdos dolorosos que se evitan repetir. Algo similar ocurre con los recuerdos de experiencias positivas (marcador somático positivo) que remiten a recuerdos placenteros para sí y el grupo. que se proyectan a futuro como escenarios posibles. El concepto de marcador somático ofrece un parámetro para la observación tanto de conductas restrictivas como de aquellas conducentes al cambio y transformación social. (Damasio 1999; Salvetti, 2015 y 2017)
El “marcador somático” le permite a Damasio proponer la validez objetiva
de sensaciones que surgen “de las tripas” durante la toma de decisiones
exitosas para la supervivencia del grupo.
Al respecto, Allman recuerda que la presencia del receptor 2b de
serotonina, raro en la corteza prefrontal, pero muy común en las vísceras,
sugiere que sistema límbico está monitoreando la actividad en el intestino
(Allman et al., 2005) La expresión de los receptores de serotonina en las
neuronas von ecónomo, lo presenta como componente de un modelo neural integrador.
Una red neuronal del tipo fusiforme, permite al organismo reaccionar más rápidamente a las condiciones cambiantes que si
dependiera únicamente de las decisiones que requieren de procesos secundarios
lógicos de razonamiento cerebral. Las neuronas von
economo y los circuitos relacionados están involucrados en la intuición rápida,
que implica una conciencia inmediata sin esfuerzo en lugar de la participación
de los procesos deliberativos (Allman 2005)
Por último y no menos importante, los investigadores recuerdan cómo los
neuropéptidos de bombesina, NMB y GRP tienen una participación crucial en la
liberación de enzimas digestivas, donde los sentimientos viscerales y el
control de los intestinos interactúan con los circuitos involucrados en la toma
de conciencia, la motivación y la toma de decisiones conscientes. En este
contexto, la expresión de NMB y GRP representa un aspecto conservador evolutivo
de las NvE que refleja funciones muy básicas del control visceral, y permite a
los investigadores vincular las funciones integradoras de las NvE con el marcador somático propuesto por el Dr.
A. Damasio (Damasio,1999; Salvetti 2015 y 2017)
Todo hace inferir que, de modo similar a como observamos en el sistema
de neuronas espejo, el desarrollo óptimo de las funciones integradoras de las
NvE dependen en gran medida del entorno y estímulo socio-ambiental,
particularmente, del tipo de vínculo desarrollado con la madre y el entorno
espacial. (Allman et al, 2010; Gilbert et al, 2006)
Allman
considera que las neuronas fusiformes “funcionan
como controladores de tráfico” de las percepciones y emociones asociadas
con la experiencia. Y eso lo consiguen canalizando
señales de zonas alejadas entre sí con el encéfalo. De hecho, la corteza cingular
anterior, una de las dos zonas donde están concentradas estas neuronas, se
activa con las emociones intensas y también durante tareas complejas que
requieren juzgar y discriminar, como la detección de patrones irregulares de algún tipo. Esta zona de
la corteza parece que es fundamental en el autocontrol
cuando experimentamos sensaciones intensas como amor, o enojo. Un ejemplo
llamativo del papel de la corteza cingular anterior en las emociones y la discriminación
de las mismas, advierte que estas neuronas se activan intensamente y de
modo diferenciado cuando una madre oye llorar a su propio hijo y no a cualquier
otra criatura (Allman et al, 2002 y 2010)
La otra zona
donde están presentes las neuronas von economo, la corteza ínsulo frontal, (FI) forma parte de un circuito complejo
relacionado con el tacto, la percepción
del propio cuerpo y emociones más complejas. La actividad de la ínsula
anterior inferior, está relacionada con los cambios fisiológicos en el cuerpo,
la toma de decisiones, el reconocimiento de errores y la conciencia. (Bush y
Allman, 2004; Allman et al, 2001)
El desarrollo de las
funciones von eonomo, se encuentra involucrado con el funcionamiento ejecutivo
de un cuerpo que crece y madura, proceso acompañado necesariamente de grandes
cambios hormonales y movilizaciones del sistema emocional y motor hasta
alcanzar el autocontrol durante la adolescencia. Houdé (2010) sostiene que
la perturbación emocional del
adolescente es
consistente con el hecho que a menudo están incrustados psicológicamente en un
período de gran reactividad emocional y sensibilidad con sentimientos
negativos, que pueden derivarse de los
cambios fisiológicos del crecimiento y desarrollo hormonal y corporal.
