(Cerro de las Trincheras)
En esta ocasión
comparto información recientemente publicada en el boletín mexicano del Instituto
Nacional de Arqueología e Historia (INAH) sobre una Comunidad precolombina dedicada
a la realización e intercambio de sofisticados adornos personales.
Quisiera recordar
que tales informes no suelen improvisarse. En este caso, la arqueóloga a cargo
de la investigación se encuentra trabajando en el proyecto desde el año 1979.
Adornos realizados con
almejas MARINAS
DAN IDENTIDAD A LOS PUEBLOS DEL DESIERTO DE SONORa
Muros
de piedra que acogen la espiral del mar.
Así define la arqueóloga Elisa Villalpando Canchola
al pueblo prehispánico Cerro de
Trincheras, ubicado en territorio mexicano. Construido en la ladera de un
cerro de 170 metros de altura en la cima se encuentra un espacio abierto,
delimitado por muros de más de metro y medio de altura colocados en forma de
espiral de modo tal que reproducen espacialmente el caparazón seccionado de un
caracol.
Una de las hipótesis respecto a las razones del asentamiento
sobre un cerro aislado, propone que se trataba de un centro especializado en la
manufactura, distribución e intercambio de adornos personales.
Lo que sí ya está confirmado por el registro
arqueológico es que los habitantes de Cerro de Trincheras produjeron gran
cantidad de ornamentos de ese material marino hace 600 años, aunque la
tradición de elaborar adornos como símbolo de status personal se extiende a un
momento que se hunde en la noche de los tiempos.
En 25 años de investigación, arqueólogos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de
Binghamton, EU, han recuperado tan sólo en Cerro de Trincheras más de 7
kilogramos de concha marina trabajada, correspondiente a 52 géneros y 69
especies procedentes del Golfo de California. Los géneros más comunes son Glycymeris (54%)
y Connus (26%), con los cuales se elaboraron cuentas (21.6%),
anillos (20%) y brazaletes decorados con hermosos grabados de motivos geométricos
(17%).
La arqueóloga Elisa Villalpando Canchola, co-directora del proyecto de investigación en Cerro de Trincheras y La Playa, explica que las conchas no sólo han servido a los grupos humanos como fuente de alimento, sino su uso ornamental ha sido importante marcador de status social, identidad grupal, incluso de género, edad y relaciones entre diferentes grupos.
Es el caso de las primeras comunidades de
agricultores del desierto de Sonora, donde los rastros arqueológicos indican la
existencia de antiguos talleres de producción de ornamentos elaborados con el
caparazón de bivalvos y caracoles.
Con una historia
de alrededor de 10,000 años de ocupación, La Playa conservó grandes
cantidades de la almeja Glycymeris, señal de que la producción de
ornamentos con esta materia prima fue una de las actividades especializadas
realizadas allí.
Asimismo, ha advertido que los “aretes” no se
producían para ser usados por la población local de La Playa, en tanto no se han encontrado en los entierros como
parte del atuendo de los individuos; éstos tienen cuentas y pendientes de
conchas nacaradas y caracoles sólo perforados, de factura más sencilla. Por tal
motivo suponen que los adornos más sofisticados constituían objetos de intercambio con otros.
Villalpando, interesada desde 1979 en el
conocimiento de los grupos prehispánicos de las costas y el desierto de Sonora,
advierte que los aros y brazaletes más sofisticados fueron logrados por los
grupos Hohokam, establecidos también en el desierto de Arizona.
Los Hohokam desarrollaron una tecnología con la que
prácticamente desaparece toda la parte alta de la concha por tallado, explica. Ya
obtenido el aro, tallaban sobre su superficie para producir grabados con grecas
y diseños geométricos, a manera de adorno. En el caso de Sonora, los diseños
resultan muy similares a las formas realizadas en Petroglifos y la Cerámica
polícroma de la cultura Casas Grandes.
Elisa Villalpando advierte que esta actividad
especializada integraba y otorgaba identidad a comunidades pequeñas, de
agricultores emparentados, que vivieron un momento de experimentación agrícola,
manipulando el agua de riego a través de canales.
(Información
gentileza del Grupo de Arqueólogos del Perú)
Hasta la próxima amigos!
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