Hola amigos.
Con esta entrada espero dar inicio a una nueva serie en
el blog que recupere reflexiones en base a lo observable con tono racional,
respecto del carácter de las fuerzas de la naturaleza, en discusiones que se
alejaban de mitos conocidos y fueron iniciadas por filósofos físicos, seis
siglos antes de nuestra era, y luego consiguieron encender acalorados debates con
la publicación del árbol de vida de Darwin.
El término filósofos
físicos identifica a los autores de textos fragmentados de la Magna Grecia,
quienes vivieron entre los años 600 y 400 antes de nuestra era, y son más
conocidos como filósofos presocráticos. Esta generación de formidables
pensadores ofrece el registro más antiguo de búsqueda racional y no-mítica para
dilucidar el carácter de la fuerza vital
que se nos impone y observamos en las cosas que nos rodean. Los filósofos
físicos estaban abocados a observar el entorno para buscar el principio vital
de todas las cosas (arché) cómo
nacen, cómo fluyen, y, sobre todo, cómo contribuir al flujo de estas innegables
fuerzas poderosas. Para lograrlo, consensuaron el término physis, del griego antiguo Φυσις (physis) que significa crecer o brotar, más allá de la voluntad humana.
La physis según estos sabios, definía el flujo vital.
Entre estos pensadores podemos citar a Tales,
Pitágoras o Heráclito, todos abocados a la descripción del flujo como hecho
observable. La filosofía presocrática, como su nombre lo indica, representó un
abordaje que difería en gran medida de las reflexiones de Sócrates, creador de
la dialéctica, por cuanto éste último
focaliza la búsqueda de respuestas existenciales centrada en el discurso. Los
físicos dependían en cambio de la observación y la experiencia vital.
Si la Ética médica en los días de Hipócrates, tuvo su inicio con las
reflexiones de filósofos físicos ancladas en la experiencia observable, habrá
que revisar cómo arribamos a una concepción ética de la medicina basada
únicamente en el discurso, que termina dirimiendo desde lo abstracto sobre
cuestiones concretas vinculadas con la salud y la enfermedad. Pero eso nos
apartaría del tema que a desarrollar en esta serie.
Estoy convencida que vale la pena recuperar las
reflexiones de corte lógico-racional propiciadas por los filósofos físicos, que
como suele ocurrir, merecieron en su tiempo incorporarse al Corpus Hipocrático. El flujo
de la physis, fue reconocido por los
hipocráticos como el principio universal
de la Vida en todas sus manifestaciones. Hubo consenso para considerarlo
asimismo el principio racional (no religioso) que confería orden, salud y
armonía a toda criatura viva.
Por eso no debiera llamar la atención que quienes hayan
mostrado mayor comprensión de las fuerzas vitales desde ese entonces, hayan
sido los médicos a través de la historia. El término physis, con el tiempo fue homologado con la Naturaleza, a la que se
calificaba también como fuerza que se nos impone y representa la última
esperanza para los enfermos terminales. En algún punto de la historia de la
medicina, se pasó de la frase ofrecida a familiares angustiados “solo queda
esperar, el paciente está en manos de Dios” a la frase “solo queda esperar que la
Naturaleza siga su curso.”
Esta noción de Fuerzas de la Naturaleza que presentan
un determinado patrón, ciertas
regularidades que como humanos nos toca reconocer, está presente en el Diario
de viaje de Charles Darwin, hijo de un médico. De hecho, cuentan que luego de su
experiencia con el hallazgo de especies extintas en Patagonia Argentina, y la
observación de diferentes estratos en la costa, obtuvo evidencia irrefutable
sobre la acción de las Fuerzas creadoras de
la naturaleza en territorio americano. Concluyó que “todos los rasgos del país provienen de cambios lentos
y graduales…Debemos confesar que aturde
reflexionar en el número de años … Al cambiar la estructura geológica de
las llanuras se altera también el carácter del paisaje” (Diario de viaje de
Charles Darwin, cfr Salvetti, 2019)
Una lectura de los primeros textos publicados por Darwin, nos revelan un
joven clérigo que no duda del carácter de lo que calificó como Fuerzas Creadoras. Más bien, lo que
Darwin cuestionó claramente, fue la interpretación
que muchos hacían del relato de la creación, conocida como fundamentalismo bíblico creacionista. El
fundamentalismo interpretaba a rajatabla las cronologías del génesis para
calcular la edad de la vida sobre la tierra, para concluir que todas formas de
vida fueron creadas hace cincuenta mil años. Sin embargo, el registro
encontrado por Darwin y la evidencia estratigráfica desmentían claramente lo
que algunos interpretaban en su tiempo.
