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miércoles, 2 de julio de 2025

René Descartes... ¿un plagiador serial?

 



René Descartes (1596-1650) es un filósofo mundialmente conocido a partir de una frase: “Pienso, luego existo”. Aunque también se le reconocen trabajos sobre óptica, y por las coordenadas cartesianas, sistema que describe la posición de puntos en el espacio mediante ejes perpendiculares que se unen en un punto llamado origen.  Sin embargo, es usual que una enorme mayoría lo asocie principalmente con sus elaboraciones filosóficas.

Pues bien, una lectura de fuentes históricas nos muestra que simplemente plagió con descaro términos y teorías creadas por filósofos españoles, como los médicos Gómez Pereira y Francisco Sánchez, y estas líneas están dedicadas a presentar los documentos originales publicados que luego Descartes sencillamente copió.

Descartes pudo hacerlo porque conocía bien la filosofía del Siglo XVI, especialmente a los autores jesuitas de la denominada Escuela de Salamanca, dado que fue alumno del colegio jesuita de La Fleche.

Tradicionalmente se ha considerado que la filosofía cartesiana fue una reacción contra el escepticismo de Montaigne (1533-1592), Pero, de lo que no cabe duda, es de que tanto Gómez Pereira como Francisco Sánchez, habían formulado y publicado las ideas rectoras de su filosofía que habría de presentar y desarrollar durante los años que siguieron.

La copia fue tan notoria, que los franceses Huet (1630-1721), Voltaire (1694-1788) y D’Alembert (1717-1793), llegaron a acusar a Descartes de plagiario.(Huet, 1689)

Propongo que, una vez denunciado, dedicó el resto de su vida lejos de Francia, a desviar la atención mediante radicalizar el escepticismo de la Escuela española y construir un discurso que, según muchos filósofos de entonces  y actuales, hace agua por todas partes.

Para entender qué paso, en principio conozcamos un poco más quienes fueron y qué publicaron con anterioridad a Descartes, tanto Gómez Pereira como Francisco Sánchez, ambos españoles.

Publicaciones de Gómez Pereira

Para saber quién fue Gómez Pereira (1510-1558, filósofo, afamado médico renacentista y humanista) escribió Novae veraeque Medicinae (1558) de contenido médico, donde critica a Galeno desde su observación clínica. Al igual que muchos médicos antes que él, aplica y sigue los pasos recomendados en el Corpus Hipocrático para su práctica médica: Observar cuidadosamente el estado real del paciente, luego buscar signos visibles de enfermedad y después, inferir en base a la experiencia de otros casos, el mecanismo interno que provocó el signo observado. La vasta experiencia de Gómez Pereira, le permitió sostener que la fiebre es una defensa del organismo contra la enfermedad (algo que se comprobó mucho tiempo después) y rechazar conceptos medievales proponiendo la aplicación inductiva de métodos empíricos.

Pero lo citamos aquí porque Gómez Pereira también publicó Antoniana Margarita, (1554) texto filosófico dedicado a físicos, médicos y teólogos. Allí también aborda el automatismo de las bestias y presenta su teoría del conocimiento humano.

Es llamativo que Gómez Pereira formulase en 1554, casi un siglo antes que  Descartes, el célebre principio cogito ergo sum (pienso, luego existo), elemento esencial del racionalismo occidental:

“Conozco que yo conozco algo. Todo lo que conoce es: Luego yo soy” (Nosco me aliquid noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum). 

Antoniana Margarita, Tratado de Física, Medicina, Filosofía y Teologia, escrito por Gómez Pereira

Francisco Sánchez

Tiempo después, Francisco Sánchez (1550-1623), filósofo y también médico, formuló con claridad la duda metódica en su obra Quod Nihil Scitur (1581) tratado filosófico que defiende una forma de escepticismo adaptada al contexto renacentista.

 

                            Tratado de F. Sánchez donde expresa su duda metódica

Sanchez, discípulo de Vives, destaca entre los escépticos del Renacimiento. Juan Vives (1492-1540) fue el creador de la Escuela Española de Filosofía, que continuarían maestros de la Escuela de Salamanca como Francisco Sánchez. De espíritu universalista y libre, la Escuela de Filosofía de Salamanca, de la pluma de Vives avanzó sobre ideas innovadoras en múltiples materias científicas, filosóficas, pedagógicas, teológicas, y políticas



Juan Vives (1492-1540) Escuela de Salamanca


A diferencia del escepticismo clásico, que a menudo buscaba la suspensión del juicio (epoché) como un medio para alcanzar la serenidad (ataraxia), el escepticismo de Sánchez tiene un carácter más constructivo. Aunque concluya que no es posible alcanzar un conocimiento absoluto, no aboga por el abandono de la búsqueda del saber, sino por un enfoque crítico y empírico.

