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jueves, 3 de julio de 2025

El Método Histórico critico de Spinoza… ¿para qué lo desarrolló?




                                           Baruch de Spinoza (1632-1677) Filósofo


Fragmento del artículo que plantea la crítica de Vigtosky al dualismo cartesiano y los desafíos de una Nueva Psicología Monista. Publicado en ALMA Cultura & Medicina 10 (3): 39-52. Buenos Aires: EAB

 

Tenemos razones para afirmar que Spinoza (1632-1677) creía que el cuerpo entero es el alma, según antiguas creencias hebreas monistas que sufrieron cambios sustanciales entre los hebreos a partir del siglo X.

Si queremos comprender entonces por qué en Teoría de las emociones (1933) Vigotsky consideraba un error filosófico de graves consecuencias haber considerado que Descartes era lo mismo que Spinoza, necesitamos en principio dilucidar si Spinoza era dualista o monista. Para salir de la duda proponemos una pregunta simple:

¿Creía o no creía Spinoza en la inmortalidad del alma humana (ψυχἠ, psikhé)?

 

Spinoza y el Alma según las Escrituras

A fin de no extender de modo innecesario el suspenso, podemos adelantar que Spinoza sostenía públicamente que las Antiguas Escrituras Hebreas no ofrecían sustento para la inmortalidad del Alma humana, y no retractarse de ello fue una de las razones para su expulsión de la Sinagoga.

Como vemos, todo el debate respecto de si Spinoza es monista o dualista, puede dirimirse fácilmente accediendo a los registros históricos y a las razones para que fuera expulsado de la Sinagoga por sostener públicamente que “el alma no es inmortal”. Spinoza venía generando malestar entre los suyos por criticar fuertemente las interpretaciones orales de la Ley que terminaban afirmando ideas contrarias a lo que, según Spinoza, estaba escrito en las Antiguas Escrituras. Una vez alejado de la Sinagoga, nunca se retractó de su postura, y dedicó sus últimos años a desarrollar un método Histórico-crítico para leer directamente la Biblia, en su Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea y el Tractatus Theologico-Politicus (TTP) publicados póstumamente.

                         Spinoza Compendio de la gramática de la lengua hebrea   



                                            Tractatus Theológico Politicus. Notas manuscritas


Para quienes tengan temor de abordar a Spinoza por creerlo complicado, les aseguro que ambos libros son bastante sencillos de entender, con excelentes prólogos y traducciones al español.

Guadalupe González Diéguez nos recuerda que Spinoza estimuló el estudio de la lengua hebrea antigua, indispensable para abordar las Antiguas Escrituras. Agrega que:

Spinoza no dejó de reflejar en su obra gramatical aspectos centrales de su filosofía, lo cual resulta muy enriquecedor… La regularidad de la Naturaleza, el monismo sustancial…la importancia de los afectos…todos estos aspectos nos muestran el interés por esta obra, que sobrepasa por mucho el de un opúsculo de gramática, proporcionándonos una aproximación nueva a la figura de Spinoza” (Dieguez, 2005:10, cursivas añadidas)

Diéguez comenta que Spinoza reclama unidad metodológica para estudiar tanto la Naturaleza como las Escrituras, ya que las Escrituras no están fuera del orden de las cosas naturales, son parte de la Naturaleza.

Spinoza sostuvo una y otra vez, que la Escritura debe ser explicada desde la Escritura misma.

Spinoza también rechazó los signos y aportes masoréticos elaborados e incorporados en el siglo X para interpretar las Escrituras hebreas, porque no han sido capaces de establecer un sistema coherente de periodización del discurso (Diéguez 2005: 33 y 34)

       Este problema fue abordado francamente por Spinoza en el TTP: “los hebreos no tienen letras vocales… no solían distinguir las oraciones, ni expresarlas o reforzarlas con ningún signo. Y, aunque estas dos cosas, las vocales y los signos de puntuación, se los suela suplir por puntos y acentos, no podemos fiarnos de ellos, puesto que han sido inventados y establecidos por hombres de épocas posteriores, cuya autoridad nada debe valer para nosotros.” (Spinoza 2014:108, cursivas añadidas)

Spìnoza cuestiona así la interpretación oral de las Escrituras en las Sinagogas de su tiempo, que tuerce el sentido original. Ese es el nudo del argumento para proponer su método de lectura directa del texto sagrado.