Inmerso en tal torbellino
de tales cambios, alcanzar la madurez y el control cognitivo que
corresponde con la adultez implica reconocer
y aceptar la necesidad de equivocarse como etapa necesaria. En esta
etapa crucial, el reconocimiento de
las funciones de retroalimentación de las neuronas von economo, a medida que el
adolescente admite errores y equivocaciones como parte del proceso, contribuye
a un desarrollo emocional adaptativo, introduce confianza en sí mismo y permite
proyectarse al futuro, impulsado por procesos de
retroalimentación positiva favorecidos por el sistema fusiforme. (Allman 2010)
En el caso de los humanos adultos, estudios
recientes vinculan las neuronas von economo con el sentido del yo, la empatía
y la capacidad para organizar y supervisar otras partes del cerebro. Son neuronas especialmente adaptadas para integrar
nuestras emociones y ayudan a concentrarnos. Aunque las NvE no producen
pensamientos por sí mismas, pueden vincular con éxito diferentes grupos
neuronales y reconducir el flujo. (Allman et al, 2010)
De todas las
especies en que están presentes estas grandes neuronas, los cerebros humanos
presentan más cantidad y mayor tamaño relativo. El gran tamaño de las von
ecónomo en relación con las piramidales y otros tipos de células cerebrales,
les permite tener largos árboles dendríticos y axónicos, que introducen una rápida comunicación entre
zonas alejadas del cerebro. La necesidad adaptativa de comunicación rápida
en cerebros con alto grado de encefalización, representa una presión selectiva
hacia la evolución convergente de largas y extensas neuronas en huso en
mamíferos de gran tamaño. (Allman et al, 2010)
Las neuronas von economo en la corteza frontoinsular (FI) impulsan la retroalimentación de las
emociones, tanto la retroalimentación negativa (para evitar conductas nocivas
para sí y el grupo) como positiva (que impulsan a imaginar y trabajar por un
futuro mejor)
ambas vinculadas con respuestas inmediatas ante los imprevistos.
Muchos concluyen que, la evolución de las neuronas von economo favorecen
una adaptación relacionada con el tamaño del cerebro grande. El
comportamiento social complejo a menudo requiere respuestas inmediatas, y esto
hace que la capacidad de responder
rápidamente a las condiciones cambiantes (que solemos describir como
chispazos de intuición) sea crucial. (Allman et al, 2005)
Integrar intuiciones y conceptos en la vida cotidiana
Toda la evidencia
reunida conduce a pensar que la intuición se desarrolla
en interacción con los conceptos racionalmente adquiridos. “Las intuiciones sin conceptos son ciegas” decía Kant.
De allí que muchos sabios han referido que las resoluciones novedosas y
creativas, lejos de “surgir de la nada” emergieron de modo sorpresivo luego de
haber estado pensando con dedicación y de modo concienzudo en la resolución de
un determinado problema, aunque sin éxito alguno. La respuesta apareció después
mientras dormían, o en situaciones cotidianas alejadas del ámbito de trabajo,
una vez que relajaron la tensión psíquica, y abrieron la compuerta a los procesos
integradores de las neuronas von ecónomo.
Otro ámbito que va
sumando evidencia sobre la relevancia del sistema fusiforme en reflexiones
neuroéticas, remite a sus funciones en la búsqueda
del bien común, que permite introducir soluciones prácticas, efectivas y “con
los pies en la tierra.” El pragmatismo asociado
con las funciones von economo, presenta un claro contraste con las
racionalizaciones propias de un discurso ciego a la realidad cotidiana que nos
rodea, tal como también refería Kant. “Los conceptos sin referencia objetiva son vacíos”, indicaba el sabio. Y además no
conducen a nada.
Tales intuiciones humanas han sido formadas y desarrolladas tanto por el aprendizaje como mediante la interacción social con el entorno, y, según la evidencia reunida aquí, cuentan con un sustrato neural específico. Los sustratos neurales incluyen las cortezas fronto-insular, cingulada y órbito-frontal, asociadas con la estructura subcortical del tabique, los ganglios de la albahaca y la amígdala.
“Comprender el papel
de estas estructuras cerebrales socava muchas doctrinas filosóficas sobre el
estado incierto de las intuiciones” concluyen los investigadores (Woodward y
Allman, 2007)
Por lo tanto, el reconocimiento crucial del sistema
von economo es fundamental en toda reflexión bioética: introduce de modo inmediato el conjunto de
percepciones reales, y ofrece el impulso para retroalimentar emociones
positivas que posteriormente serán
vinculados por la corteza prefrontal (CPF) en pos de reunir los elementos que
definen la Mente Humana.