Sánchez propone que el conocimiento debe basarse en la observación cuidadosa y en la experiencia, anticipando así el método científico y el empirismo que caracterizaría la búsqueda científica a partir de entonces.

Sin embargo, queremos señalar que observamos, en principio, cómo Sánchez recupera conceptos básicos del método hipocrático para aplicarlos a la filosofía moderna. Su obra puede leerse asimismo como una crítica a la escolástica, que privilegiaba la autoridad de los textos aristotélicos y la deducción silogística sobre la investigación directa de la realidad.

Como filósofo, Sanchez fue autor en 1581 de una obra fundamental, Quod nihil scitur (Que nada se sabe), donde desarrolla la duda metódica y publica la frase “cogito, ergo sum” copiada literalmente por Descartes décadas después.



Descartes, acusado de plagio

Fue tan descarada la publicación de Descartes que los franceses Huet (1630-1721), Voltaire (1694-1788) y D’Alembert (1717-1793), acusaron a Descartes de plagiario respecto a Sánchez. (Huet,1689)

A pesar que Hegel (1770-1831) en sus Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, sostuvo que “Descartes (1596-1650) fue el primer filósofo moderno, que rompió definitivamente con la escolástica medieval”, ambas afirmaciones son falsas. Descartes no fue el primer filósofo moderno, pues le preceden autores españoles renacentistas, como Juan Luis Vives (1496-1540) y Francisco Suárez (1548-1617). Y tampoco rompió con la escolástica porque la escolástica medieval había entrado en su crisis final en el siglo XIV.

Lo que sí hizo Descartes fue darle al realismo de la Escuela Española clásica, iniciada por Vives, un giro subjetivista pasible de calificarse como giro copernicano. (Arriba, 2024) En la dualidad sujeto-objeto en cuanto al conocimiento, Descartes centró el conocimiento en el sujeto, despreciando la realidad externa, tal como es percibida por sentidos considerados engañosos.

Recordamos que Vives repetidas veces había proclamado la validez del origen sensorial de la información adquirida mediante reconocer y prestar atención a los sentidos corporales, si hemos de contar con una Memoria sana (Vives, 1538; Moya, 1993)

De este modo, Descartes, pese a reiterar sostenidamente una “duda metódica” estuvo muy lejos de ser un escéptico. Al contrario, fue uno de los pensadores más cerradamente dogmáticos.

Su fama derivó de su carácter de “filósofo rebelde”, con su pretensión de dotar al mundo de un nuevo cuerpo de filosofía, que destruye todo el pensamiento anterior, y cuestiona cada elemento en base a la “duda metódica”. Con sus provocaciones, fue una influencia más negativa que positiva en la filosofía moderna.

Las soluciones de Descartes, en busca de una certeza siempre inalcanzable, resultan profundamente insatisfactorias y decepcionantes. El argumento del cogito conduce a una subjetividad aislada de intercambios sociales, culturales y lingüísticos. Un “yo” puro, sin vínculo con cualquier posible realidad exterior. Un “Sé que existo”, sin certezas sobre lo que pueda proceder de afuera de ese “yo”.

Con la duda metódica, el mundo mismo deviene una hipótesis incierta: El subjetivismo cartesiano, hizo tomar a la filosofía “nuevos” caminos que no llegaban a ninguna parte.

El falso escepticismo cartesiano quedaría agotado cuando Kant desmanteló el dogmatismo cartesiano en su Crítica de la Razón Pura.

El automatismo de las bestias

Queremos llamar la atención a otro plagio poco conocido desarrollado en Holanda: Descartes tampoco fue el pionero en considerar a los animales como autómatas, ya que el nombre de Gómez Pereira está asociado a su “teoría del automatismo de las bestias”.

En Antoniana Margarita, un siglo antes que Descartes, sostuvo que los animales “no tienen alma”, es decir, no sólo no tienen “alma racional”, sino tampoco “alma sensitiva”; por consiguiente, los animales se comportan como autómatas.

Al tratar de describir el “mecanismo” de recepción por el galgo del estímulo (“objeto motivo”) y la respuesta de aproximación hacia la liebre (“objeto terminativo”) Gómez Pereira ofrece un verdadero “modelo” y antecedente de lo que luego será conocido como reflejo condicionado.