El Método Histórico-crítico para leer el Antiguo Testamento se encuentra en el TTP. Como señala Atilano Domínguez Basalo (2014) su traductor y prologuista, la aparición de la obra generó “una auténtica revolución intelectual” ya que se produce en un momento crucial, situado entre la reforma religiosa, que había conducido a la Paz de Westfalia, y las revoluciones políticas que desembocarían en el estado laico.

Basalo prosigue sobre el método para leer la Biblia por cuenta propia del TTP, incentivado por el clima de época: “El temor y la veneración a Yavé, la fe y el amor a Cristo no aparecen por ningún lado… Si con su método hermenéutico Spinoza se adelantó en dos siglos a Wellhausen y a Gunkel, en su visión del judaísmo y del cristianismo es precursor de las historias de la humanidad al estilo de Herder y de Hegel” (Basalo 2014, cursivas añadidas)

Spinoza propone entonces en el TTP el siguiente método para leer las Escrituras a la luz de la razón:

1. Primero hay que contar con perfecto conocimiento de la lengua original en que fueron escritos cada uno de los diferentes libros sagrados que componen la Biblia.

2. Después hay que aislar temas y agruparlos sistemáticamente, para que emerja la interpretación que Spinoza denomina “natural”, acorde a un criterio de coherencia interna

3. Finalmente, en caso de dificultad, hay que recopilar toda la información histórica posible para contextualizar lo que resulte contradictorio (datos sobre la vida de los autores de cada libro de las Escrituras, sus costumbres, opiniones, etc)

Pongamos entonces a prueba su método para descubrir qué dice la Biblia sobre el alma.

 

El Método Histórico-crítico y el concepto monista del alma

Si hemos de aplicar el método de Spinoza para averiguar qué es el alma según las Escrituras, luego de reconocer las dificultades que presenta el alfabeto hebreo para acceder al significado de los términos originales, proponemos aplicar el Método de Spinoza sobre la traducción de las Escrituras hebreas al griego realizada durante la Diáspora. El alfabeto griego fue el primer alfabeto que incorporó vocales además de las consonantes, factor que evitaba errores de interpretación en los términos traducidos.

Recordamos que la reconocida Versión de los LXX, fue realizada por 72 sabios, seleccionados por autoridades religiosas judías para traducir a partir de 280 A.C las antiguas Escrituras hebreas. El sorprendente hallazgo de los Rollos del Mar Muerto realizado en la década de 1940, demostró que las antiguas versiones griegas y hebreas de las Sagradas Escrituras halladas eran coincidentes.   

https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2024/04/los-rollos-del-mar-muerto-spinoza-tenia.html

 


                                         Fragmento de papiro de la Versión de los LXX (griega)

Muchas de las versiones actuales de la Biblia, cuentan con notas al pie que remiten a términos cruciales en idioma original, hebreo y griego. Por tanto, elegiremos un par de versículos de la Biblia que contengan el término griego psikhé (alma) y lo compararemos con la nota al pie, que recuerda tanto el término hebreo original como el griego traducido.

Elegimos la versión Reina Valera, para comparar los términos originales en hebreo y griego del pasaje del Génesis 2:7 que relata la creación de Adán:

“Formó, pues… Dios al hombre del polvo de la Tierra, y alentó en su nariz soplo de vida (hebreo nisch-máth) y fue el hombre en alma (hebreo: ne-fesch, criatura respiradora; griego: psikhé) viviente” (RVR09: Biblia Reina Valera 1909)

 

Analicemos un poco. Luego que Dios formara al hombre, este permanecía sin vida hasta que Dios le insufló aliento vital, y apenas comenzó a respirar,  Adán fue un alma viviente.