Los Vectores de Cajal
Con la publicación del texto de Darwin, la trayectoria de las Fuerzas de
la Naturaleza, (physis) sus
regularidades y patrones, recibieron nuevamente el impulso necesario para
comenzar a ser reconocidas y observadas por la Ciencia de modo racional.
Muchos científicos se abocaron a estudiar el carácter eléctrico del
impulso nervioso, y que tal impulso guarda un determinado sentido. El médico
español Santiago Ramón y Cajal, fue pionero en estudiar de modo comparativo
diferentes muestras de tejido neuronal provenientes de diferentes especies y
establecer regularidades en el sentido
del flujo nervioso. Ramón y Cajal
también observó que el flujo resulta impulsado por el intercambio polar en el
espacio de la sinapsis. En sus
primeros dibujos naturalistas podemos observar la inserción de flechas que
ofician de vectores y describen
claramente el sentido del flujo eléctrico. Ramón y Cajal asimismo infirió que
el sentido del flujo era el mismo en
diferentes especies del reino animal. Esto es, en aves, anfibios, humanos,
incluso insectos. Sus geniales inferencias sobre el espacio para sinapsis o sobre el sentido polar del impulso nervioso no
fueron tenidas en cuenta en su tiempo, aunque los recientes estudios
experimentales confirman el mismo patrón de flujo neuronal en diferentes
especies, y nos permite avizorar que, así como todas las criaturas vivas presentan el mismo patrón a nivel
genético, ese mismo patrón consigue impulsar la trayectoria neuronal que
organiza los datos perceptivos para reconocimiento de regularidades y
diferencias que harán posible la supervivencia a un medio agresivo y hostil.
Confiamos que conocer un poco más las preocupaciones de Ramón y Cajal, y
más adelante las de E. Haeckel, W. Köhler y G. Bateson, ayuden a comprender
cómo los sorprendentes patrones en la memoria perceptiva, recientemente
descubiertos en el cerebro animal, nos revelan un sentido de la trayectoria neuronal, que organiza el patrón de datos
necesarios para supervivencia animal, y fueron anticipados en reflexiones
teóricas de hace más de un siglo.
(Fragmento de Arqueología del
Símbolo, en preparación por Vivina Perla Salvetti)
Bibliografía adicional:
“Ideas que cambian la historia: el boceto Tree of life” Publicado en ALMA
Cultura & Medicina 5 (4) - Esp. (2020) 001. Buenos Aires: EAB. Pp.
24-42. PDF Disponible en: https://www.academia.edu/41853745/Ideas_que_cambian_la_historia_el_boceto_TREE_OF_LIFE_ALMA_Cultura_and_Medicina_
“Arte Ciencia y Método en Ramón y Cajal: sus aportes a
la Kinesiología actual” Publicado en ALMA
Cultura & Medicina 6 (3) órgano oficial de APHIMED (Academia
Panamericana de Historia de la medicina) Buenos Aires: EAB. Versión de Autor disponible en:
https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2018/03/ramon-y-cajal-i-arte-ciencia-y-metodo.html
https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2018/03/ramon-y-cajal-ii-el-camino-del.html
“Las Fuerzas secretas que presionan y dan forma a la
Vida”
Nature 589, pp.186-188 (2021)
https://doi.org/10.1038/d41586-021-00018-x
¡Hasta la próxima, amigos!
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