Se denomina Realismo Socialista el arte
oficial de la Unión Soviética a partir de 1934 cuando se prohibieron por
decreto el Arte Abstracto y los Formalismos durante el ascenso de Stalin.
Es un arte estalinista, que
buscaba la exaltación política y por ello se convierte en un arte
institucionalizado y académico.
En el país de la revolución el arte tuvo su salvación universal.
La cultura soviética se veía a sí misma como una cultura después del fin de la
historia, la supervivencia de la cultura después de la debacle capitalista en
Occidente. Y no andaban demasiados errados: la cultura soviética fue una
cultura después del fin de su historia.
No es sencillo introducirse en la conciencia soviética. Y no por
esa imagen kafkiana que se ha transmitido de burocratismo y GULAG, sino porque
se habla de toda una época con sus transformaciones, con sus diferentes
periodos, que van sedimentándose y configurando dinámicas no intencionales en
la sociedad, y que aparecen codificados a la conciencia occidental. Fue
necesario crear la sovietología para descifrar lo que llegaba de más allá de la
Cortina de Hierro.
Las bases de la doctrina artística del realismo socialista en
tanto aparato axiológico fue impuesto desde el Estado soviético. Se sostiene
que la doctrina estalinista del arte lleva a su extremo las disposiciones de
Lenin acerca de la «literatura de partido» y la recuperación de la herencia
cultural burguesa. En este sentido, puede afirmarse que el aparato axiológico
que dicha doctrina moviliza conjuga y termina por confundir los valores
políticos y los artísticos.
Si tras la revolución de 1917 gran parte de las agrupaciones de la
vanguardia artística, tanto en Rusia como a nivel internacional, pensaron que
el futuro había llegado finalmente, que era posible lograr el propósito de
“cambiar la vida” y, con el impulso de los acontecimientos, buscaron caminos
propicios para vincular sus programas a los de la política revolucionaria, lo
cierto es que, hacia mediados de la década del 30, esos proyectos de
intervención artístico-políticos de la vanguardia encontraron sus límites. En
efecto, la imposición del realismo socialista en 1934 clausuró la etapa en la
que los movimientos de vanguardia, tanto dentro de la URSS como en el resto del
mundo, acompañaban con ánimo entusiasta a la revolución social y política.
Lenin sigue vivo en la Tribuna
En el marco del Primer Congreso de la Proletkult que se llevó a
cabo en octubre de 1920, Lenin redacta un “Proyecto de resolución”, que exige
que la institución incluya en sus estatutos, en el que, entre otras cosas,
establecía que la asociación, lejos de plantearse como una entidad autónoma,
debía someter sus decisiones al Comisariado de Instrucción Pública, y afirmaba
enfáticamente la falsedad de cualquier programa que buscara “inventar una
cultura”.
Estas resoluciones de Lenin van perfilando los dos principios
básicos que serán reapropiados —y llevados a su extremo— por la doctrina
estalinista: asimilación productiva del legado cultural del pasado y
“vigilancia”, “control”, “obligación” de las prácticas en función de las
«necesidades» del partido. El punto culminante de estas discusiones entre la
vanguardia y el partido en torno al problema de la autonomía de las prácticas
artísticas y la herencia cultural fue la declaración, en 1934, en el marco del
Primer Congreso de Escritores Soviéticos, del realismo socialista como único
camino del arte socialista
Iconografías oficiales de Stalin, para propaganda de Estado
Objetos
del nuevo arte ruso
La idea es exaltar el trabajo, la solidaridad y la
eficacia del régimen comunista. Los precedentes se encuentran en la AkhRR (Asociación de artistas de la
Rusia revolucionaria) fundada en 1922 y promotora de actividades y
exposiciones que defienden la figuración al servicio de un realismo heroico
contrario a la vanguardia.
En
la década de 1920 y principios de la de 1930, el desarrollo estilístico del
arte soviético estaba en marcha. Las obras de estos años incluyen una amplia
gama de tradiciones cultivadas desde el arte arcaico al Constructivismo; sin
embargo, como resultado de la lucha, a mediados de los años 30, contra el
formalismo se estableció como lenguaje oficial el realismo, gravitado en la
pintura rusa del cambio de los siglos XIX y XX.
En
ese tiempo se crearon los retratos de
los líderes del Partido Comunista y jefes militares, sus espectaculares
imágenes fueron difundidas en desfiles, reuniones masivas, visitas y
acontecimientos de importancia política.