Recordamos que el escrito de Descartes El cuerpo como máquina, no fue publicado durante su vida. La Historia sostiene que Descartes, temió la reacción de la Inquisición. Sin embargo, tenemos razones para inferir que quizás temía volver a ser acusado de plagiar el automatismo y el reflejo condicionado de Gómez Pereira. No obstante, el texto fue publicado años después de su muerte por sus seguidores.

El Dualismo… ¿Cartesiano?

Finalmente, abordaremos cómo la filosofía de Descartes se fundamentó en plagiar otras ideas de Gómez Pereira.

El dualismo cuerpo-alma, también cuenta con antecedentes en Antoniana Margarita. El dualismo escolástico de las almas (la sensible y la racional) comenzaba a ser sustituido por otro dualismo, el del alma (espiritual) y el cuerpo (material) en los escritos de Gómez Pereira.

Recordamos que Descartes. para sus escritos sobre óptica y matemática, bien pudo tener acceso también a conceptos de filósofos árabes como Avicena, Al-Ghazzali y Averroes, para quienes la materia estaba determinada por condiciones espaciales, que conferían una corporeidad común a las cosas que las hacía extensas (Arbaizar, 2024)

Si inferimos que la teoría publicada en Antoniana Margarita, fue posteriormente revisitada por Descartes, se sigue cómo el dualismo de Gómez Pereira tomará la forma del dualismo de la res cogitans y de la res extensa; la “conciencia de sí mismo” se transformará en el cogito. (Bueno, 2025)

Además, y como suele ocurrirle a los copiones, Descartes jamás pudo justificar lógicamente el modo en que está unida el Alma con el cuerpo, algo que hubiera estado en condiciones de hacer si la idea hubiese sido suya. En cambio, Descartes quedó atrapado en lo que se dio en llamar, el “punto muerto” cartesiano, en tanto incapacidad lógica para derivar los enunciados (Vesey, 1965)

Según Novoa (2002) los debates entre monistas (somos un cuerpo animado por las mismas Fuerzas que mantienen vivas todas las cosas) y dualistas (somos un cuerpo material que retiene temporalmente un alma eterna y vagabunda) se remontan a la Grecia clásica. Pero es en Descartes donde hallamos la primera postulación sistemática de un irreductible dualismo cuerpo-mente que intentará escapar una y otra vez del punto muerto cartesiano, en tanto incapacidad lógica para derivar cómo permanecen juntas entidades completamente diferentes. 

Villanueva (1977: 79,80) admite que “a un precio demasiado alto, Descartes preserva su Dualismo sustancial” mientras desarrolla tanto la interacción entre las dos sustancias, como la unión y mezcla entrambas.

Según elementales principios de identidad, dualismo no es monismo, pero Descartes parece no distinguirlos “Hay mucha confusión en los textos de Descartes” señala.

En la carta a la Princesa Isabel de Bohemia fechada del 28 de junio de 1643, Descartes termina admitiendo sobre la relación cuerpo-mente que “no es posible explicarla” algo que, según la acertada observación de Leibniz, muestra que Descartes abandonó la defensa del Dualismo al final de su vida (Villaueva, 1977; Descartes 1999, Rivero, 2016)

Luego de haber defendido un férreo y encendido dualismo durante décadas, Descartes se dio por vencido delante de la Princesa y daría la impresión que se retractó al final de su vida, o al menos no tuvo más fuerzas para seguir defendiendo lo indefendible.  A pesar de ello, una vez muerto, sus seguidores validaron la vigencia del dualismo cartesiano, y sus derivaciones en el cuerpo como máquina, concepto cuyo origen merece también una contextualización histórica.

El Cuerpo como Máquina

Las representaciones cartesianas del Cuerpo como Máquina impulsada por pasiones animales, tuvieron sus inicios, según Aguilar (2010) con el arribo de Descartes a Holanda en 1628, mientras Harvey publicaba su Motu Cordis, en un ambiente de enorme efervescencia intelectual (Buzzi, 2016)

Aguilar cuestiona firmemente el Dualismo entre cuerpo y alma que inauguró Descartes. Recuerda que Harvey, autor del trascendental descubrimiento sobre la circulación de la sangre, fruto de una hipótesis explicativa, robustecida por argumentos físico-matemáticos y dos pruebas experimentales concluyentes, a diferencia de Descartes, mantenía una concepción monista del cuerpo, siguiendo la tradición hipocrática.

