Baruch de Spinoza (1632-1677) Filósofo
Fragmento del artículo que
plantea la crítica de Vigtosky al dualismo cartesiano y los desafíos de una Nueva Psicología Monista. Publicado en ALMA Cultura & Medicina 10
(3): 39-52. Buenos Aires: EAB
Tenemos razones para afirmar que Spinoza
(1632-1677) creía que el cuerpo entero es el alma, según antiguas creencias hebreas monistas
que sufrieron cambios sustanciales entre los hebreos a partir del siglo X.
Si queremos comprender entonces por qué en Teoría de las emociones (1933) Vigotsky
consideraba un error filosófico de graves
consecuencias haber considerado que Descartes era lo mismo que Spinoza,
necesitamos en principio dilucidar si Spinoza era dualista o monista.
Para salir de la duda proponemos una pregunta simple:
¿Creía o no creía Spinoza en la inmortalidad
del alma humana (ψυχἠ, psikhé)?
Spinoza y el Alma según las Escrituras
A fin de no extender de modo innecesario el
suspenso, podemos adelantar que Spinoza sostenía públicamente que las Antiguas
Escrituras Hebreas no ofrecían sustento
para la inmortalidad del Alma humana, y no retractarse de ello fue una de
las razones para su expulsión de la Sinagoga.
Como vemos, todo el debate respecto de si
Spinoza es monista o dualista, puede dirimirse fácilmente accediendo a los
registros históricos y a las razones para que fuera expulsado de la Sinagoga
por sostener públicamente que “el alma no
es inmortal”. Spinoza venía generando malestar entre los suyos por criticar
fuertemente las interpretaciones orales
de la Ley que terminaban afirmando ideas contrarias a lo que, según Spinoza,
estaba escrito en las Antiguas Escrituras. Una vez alejado de la Sinagoga, nunca se retractó de su postura, y
dedicó sus últimos años a desarrollar un método Histórico-crítico para leer
directamente la Biblia, en su Compendio
de Gramática de la Lengua Hebrea y el Tractatus
Theologico-Politicus (TTP) publicados póstumamente.
Spinoza Compendio de la gramática de la lengua hebrea
Tractatus
Theológico Politicus. Notas manuscritas
Para quienes tengan temor de abordar a
Spinoza por creerlo complicado, les aseguro que ambos libros son bastante
sencillos de entender, con excelentes prólogos y traducciones al español.
Guadalupe González Diéguez nos recuerda que Spinoza
estimuló el estudio de la lengua hebrea antigua, indispensable para
abordar las Antiguas Escrituras. Agrega que:
“Spinoza no dejó de
reflejar en su obra gramatical aspectos centrales de su filosofía, lo cual
resulta muy enriquecedor… La regularidad
de la Naturaleza, el monismo
sustancial…la importancia de los afectos…todos estos aspectos nos muestran
el interés por esta obra, que sobrepasa por mucho el de un opúsculo de
gramática, proporcionándonos una
aproximación nueva a la figura de Spinoza” (Dieguez, 2005:10, cursivas
añadidas)
Diéguez comenta que Spinoza reclama unidad metodológica para estudiar tanto
la Naturaleza como las Escrituras, ya que las Escrituras no están fuera del
orden de las cosas naturales, son parte de la Naturaleza.
Spinoza sostuvo una y
otra vez, que la Escritura debe ser
explicada desde la Escritura misma.
Spinoza también rechazó
los signos y aportes masoréticos elaborados e incorporados en el siglo X para
interpretar las Escrituras hebreas, porque no han sido capaces de establecer un
sistema coherente de periodización del discurso (Diéguez 2005: 33 y 34)
Este problema fue abordado francamente
por Spinoza en el TTP: “los
hebreos no tienen letras vocales… no
solían distinguir las oraciones, ni expresarlas o reforzarlas con ningún signo.
Y, aunque estas dos cosas, las vocales y los signos de puntuación, se los suela
suplir por puntos y acentos, no podemos
fiarnos de ellos, puesto que han sido inventados y establecidos por hombres
de épocas posteriores, cuya autoridad
nada debe valer para nosotros.” (Spinoza 2014:108, cursivas añadidas)
Spìnoza cuestiona así la interpretación oral de las Escrituras en las Sinagogas de su
tiempo, que tuerce el sentido original. Ese es el nudo del
argumento para proponer su método de lectura directa del texto sagrado.
El Método
Histórico-crítico para leer el Antiguo Testamento se encuentra en el TTP.
Como señala Atilano Domínguez Basalo (2014) su traductor y prologuista, la
aparición de la obra generó “una auténtica revolución intelectual” ya que se
produce en un momento crucial, situado entre la reforma religiosa, que había
conducido a la Paz de Westfalia, y las revoluciones políticas que desembocarían
en el estado laico.