Las “neuronas de la intuición” y la fenomenología
kantiana
Los hallazgos
realizados sobre el sustrato neuronal de
la intuición, nos permiten introducir una breve reflexión sobre cómo los
datos que proporcionan las neurociencias pueden contribuir a resolver largas
disputas filosóficas sobre el carácter de la intuición en el pensamiento
humano. (Hof y van der Gucht, 2007; Woodward y Allman, 2007; Allman et al, 2001)
En este caso, nos
referimos a la discusión que tuvo lugar en el siglo XVIII respecto de la
validez del conocimiento no-conceptual adquirido
mediante los sentidos, que el filósofo Inmanuel Kant[1] denominó intuición sensible, cuando tal
conocimiento difiere sustancialmente de los conceptos
en tanto conocimientos adquiridos mediante los procesos lógico-analíticos de la
razón. (Stepanenko, 2016)
Para Kant, el conocimiento se adquiere en tres niveles
diferentes y sucesivos: [2]
El primero es la percepción sensible,
que ordena en tiempo y espacio, las
impresiones objetivas que recibe cada sujeto.[3]
En segundo lugar, según Kant, se encuentra el entendimiento,
cuya función es organizar estas impresiones a partir de ciertas categorías (que
tampoco preexisten en el mundo, sino que constituyen formas a partir de las
cuales interpretamos el mundo) que nos permiten constituir juicios.
Por último, en el nivel de razón, el sujeto toma estos juicios, los aísla de
toda emoción con el propósito de buscar principios abstractos que deriven en
conceptos. [4]
La filosofía desde el tiempo de los clásicos venía
insistiendo en la necesidad de aislar los procesos racionales con el propósito
de controlar y reprimir las emociones. Sin embargo, Kant en una de sus
reflexiones más discutidas, sostuvo la
necesidad de reconocer y reconducir las intuiciones en lugar de reprimirlas o
ignorarlas.
En Crítica de
la Razón Pura recordamos que Kant distinguió a las intuiciones como ámbito
de impresiones objetivas. En el mismo
texto propuso también la siguiente idea sobre la necesidad de integrar ambos
ámbitos en los procesos de pensamiento. Básicamente Kant expresó que:
Los conceptos sin
referencia objetiva son vacíos,
las intuiciones sin conceptualizar, son ciegas
Veamos ahora cómo es posible articular la intuición
sensible y la abstracción racional en los procesos de pensamiento
La necesidad kantiana de integrar intuición y razón
Es conocida entre los filósofos la censura de Kant a Leibniz por haber concebido la diferencia entre intuiciones y conceptos como únicamente de grado. Conforme a la posición de Leibniz, el conocimiento intuitivo resulta oscuro y confuso, a diferencia de los procesos racionales que derivan en conceptos claros y distinguibles.
Si esta breve digresión filosófica ha de servir como puente para comprender la relevancia del sistema de neuronas von Economo en procesos cognitivos exitosos, conviene regresar un momento a los escritos de Kant para buscar si ha logrado mostrar, de manera convincente y satisfactoria, alguna diferencia esencial entre la intuición y la conceptualización racional, como cosas distintas.
En Crítica de la Razón Pura, Kant vincula expresamente la singularidad y la inmediatez con la intuición. La intuición es descripta por Kant como un modo de conocimiento que se adquiere de modo inmediato, derivado de la percepción objetiva. Por el momento, vale recordar entonces que el mismo Kant propone que la intuición refiere a todo conocimiento objetivo adquirido de modo inmediato y a partir de lo que percibimos.
Recuperar estos parámetros kantianos
referidos a la intuición como percepción
objetiva de carácter inmediato resulta relevante cuando estos aspectos han
quedado empantanados desde entonces en los debates y rodeos filosóficos
centrados en el lenguaje que dejaron fuera el modo en que todo organismo con
cerebro percibe la experiencia de estar en el mundo.
La diferencia entre intuiciones y conceptos fue trazada claramente por Kant: la intuición tiene un carácter singular e inmediato, y en
cambio, el concepto presentaría un carácter universal y secundario, es decir, mediado por la razón (López Fernández, 2000)
Si hemos de recuperar el ámbito de la intuición
como fuente de conocimiento objetivo de carácter inmediato, cuyos elementos
merecen procesamiento secundario anclado en la realidad que nos rodea, es el
momento de comenzar a distinguir al
sistema von economo como el sistema neuronal que integra las percepciones
primarias y luego retroalimenta procesos secundarios propios de la corteza
prefrontal, definiendo de este modo el sentido del pensamiento humano.
Las Neurociencias de la Ética, sostienen que en la medida que el pensamiento consigue integrar intuición y razón, los procesos cognitivos tienden a fortalecer y retroalimentar la solidaridad y la cooperación que debieran caracterizar el espíritu humano.