Fue en Holanda cuando Descartes, escribió el Tratado del Hombre que presenta al cuerpo humano como una máquina, plagiando la teoría de Gómez Pereira.  Describe el mecanismo autómata como respuesta a estímulos externos que afectan las terminaciones nerviosas, que, a su vez, desplazan las terminaciones centrales para conducir el flujo de los espíritus animales. Hay quienes consideran a Descartes fundador de la teoría del reflejo, cuando en realidad lo había sido Gómez Pereira cien años antes.

 

¿Un showman del siglo XVII?

Quizás llegados hasta aquí, vale la pregunta ¿Cómo es que Descartes consiguió instalarse y hacerse públicamente conocido presentando como propias teorías publicadas por otros? Porque difundió oralmente, y defendió con vehemencia y como parte de un espectáculo público, sus ideas mecanicistas durante las disecciones que lo hicieron conocido, mientras por otra parte mantenía fluida correspondencia con sus seguidores. Supo hacerse conocido fuera de Francia, como un vehemente defensor de sus ideas ante el público no especializado que literalmente pagaba entrada para verlo realizar disecciones cadavéricas en los teatros anatómicos de Holanda. Muchos de sus seguidores, adoptaron el modelo mecánico del cuerpo a partir de entonces.

Aunque en tierras extranjeras nadie lo alcanzara para cuestionarlo como plagiador serial de la duda metódica, el automatismo animal, la teoría del reflejo condicionado y jamás consiguió defender con argumentos lógicos la vinculación cuerpo-alma, me parece que está bueno comenzar a reconocer las fuentes históricas para que el espectáculo termine y baje el telón de una buena vez.

Bibliografía:

ALONSO CORTÉS, Narciso (1914). Gómez Pereira y Luis de Mercado. Datos para una Biografía. Revue hispanique: recueil consacré à l'étude des langues, des littératures et de l'histoire des pays castillans, catalans et portugais. 31 (79):1-62

 

AGUILAR, María (2010) “Descartes y el Cuerpo-Máquina” Pensamiento 66 (249):755-770.

ARBAIZAR GIL, B. (2024) El despliegue de la óptica en la Baja Edad Media, la perspectiva renacentista y el giro epistemológico de la modernidad. Thémata. Revista de Filosofía 70: 41-62.

ARRIBA, Pedro L. (2024) Descartes y su giro copernicano. Entreletras. Revista Digital en español de Cultura y algo más. Ensayo publicado el 30 de junio de 2024.

BUENO, Gustavo (2025) “Gómez Pereira 1500-1558” https://www.filosofia.org/pereira.htm (Visto el 29-6-2025)

BUZZI, Alfredo (2016) “La circulación de la sangre a 400 años de su descubrimiento” Revista argentina de cardiología 84 (6).

DESCARTES Rene (1637) Discours de la metôme pour bien conduire sa raison, & chercher la verité dans les sciences: plus la dioptrique, les meteores, et la geometrie, qui sont des essais de cete metôme . Leiden: Jan Maire

DESCARTES, R.(1662/1990) Tratado del hombre. Edición y traducción G. Quintás. Madrid: Alianza Editorial

DESCARTES. René (1999) Correspondencia con Isabel de Bohemia y otras cartas. Barcelona: Alba Editorial

GOMEZ PEREIRA (1554). Antoniana Margarita. Estudio preliminar y versión al español de José Luis Barreiro. Universidad de Santiago de Compostela, 2000

HEGEL, G. (1833) Lecciones sobre la Historia de la Filosofía. México: FCE, 1955.

HUET, Pierre Daniel (1689) Censura filosófica cartesiana. París: D. Horthemels.

MENENDEZ Y PELAYO, Marcelino (1887). «La Antoniana Margarita de Gómez Pereira». La ciencia española: polémicas, indicaciones y proyectos. Tomo 1 Madrid: Imprenta Victor Saiz.

MOYA, José (1993) El Estudio de la Memoria en Juan José Vives. Revista de Historia de la Psicología, 14 (3-4): 121-130. Madrid: Universidad Complutense.

NOVOA, Mónica (2002) “Algunas consideraciones sobre el dualismo en psicología” Universitas Psychologica 1 (2): 71-79

RIVERO, Yelitza (2016) “Descartes y sus corresponsales femeninas” Episteme 36 (2):229-240. Caracas: UCV

VESEY, G.  (1965). The Embodied Mind. London: George Allen and Unwin. 

VILLANUEVA, Enrique (1977) “El Dualismo Sustancial de Renato Descartes” Dianoia 23 (23):74-87

VIVES, Juan (1538) De anima et vita. Padua: Ed. M. Sancipriano, 1974

 


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