Lenin sigue vivo e la Plaza Roja: el líder teórico de la revolución, fue revitalizado una y otra vez después de su muerte
Estas
obras “oficiales” fueron el núcleo
ideológico del arte del realismo socialista, cumpliendo una de sus
principales misiones: la creación y el mantenimiento del culto a la personalidad de Josef Stalin y otros líderes soviéticos.
Una gran cantidad de obras de todo tipo de arte se dedicó a episodios reales y
míticos de sus biografías, para representarlos en las imágenes como
revolucionarios heroicos, guerreros, líderes sabios, “amigos del pueblo”.
Un
lugar importante en el complejo temático del realismo socialista fue ocupado
por obras
dedicadas al trabajo. Los artistas cantaron los éxitos de la
industrialización, la construcción y la agricultura; en el camino de la
colectivización, alabaron a los obreros avanzados, campesinos y sobre todo,
campesinas.
"Campos de paz" donde las mujeres rusas trabajan para apoyar la Revolución
Muchos
artistas dedicaron su trabajo al ejército y la armada: maniobras militares y
desfiles, retratos e imágenes colectivas de soldados y comandantes, el
equipamiento militar, la historia revolucionaria de las fuerzas armadas
soviéticas; estas historias estaban llenas de eventos festivos, que organizaba
periódicamente la dirección política del Ejército Rojo. Una presentación vívida
y espectacular de los logros del país soviético fue un importante medio de
agitación, diseñado para ayudar a movilizar a los ciudadanos para cumplir con
las tareas políticas y económicas establecidas por el partido y el gobierno.
Las
brillantes imágenes del arte soviético están dedicadas también a los temas de
la juventud,
la cultura física y el deporte. Del mismo modo tenían un significado
ideológico, ya que las imágenes de la juventud soviética, creadas por el poder
soviético, personificaban el brillante futuro del país.
Culto y fomento al Deporte ruso
Los
años entre 1930 y la década de 1950 son un período extremadamente controvertido
en la historia del arte ruso. En ese momento, se estableció un régimen
totalitario en la Unión Soviética, que controlaba todas las esferas de la vida
de los ciudadanos. El proceso artístico en el país también fue regulado por el
estado. La función principal del arte fue la implementación de propaganda con
el propósito de “alteración ideológica y educación de los trabajadores en el
espíritu del socialismo”. El realismo socialista se convirtió en un método
creativo obligatorio para todo el arte soviético.
De
la misma manera que el realismo era comprensible para las grandes masas, se
pidió a los artistas crear una imagen convincente de un estado unitario, justo
y próspero en el que gracias a la victoria del socialismo, cada ciudadano es
feliz y lleno de entusiasmo por el trabajo.
El hombre nuevo ruso
La
idea utópica de crear un hombre nuevo, un comunista convencido, cuerpo perfecto
y fuerte espíritu, encuentra en estas obras contornos visibles. En el marco de
este tema, los artistas tenían más libertad para trabajar con la forma, lo cual
fue facilitado por los mismos ejercicios deportivos con sus movimientos y
poses.
En
el contexto general del realismo socialista, una variedad de géneros, temas y
temas podría adquirir un significado ideológico. El canon existente del trabajo
realista socialista, además de la veracidad ideológica, sugería espectacularidad,
narración, didacticismo. Estaba dirigido a los sectores más amplios de la
población y formó un mito optimista sobre la implementación de la utopía
comunista.
Al
igual que los mitos de la antigüedad, que se teje en el tejido de la vida y formó
una especie de filtro a través del cual el pueblo soviético tuvo que aceptar la
realidad. Todo un ejército de maestros trabajó en la creación de este mito,
muchos de los cuales lograron crear obras muy impresionantes y que demostraban
un gran talento. Se reflejan no sólo los requisitos y normas ideológicas, sino
también la voluntad colectiva de la gente.
El
Realismo Socialista alcanzó proyección internacional en los Estados satélites y
en otros países, donde fue reconocido como “Arte del Partido” comunista, o
Nuevo Realismo.
(Material gentileza de páginas de Historia del Arte, del museo
ruso en Málaga, y otras fuentes)
Flores Ledesma, Antonio (2019) “Revolución en el contenido:
Ideología y Utopía en la formación del realismo soviético” Fedro. Revista de Estética y Teoría de las Artes número 19.
ALLE, María
Fernanda (2019) “La literatura del partido” El realismo socialista entre el
arte y la política” 452ºF 20: 166-186.