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miércoles, 24 de abril de 2024

Los Rollos del Mar Muerto: Spinoza tenía razón

 


                  

El mss 4Q120 hallado en Qumram, es un manuscrito de la Septuaginta datado al siglo i a. C.                 Se destaca por traducir el Tetragrámaton del hebreo bíblico al griego.


Hola amigos. Esta entrada está dedicada a desarrollar que Spinoza tenía razón cuando, como resultado de sus estudios sobre la Biblia como documento histórico, sostuvo que las Antiguas Escrituras Hebreas no mencionan la inmortalidad del Alma, y que las creencias religiosas que sostenían que el alma es inmortal, respondían a que los rabinos habían incorporado oralmente tales interpretaciones que no figuraban en el texto original.

Spinoza fue expulsado por no retractarse de sus dichos. Pero el hallazgo realizado en el siglo XX demostró que tenía razón.

El extraordinario hallazgo de rollos milenarios en las cuevas de Qumram, cerca del Mar Muerto, reveló que el contenido de la versión griega de los LXX y otros rollos de las Escrituras hebreas, eran coincidentes.

Por eso vamos a recordar por qué surgió la necesidad de hacer una traducción al griego común de las Antiguas Escrituras hebreas para los judíos de la Diáspora, y luego recordaremos el maravilloso hallazgo de gran cantidad de manuscritos de las Antiguas Escrituras en una Cueva del Mar Muerto, a mitad del siglo XX.

                    Fragmento del rollo manuscrito de Isaías con más de dos mil años de antigüedad

La Versión de los LXX Sabios

La tradición nos comenta que la Septuginta fue el resultado de una traducción inspirada mandada a hacer a mediados del siglo II a.C. por Ptolomeo para completar su vasta y magnífica biblioteca de Alejandría. Para ello, realizó las solicitudes correspondientes y  se convocó a 72 hombres, seis de cada una de las tribus hebreas,  ancianos eruditos que se reunieron para darle la traducción adecuada a la Ley hebrea.

La traducción comenzó a fines del siglo iii a. C. (c. 280 a. C.), y concluyó hacia principios del siglo ii a. C. (c. 100 a. C.). Inicialmente fue traducido el Pentateuco y luego el resto de los registros (crónicas históricas, profetas mayores y menores, salmos y proverbios) se completaron paulatinamente en los tres siglos siguientes

Los 72 sabios judíos provenientes de Jerusalén, trabajaron por separado en la traducción manuscrita al griego de los textos sagrados del pueblo judío. Según la misma leyenda, la comparación de todos los manuscritos reveló que los sabios habían coincidido en su trabajo de forma milagrosa.

Al realizar trabajo filológico posterior, algunos observaron variaciones, a veces muy importantes, entre los textos encontrados en los diferentes códices de la Septuaginta. Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron que todas las variantes textuales entre la Septuaginta y el Tanaj (textos sagrados hebreos) se debían a errores de copistas, o incluso de la falta de interés en la fidelidad al texto hebreo-arameo. Sin embargo, cuando a partir de los descubrimientos en 1947 de las cuevas de Qumrán los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que las variaciones propias de la Septuaginta se hallaban reflejadas también en manuscritos hebreos y arameos bastante más antiguos. 

Una lectura comparativa atenta de los Códices griegos disponibles, revela que los diferentes libros sagrados asentados en la Versión de los LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado “primitivo”, carente de intervenciones, ofreciendo un material  mucho más primario y primigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético, bastante más pulido y editado en el curso de los siglos posteriores.

Recordamos que el filósofo Baruch de Spinoza criticó tales intervenciones e interpretaciones orales sobre el documento histórico original, y que el hallazgo de Qunram demostró que sus críticas habían tenido fundamento real, aunque no viviera para comprobarlo.

Ante las controversias sobre tales cambios en textos sagrados (incluso cambios en el contenido) algunos estudiosos señalan que, en numerosos casos, en Qumrán se han hallado manuscritos hebreos que avalan la versión griega de los LXX. Se ha determinado finalmente, que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético, que es la versión de los LXX que corrigió estilo, puntuación, e incluso el contenido del texto sagrado.

 

                Cuevas del Qunram, cerca del Mar Muerto, donde se descubrieron más de 900 manuscritos 

Los Rollos del Mar Muerto

Se estima que hace unos 2 mil 100 años, un grupo de escribas judíos escondieron unos 900 papiros manuscritos al interior de cuevas al norte del Mar Muerto para protegerlos. En aquel entonces, la información se pensaba que venía directamente de comunicación divina. Por ello, también, se consideraban documentos sagrados.

Eventualmente los 900 manuscritos diferentes se encontrarían en once cuevas cerca del valle llamado Wadi Qumran, de ellos se vienen analizando desde entonces 60.000 fragmentos recuperados, porciones o rollos completos de estos manuscritos, cubriendo muchos temas.

¿Pero por qué son tan importantes para nosotros estos Rollos del Mar Muerto? La razón es que antes de este descubrimiento los manuscritos más antiguos de los textos bíblicos databan del siglo IX después de Cristo. Eran copias de copias anteriores que se habían perdido hacía tiempo.

Pero ahora, por ejemplo, tenemos un rollo del libro completo de Isaías que data del segundo siglo antes de Cristo. Es mil años mayor que cualquier otro documento de la Escritura hebrea anterior que teníamos antes de 1947.

Los estudios realizados sobre los manuscritos descubiertos, demostraron que los textos encontrados son sorprendentemente similares a los documentos que ya tenemos. Las variaciones son menos del dos por ciento, lo que muestra, fuera de toda duda, el cuidado puesto en la realización de cada copia manuscrita a través de los siglos.

 

                                        Vista del lugar de las cuevas de Qumram, en el Mar Muerto

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