Basalo prosigue sobre el método para leer la
Biblia por cuenta propia del TTP, incentivado por el clima de época: “El temor
y la veneración a Yavé, la fe y el amor a Cristo no aparecen por ningún lado… Si con su método hermenéutico Spinoza se adelantó en dos siglos a Wellhausen y a Gunkel,
en su visión del judaísmo y del cristianismo es precursor de las historias de la humanidad al estilo de Herder y de Hegel” (Basalo 2014, cursivas
añadidas)
Spinoza propone entonces en el TTP
el siguiente método para leer las Escrituras a la luz de la razón:
1. Primero hay que contar con
perfecto conocimiento de la lengua original en que fueron escritos cada uno de
los diferentes libros sagrados que componen la Biblia.
2. Después hay que aislar temas y
agruparlos sistemáticamente, para que emerja la interpretación que Spinoza
denomina “natural”, acorde a un criterio de coherencia interna
3. Finalmente, en caso de
dificultad, hay que recopilar toda la información histórica posible para
contextualizar lo que resulte contradictorio (datos sobre la vida de los
autores de cada libro de las Escrituras, sus costumbres, opiniones, etc)
Pongamos entonces a prueba su método
para descubrir qué dice la Biblia sobre el alma.
El Método Histórico-crítico y el concepto monista del
alma
Si hemos de aplicar el método de Spinoza para
averiguar qué es el alma según las Escrituras, luego de reconocer las
dificultades que presenta el alfabeto hebreo para acceder al significado de los
términos originales, proponemos aplicar el Método de Spinoza sobre la
traducción de las Escrituras hebreas al griego realizada durante la Diáspora.
El alfabeto griego fue el primer alfabeto que incorporó vocales además de las
consonantes, factor que evitaba errores de interpretación en los términos
traducidos.
Recordamos que la reconocida Versión de los LXX, fue realizada por 72
sabios, seleccionados por autoridades religiosas judías para traducir a partir
de 280 A.C las antiguas Escrituras hebreas. El sorprendente hallazgo de los
Rollos del Mar Muerto realizado en la década de 1940, demostró que las antiguas
versiones griegas y hebreas de las Sagradas Escrituras halladas eran
coincidentes.
https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2024/04/los-rollos-del-mar-muerto-spinoza-tenia.html
Fragmento de papiro de la Versión de los
LXX (griega)
Muchas de las versiones actuales de la Biblia,
cuentan con notas al pie que remiten a términos cruciales en idioma original,
hebreo y griego. Por tanto, elegiremos un par de versículos de la Biblia que contengan el término griego psikhé (alma) y lo compararemos con la
nota al pie, que recuerda tanto el
término hebreo original como el griego
traducido.
Elegimos la
versión Reina Valera, para comparar los términos originales en hebreo y
griego del pasaje del Génesis 2:7 que relata la creación de Adán:
“Formó,
pues… Dios al hombre del polvo de la Tierra, y alentó en su nariz soplo de vida (hebreo nisch-máth) y fue el hombre en alma (hebreo:
ne-fesch, criatura respiradora;
griego: psikhé) viviente”
(RVR09: Biblia Reina Valera 1909)
Analicemos un poco. Luego
que Dios formara al hombre, este permanecía sin vida hasta que Dios le insufló
aliento vital, y apenas comenzó a respirar,
Adán fue un alma viviente.
También llama la atención
que el término hebreo ne-fesch,
traducido al griego como psikhé significa
“respirador”, o “ser que respira”. Si respira, es un alma. Está vivo. Tan simple como eso.
Recordamos que el término
griego psikhé, luego fue traducido al
latín como ánima. Muchos de nosotros
estamos familiarizados con el término “estar animado” luego de comer, beber, o haber satisfecho alguna necesidad física y el término en latín
mantiene ese sentido que nos ayuda a comprender el concepto griego de alma.
Una buena cantidad de
versículos bíblicos del Antiguo Testamento, en los que aparece originalmente el
término traducido en la versión de los Setenta como psikhé, han sido traducidos luego al español como persona,
que realiza acciones como comer
(Lev. 7:20) tocar objetos (Lev.
7:21) ser ejecutada (Exodo 12:15) o incluso estar difunta (sí, el alma muere,
Num. 5:2). El alma, (psikhé) para los
escribas hebreos de la antigüedad, a todas luces era la persona, física, real, con todas sus cualidades, atributos y deseos.
Y así lo tradujeron.
La historia registra que
Spinoza diseñó y aplicó su propio método de análisis sobre las Antiguas
Escrituras hebreas para señalar que las mismas no mencionan la
inmortalidad del alma, y que tales creencias fueron incorporadas
posteriormente por una interpretación rabínica de carácter oral con fuertes
influencias neoplatónicas.
Se hace necesario contrastar
ahora el uso de psikhé en otras fuentes antiguas, si hemos de concluir
que Spinoza era monista, y no dualista como Descartes. Para ello contrastaremos los conceptos
hebreos, con fragmentos griegos clásicos y presocráticos, cuyo contenido y
clara pertinencia para la práctica médica, quizás resulte una sorpresa para
algunos.
El alma (psikhé) en el Corpus
Hipocrático
¿Por qué estamos tan seguros
que los antiguos griegos compartían el concepto monista hebreo del alma, que
luego observamos en Aristóteles y en Spinoza? No solo por el modo como los 70
sabios tradujeron el término hebreo como psikhé
en las Escrituras, sino fundamentalmente, porque psikhé también fue el término utilizado en el Corpus Hipocrático para
referirse a las dolencias físicas del cuerpo humano.
