Ante una realidad marcada por la incertidumbre y la confusión, el
estoicismo nos permite asumir el control de lo que más importa: nuestra Mente.
Confieso que cuando abordé estos pensadores clásicos de la tradición
occidental, me llamaron poderosamente la atención su notable actualidad y
vigencia.
Comparto a continuación la segunda parte de esta serie sobre el
movimiento estoico en Filosofía, para recorrer algunos de sus principios
elementales.
1. Reinterpreta tu mente: no eres lo que piensas
Los estoicos nos enseñaron que un
modo de mantener el control en situaciones adversas es mediante la
templanza y la serenidad. Para ello, es conveniente dominar a nuestra mente y lo
que sucede en ella.
Así, muchas veces, el sustrato del
estrés y la ansiedad reside en esa obsesión nuestra
por dar por cierto a todo lo que pensamos. “Soy torpe, todo saldrá mal, no
valgo para nada, el mundo me supera, soy un fracaso”…
Es momento de entender que no
somos lo que sentimos o pensamos. Somos la persona que contiene esas
ideas nocivas y, por tanto, tenemos el poder de cambiar esa dinámica adversa y
desgastante. Dejemos de dar valor
a lo que inventa ese juez interno tan negativo y cruel que
nos quiere cautivos del fracaso y el miedo.
2. Manos a la obra: si algo te preocupa… Ocúpate
Entre las técnicas del estoicismo
para manejar el estrés nunca falta este principio básico de bienestar. En lugar
de caer en el laberinto infinito de la preocupación, desarrollemos estrategias para
solucionar lo que nos inquieta. La mente, si la dejamos, es como un
agujero negro engullendo toda esperanza y valía arrastrándonos hacia la
oscuridad.
No nos dejemos llevar por la inercia
de esa fuerza gravitatoria, porque estaremos perdidos. Evitemos alimentar la negatividad y el
catastrofismo y seamos capaces de buscar salidas originales
a lo que nos preocupa.
3. Divide y conquistarás
¿Eres capaz de discriminar lo
importante de lo prioritario? ¿Sabes clarificar qué escapa a tu control y qué
es lo que sí puedes dominar? Los estoicos definieron la dicotomía del control
como la principal estrategia del bienestar humano.
Consiste en separar todo aquello que sí está bajo
nuestro dominio, de aquello que concierne a otras parcelas que escapan del todo
a nuestro control que generan sobrecarga y que, por tanto, debemos
aceptar.
Aprendamos a distinguir nuestro
legítimo campo de acción, de las tareas que no estamos obligados a realizar.
Para reducir la abrumadora carga del
estrés, es esencial que sepas priorizar, así como aprender a liberar pesos de
tu día a día.
4. Disecciona tu mente
A la hora de comernos una manzana,
una cereza, un melocotón, siempre somos conscientes de que esos manjares tienen
una parte en sus pulpas que no son comestibles. A menudo las abrimos y
diseccionamos para eliminar el hueso, las pepitas. Con nuestra mente
(metafóricamente) deberíamos hacer lo mismo.
Muchas de las
cosas de las que te preocupas no son útiles y hasta te hacen daño al
“masticarlas” una y otra vez en tu mente.
Así que hazlo, disecciona tus
pensamientos y elimina de ellos lo que no es útil, lo que no nutre tu actitud,
tu esperanza, tu razón de ser.
5. Distancia cognitiva
Entre las técnicas del estoicismo
para regular el estrés esta es una de las más útiles. Como dijo Epicteto una vez, no
son las cosas las que nos molestan, sino nuestras opiniones sobre esas cosas.
La forma en que interpretamos lo que nos sucede es lo define nuestro estado de
ánimo.
Marco Aurelio ya hablaba en su día de
la necesidad de separar nuestros juicios de los eventos externos. Esta idea se
traduce ahora en recurso que definimos como distanciamiento cognitivo y que nos
sugiere que procuremos mirar nuestra realidad con
menos sesgos y desde una mayor distancia emocional. Solo cuando
tomamos mayor perspectiva de lo que nos envuelve descubrimos que nada es tan
amenazante como parece.
Los estoicos nos avisaron ya de lo inútil que resulta preocuparnos por cosas que aún no han sucedido. Apreciemos en su lugar el aquí y ahora.
6. Aférrate al presente
Hay otra enseñanza que nos legó Marco
Aurelio en su obra Meditaciones. Es la
que hace referencia a la importancia de focalizar la mente en el
presente para reducir la carga de la preocupación. Las personas tenemos
la tendencia inconsciente de habitar casi de forma persistente en el futuro.
En un mundo tan incierto, es común
alimentar temores, preocupaciones y películas de lo más tortuosas sobre lo que
nos traerá el mañana. Evitémoslo.
Adoptemos una
mirada más estoica y focalicémonos en el aquí y ahora, lo único que podemos controlar y
donde podemos aplicar una actitud más serena, confiada y segura.
7. Búscate un pasatiempo, mantente activo
Ejercita
tu cuerpo y tu mente, muévete, conquista nuevas aficiones y pasiones, estimula tu cerebro. Algo tan sencillo como caminar a
diario reduce infinitas cargas del estrés. Una nueva amistad, descubrir otras
parcelas de conocimiento o de prácticas enriquecedoras, son formas catárticas
de sentirnos mejor.
Conclusiones:
Los estoicos nos dejaron un modelo de
vida que podemos usar hoy en nuestro beneficio. Su objetivo en esta existencia consistía
en lograr un adecuado equilibrio interno, en el que canalizar la energía de
forma virtuosa. Para ello, controlaban su mente y regulaban sus emociones para
aceptar todo aquello que pudiera traerles el destino; lo bueno y también lo
malo.
Esa sabiduría ancestral nos es tan
útil como inspiradora en la actual vida moderna. Aplicarla puede traernos un
gran cambio para nuestro beneficio.
Los espero en la tercera parte de
esta serie
Hasta la próxima, amigos!!!
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