Neurociencias y Neuroética:
Como muchos
sabemos, el ámbito interdisciplinar de las Neurociencias desarrollado en las
últimas décadas, investiga el cerebro y sus funciones más íntimas. Durante el
ejercicio de las prácticas invasivas, debido a su intervención sobre lo que se
considera la esencia humana (sus pensamientos, emociones, decisiones y valores)
surgió la necesidad de algún tipo de reflexión y regulación ética sobre tales
prácticas, propiciando la reciente formalización de la Neuroética en dos derivaciones:
La Ética de las Neurociencias,
discute los límites éticos de las técnicas invasivas aplicadas al cerebro
humano, y
Las Neurociencias de la Ética,
ámbito de las investigaciones iniciadas hace décadas por el neurofisiólogo
Antonio Damasio. En una transdisciplina (porque involucra varios ámbitos
disciplinares) que procura comprender y describir el sustrato neuronal que impulsa de modo exitoso las conductas
adaptativas humanas, particularmente cuando tales conductas individuales
derivan de una ética de los afectos positivos. Las Neurociencias de la Ética
abordan al ser humano en su totalidad física, mental y social.
Las Neurociencias
de la Ética, por lo tanto, reflexionan
sobre la capacidad intuitiva como poderoso aliado y
móvil profundo de toda acción superadora en conflictos humanos. En lugar de
reprimir las pasiones, procura maneras de retroalimentar los afectos positivos
en la resolución de problemas. Los enormes aportes de Antonio Damasio que
definen experimentalmente la “sensación del sí mismo” a partir del protagonismo
de la corteza prefrontal en la dinámica vinculante de esquemas interactivos,
darán cuenta de cómo las marcas fisiológicas que la experiencia deja en el
cuerpo conforman una huella lo suficientemente profunda como para determinar el
tono emocional de las decisiones cotidianas exitosas (Salvetti, 2015 y 2017)
En otras palabras, las neurociencias de la ética
procuran comprender y describir el sustrato
neuronal que impulsa de modo exitoso las conductas adaptativas humanas,
particularmente cuando tales conductas individuales derivan de una ética de los
afectos positivos. La recuperación de los estudios del sistema neuronal
diferenciado von economo, representa un formidable aporte a las Neurociencias
de la Ética y la Fenomenología kantiana.
Las
Neurociencias de la Ética, sostienen que en la medida que el pensamiento
consigue integrar intuición y razón, los procesos cognitivos tienden a
fortalecer y retroalimentar la solidaridad y la cooperación que debieran
caracterizar el espíritu humano.
(Fragmento de Arqueología del Símbolo, en preparación por Vivina Perla Salvetti)
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Blog fronteras de antropología
Las Neuronas que nos
hacen Humanos (I) Citología de las Neuronas von Economo https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2021/02/las-neuronas-que-nos-hacen-humanos-i.html
Las Neuronas que nos
hacen Humanos (II) Evolución convergente en Homínidos (h. Ergaster) Ballenas y Elefantes https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2021/02/las-neuronas-que-nos-hacen-humanos-ii.html
Las Neuronas que nos hacen Humanos (III) Impulso para cooperación y
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Las Neuronas que nos hacen humanos (VI) El secreto detrás del gesto
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Las
Neuronas que nos hacen humanos (V) El Hombre de la Chapelle-aux Saints
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[1] Inmanuel Kant (1724-1804) filósofo alemán y último pensador de la
modernidad. Es considerado uno de
los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía
universal.
[2] El epistemólogo argentino Gregorio Klimovsky (1997) desarrolló una
estructura lógica de términos científicos que también distingue entre diferentes niveles de abstracción de la
realidad, que toma como punto de partida los datos observables (Salvetti,
2018)
[3] Resulta curiosa la acertada inferencia kantiana, ya que, según
hemos tenido oportunidad de advertir en otras investigaciones neurocientíficas
realizadas, tanto las percepciones internas como las externas que experimentan
muchos organismos vivos, requieren de su
integración y consolidación en el Hipocampo, estructura cerebral
diferenciada que organiza y consolida los elementos que orientan en tiempo y espacio. (Chang et al, 2017; Bicansky y
Burgess, 2018; Pang et al, 2019)
[4] Esta tendencia a buscar principios generales del
conocimiento está marcada por las impresiones sensibles, que reciben el impulso
de la razón tendientes a la búsqueda de conceptos más allá de la experiencia y
con independencia de ésta. El idealismo trascendental kantiano puso el foco en el sujeto que conoce, algo que
representó toda una revolución en la filosofía de su tiempo. (Carpio, 2004)