También llama la atención que el término hebreo ne-fesch, traducido al griego como psikhé significa “respirador”, o “ser que respira”. Si respira, es un alma. Está vivo. Tan simple como eso.

Recordamos que el término griego psikhé, luego fue traducido al latín como ánima. Muchos de nosotros estamos familiarizados con el término “estar animado” luego de comer,  beber, o haber satisfecho alguna necesidad física y el término en latín mantiene ese sentido que nos ayuda a comprender el concepto griego de alma.

Una buena cantidad de versículos bíblicos del Antiguo Testamento, en los que aparece originalmente el término traducido en la versión de los Setenta como psikhé, han sido traducidos luego al español como persona,  que realiza acciones como comer (Lev. 7:20) tocar objetos (Lev. 7:21)  ser ejecutada (Exodo 12:15) o incluso estar difunta (sí, el alma muere, Num. 5:2). El alma, (psikhé) para los escribas hebreos de la antigüedad, a todas luces era la persona, física, real, con todas sus cualidades, atributos y deseos. Y así lo tradujeron.

La historia registra que Spinoza diseñó y aplicó su propio método de análisis sobre las Antiguas Escrituras hebreas para señalar que las mismas no mencionan la inmortalidad del alma, y que tales creencias fueron incorporadas posteriormente por una interpretación rabínica de carácter oral con fuertes influencias neoplatónicas.

Se hace necesario contrastar ahora el uso de psikhé en otras fuentes antiguas, si hemos de concluir que Spinoza era monista, y no dualista como Descartes. Para ello contrastaremos los conceptos hebreos, con fragmentos griegos clásicos y presocráticos, cuyo contenido y clara pertinencia para la práctica médica, quizás resulte una sorpresa para algunos.

 

El alma (psikhé) en el Corpus Hipocrático

¿Por qué estamos tan seguros que los antiguos griegos compartían el concepto monista hebreo del alma, que luego observamos en Aristóteles y en Spinoza? No solo por el modo como los 70 sabios tradujeron el término hebreo como psikhé en las Escrituras, sino fundamentalmente, porque psikhé también fue el término utilizado en el Corpus Hipocrático para referirse a las dolencias físicas del cuerpo humano.

El Doctor Pedro Laín Entralgo (1908-2001,) en La Medicina Hipocrática (1970) realizó un análisis filológico y médico del conjunto de escritos llamados “hipocráticos”.

                                                Pedro Laín Entralgo, Médico e Historiador

                                                    La Medicina Hipocrática (1970)


 Respecto de los usos asociados al término psikhé en el Corpus, Laín expresa su asombro al observar la inclusión del término “en el cuadro de un conjunto de descripciones anatómicas… los hipocráticos nunca dejaron de ver el alma (psykhé) como una realidad material” (1970: 141, cursivas añadidas)

“¿Qué era el alma para los hipocráticos?” se pregunta. Si Laín ha de guiarse por cómo y dónde es empleado el término, el alma, como mínimo “no era espiritual en el sentido que con el cristianismo llegará a tener esta palabra… Por eso hay que entender el alma según su significación más literal y física en toda una serie de afirmaciones de los escritos en que ellos nos hablan: que existen “poros para el alma” (vi, 514 y 524)” que el alma, abrasada, consume el cuerpo (v, 314); que se desarrolla a lo largo de la vida, tanto en el hombre como en los grandes animales (vi, 480); que el alma se produce hasta la muerte” (Laín 1970:180, cursivas añadidas)

Laín (1970) incluyó como respaldo, citas al pie de filósofos presocráticos, contemporáneos de Hipócrates, mientras continúa expresando su asombro por las diferencias entre la medicina actual y la fundamentada en la filosofía presocrática:

“Influido, acaso sin saberlo, por Descartes y Kant, el médico moderno procede como si en la vida del hombre hubiese dos regiones susceptibles de ser aisladas entre sí, (como sostiene el dualismo)… El médico hipocrático fue…completamente ajeno a esta distinción (cuerpo-alma) ...