El Doctor Pedro Laín
Entralgo (1908-2001,) en La Medicina
Hipocrática (1970) realizó un análisis filológico y médico del conjunto de
escritos llamados “hipocráticos”.
Pedro Laín Entralgo, Médico e Historiador
La Medicina Hipocrática (1970)
Respecto de los usos
asociados al término psikhé en el
Corpus, Laín expresa su asombro al observar la inclusión del término “en el cuadro de un conjunto de descripciones anatómicas… los
hipocráticos nunca dejaron de ver el alma
(psykhé) como una realidad material” (1970: 141, cursivas añadidas)
“¿Qué era el alma para los hipocráticos?” se
pregunta. Si Laín ha de guiarse por cómo y dónde es empleado el término, el alma, como mínimo “no era espiritual en el sentido que con el cristianismo llegará a
tener esta palabra… Por eso hay que
entender el alma según su significación más literal y física en toda una serie
de afirmaciones de los escritos en que ellos nos hablan: que existen “poros
para el alma” (vi, 514 y 524)” que el alma, abrasada, consume el cuerpo (v,
314); que se desarrolla a lo largo de la vida, tanto en el hombre como en los grandes animales (vi, 480);
que el alma se produce hasta la muerte” (Laín 1970:180, cursivas añadidas)
Laín (1970) incluyó como
respaldo, citas al pie de filósofos
presocráticos, contemporáneos de Hipócrates, mientras continúa expresando
su asombro por las diferencias entre la
medicina actual y la fundamentada en la filosofía presocrática:
“Influido, acaso sin saberlo, por Descartes y
Kant, el médico moderno procede como si
en la vida del hombre hubiese dos regiones susceptibles de ser aisladas entre
sí, (como sostiene el dualismo)… El
médico hipocrático fue…completamente ajeno a esta distinción (cuerpo-alma) ...
“La enfermedad era para él una perturbación
de la physis del hombre, y a esta
pertenecen tanto el cuerpo del enfermo (soma)
como su alma (psykhé)… para el
médico debe ser sumo criterio de certeza: la sensación del cuerpo” (Lain 1970: 255 y 256, paráfrasis,
cursivas y paréntesis añadidos)
El uso del término psikhé en el Corpus Hipocrático no nos deja lugar a dudas: para
el médico hipocrático (y presocrático), el alma es el cuerpo que respira, no es
eterna y está unida al cuerpo.
Recordamos que la filosofía presocrática,
como su término indica, se distinguió de las reflexiones posteriores de
Sócrates, focalizadas en la búsqueda de respuestas existenciales mediante el
dialogo y el lenguaje.
Estos filósofos physikoy, (estudiosos de la physis) en cambio, venían siendo científicos pioneros
y pensadores formidables para observar
de modo racional el principio vital de todas las cosas. El carácter observable y racional de
las poderosas Fuerzas de la Naturaleza (physis)
luego fue incorporado al corpus
hipocrático, como vimos en Laín,
Siglos
más tarde, con Aristóteles, la Naturaleza, (physis) comenzó a ser vista como el principio universal del movimiento y del
cambio (Lear, 1994) Aristóteles
también se refirió a estos filósofos como physikoy, toda vez que buscaran
explicaciones racionales, no míticas, de fenómenos de la physis (gr. lo que hace crecer) observados en la vida cotidiana.
(Kirk et al, 2008) Recordamos
asimismo que, según Jacob Bernays
(1824-1881) Aristóteles era hijo de un médico, y bien pudo hallar inspiración
en el Corpus Hipocrático para su mirada racional y no mítica al escribir Acerca del Alma (1978) Volveremos más
adelante sobre este punto
Bibliografía:
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BIBLIA REINA VALERA (1909) Revisada y distribuida por
Sociedades Bíblicas Unidas.
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Editorial Trotta
KIRK, Geoffrey S, Raven John E y Schofield Michael
(2008) Los Filósofos
Presocráticos. Historia crítica con selección de textos.
Barcelona: Editorial Gredos
LAIN
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LEAR, Jonathan (1994) Aristóteles.
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MESQUITA, Antonio (2016). “Platón y Aristóteles.
Dos ontologías en confrontación”. Estudios de Filosofía 53:
57-79. Lisboa: Universidad de Lisboa.
MIRANDA,
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http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/109924
PÁRAMO-VALERO, Víctor
(2012) “El Eterno Dualismo antropológico alma-cuerpo ¿roto por Laín?” Thémata. Revista de Filosofía Nº 46:
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SPINOZA, Baruch (2005) Compendio
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SPINOZA, Baruch (1670/2014) Tratado Teológico-Político. Trad.
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TATIAN Diego (2018) “Spinoza, filosofía de la
liberación” SZIENZA & POLITICA 30 (58):115-130.
VIGOTSKY L. (1927/1982) “El
significado histórico de la crisis de la Psicología” Obras Escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la
URSS.
VIGOTSKY L. (1933/1982) “El
problema de la conciencia” Obras
escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.
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