“La enfermedad era para él una perturbación de la physis del hombre, y a esta pertenecen tanto el cuerpo del enfermo (soma) como su alma (psykhé)… para el médico debe ser sumo criterio de certeza: la sensación del cuerpo (Lain 1970: 255 y 256, paráfrasis, cursivas y paréntesis añadidos)

El uso del término psikhé en el Corpus Hipocrático no nos deja lugar a dudas: para el médico hipocrático (y presocrático), el alma es el cuerpo que respira, no es eterna y está unida al cuerpo.

Recordamos que la filosofía presocrática, como su término indica, se distinguió de las reflexiones posteriores de Sócrates, focalizadas en la búsqueda de respuestas existenciales mediante el dialogo y el lenguaje.

Estos filósofos physikoy, (estudiosos de la physis)  en cambio, venían siendo científicos pioneros y pensadores formidables para observar de modo racional el principio vital de todas las cosas. El carácter observable y racional de las poderosas Fuerzas de la Naturaleza (physis) luego fue incorporado al corpus hipocrático, como vimos en Laín,

Siglos más tarde, con Aristóteles, la Naturaleza, (physis) comenzó a ser vista como el principio universal del movimiento y del cambio (Lear, 1994) Aristóteles también se refirió a estos filósofos como physikoy, toda vez que buscaran explicaciones racionales, no míticas, de fenómenos de la physis (gr. lo que hace crecer) observados en la vida cotidiana. (Kirk et al, 2008) Recordamos asimismo que, según Jacob Bernays (1824-1881) Aristóteles era hijo de un médico, y bien pudo hallar inspiración en el Corpus Hipocrático para su mirada racional y no mítica al escribir Acerca del Alma (1978) Volveremos más adelante sobre este punto

Bibliografía:

BASALO, Atilano Dominguez (2014) “Introducción” Tratado Teológico-Político. Madrid: Alianza Editorial

BIBLIA REINA VALERA (1909) Revisada y distribuida por Sociedades Bíblicas Unidas.

DIEGUEZ, Guadalupe González (2005) “Introducción al Compendio de Gramática de la lengua hebrea de Baruc de Spinoza” Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea. Madrid: Editorial Trotta

KIRK, Geoffrey S, Raven John E y Schofield Michael (2008) Los Filósofos Presocráticos. Historia crítica con selección de textos. Barcelona: Editorial Gredos

 

LAIN ENTRALGO, Pedro (1970) La Medicina Hipocrática. Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente, S.A.

LEAR, Jonathan (1994) Aristóteles. El deseo de comprender. Madrid: Editorial Alianza. 

MESQUITA, Antonio (2016). “Platón y Aristóteles. Dos ontologías en confrontación”. Estudios de Filosofía 53: 57-79. Lisboa: Universidad de Lisboa.

MIRANDA, Andrés E. (2010) La inmortalidad del Alma: Una exploración general y tentativa a través de Homero, el Orfismo, Platón y Aristóteles”. Seminario Metafísica en tres autores.    Sgo. de Chile: Univ.de Chile. http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/109924

PÁRAMO-VALERO, Víctor (2012) “El Eterno Dualismo antropológico alma-cuerpo ¿roto por Laín?” Thémata. Revista de Filosofía Nº 46: 563-569.

SPINOZA, Baruch (2005) Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea. Madrid: Editorial Trotta

SPINOZA, Baruch (1670/2014) Tratado Teológico-Político. Trad. Atilano Dominguez. Madrid: Alianza Editorial

TATIAN Diego (2018) “Spinoza, filosofía de la liberación”  SZIENZA & POLITICA 30 (58):115-130.

VIGOTSKY L. (1927/1982) “El significado histórico de la crisis de la Psicología” Obras Escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.

VIGOTSKY L. (1933/1982) “El problema de la conciencia” Obras escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.


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