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lunes, 30 de noviembre de 2015

Kon Tiki, hacia mares de leyendas. por Vivina Perla Salvetti


Muchas veces me pregunto por qué las historias de viajes vienen fascinando a generaciones desde hace siglos. Quizás nos atraigan porque desde que aparecimos como especie en la tierra necesitamos migrar sobre ella hasta alcanzar y superar límites insospechados en busca de algo tan elemental como el sustento cotidiano, en lugar de lamentarnos esperando la muerte por permanecer en un espacio que no ofrece oportunidades. Emprender el duro viaje a tierras desconocidas no representa una decisión sencilla, y para mí constituye toda una demostración de coraje, valor y autosuficiencia, aunque muchos civilizados desde hace siglos consideren como atrasados, molestos o hasta delincuentes a pueblos que procuran vivir para forjarse un destino mejor.
Por la misma razón solemos olvidar que historias y leyendas de este tipo alimentaron la imaginación y fortalecieron la identidad de quienes las escuchaban junto al calor del fuego desde hace muchísimo tiempo. Y cuándo hace relativamente poco los humanos decidieron asentarse en un territorio y dar inicio a la civilización, las historias de viajeros y exploradores nos siguen recordando el valor y la habilidad de quienes se atreven a dejar las comodidades de un sitio seguro para expandir las fronteras del conocimiento.

Por lo tanto, es un placer compartir con ustedes la noticia que recibí del grupo de arqueólogos del Perú. Hace pocos días, zarpó del Callao una nueva expedición Kon-Tiki integrada por dos balsas  como las utilizadas durante el Imperio Inca y realizadas conforme a parámetros de la arqueología experimental. Durante unos cinco meses, las balsas Túpac Yupanqui y Rahiti Tane navegarán más de 5.000 kilómetros, la primera con destino a Polinesia y la segunda hacia la isla de Pascua.
El nombre del emperador inca Túpac Yupanqui fue elegido para una de las balsas porque las crónicas españolas del siglo XV refieren que el emperador llegó a la Polinesia, por lo que el viaje busca demostrar que es posible replicar la hazaña con balsas que en esta ocasión incluyen timones de madera de similares características a los descubiertos recientemente en sitios precolombinos.
La expedición se encuentra a cargo del noruego Torgeir Higraff. Además de procurar demostrar una vez más las habilidades de navegación alcanzadas por pueblos antiguos, se propone relevar datos sobre el estado del océano Pacífico en el viaje a Polinesia una y a la isla de Pascua la otra en el marco de la 22° Convención de la ONU sobre el Cambio Climático.
“Es la primera vez que una expedición hará este trayecto, que incluye la ruta de retorno, porque queremos ver cómo podían navegar los antiguos peruanos contra el viento en condiciones muy simples”, aseguró la noruega Kari Dahl, capitana de 36 años del Rahiti Tane (Sol Naciente), que zarpó hacia la isla de Pascua.


El legado de la balsa Kon Tiki
En 1947, Thor Heyerdahl, aventurero noruego y etnógrafo, junto a su equipo abandonaron el puerto de Callao en una balsa hecha por ellos mismos. Navegando a través del Pacífico, trataron de demostrar que era posible el contacto marítimo entre la Polinesia y nativos prehispánicos de América del Sur.
Heyerdahl también quería demostrar que las antiguas culturas de América Latina eran más sofisticadas en el mar de lo que dictaba la opinión convencional. Navegando hacia el oeste con la corriente de Humboldt, la expedición Kon-Tiki llegó a su destino después de más de 100 días en la extensión de agua que cubre un tercio del mundo.
En 2006, 60 años después, Higraff  a cargo de la  expedición Tangaroa emprendió el mismo viaje,  llegando a la Polinesia en 30 días menos. Ahora, en 2015, Higraff lo hará una vez más, pero esta vez con dos balsas. Además del destino a Polinesia y la otra irá también a la Isla de Pascua y ambas emprenderán la vuelta.
Al igual que en la expedición inicial Kon Tiki, la Armada Peruana ha dado un considerable apoyo al proyecto mediante proporcionar el SIMA (Servicios Industriales de la Marina SA) como  espacio para construir las balsas. 
La Marina de Guerra del Perú también ha dado cabida a los miembros de la expedición y los muchos voluntarios de la Escuela Naval en La Punta.




Timones incas al mando
Entre las expediciones de Heyerdahl y las de Hagriff surgió un hallazgo notable. Arqueólogos y antropólogos descubrieron que los tablones de madera que encontraron en diferentes ruinas incas y pre-incas eran de hecho primitivos timones, conocidos por los nativos como Guaras.
Con la incorporación de estos timones en el diseño de las balsas se busca demostrar que los navegantes prehispánicos lejos de limitarse a “dejarse llevar” por las corrientes marinas contaban con capacidad de maniobra sobre el mar.
Por lo tanto, durante el viaje de regreso las balsas incorporarán de modo experimental las Guaras para navegar contra el viento. Si tienen éxito, van a demostrar que las culturas latinoamericanas prehispánicas pudieron haber navegado libremente los mares.

                                    El equipo a cargo del proyecto de investigación, a pleno
Navegando por la ciencia
Esta expedición es notable también por otra razón.
Además de incorporar a una mujer como capitana para una de las balsas, la expedición cuenta con Cecilie Mauritzen, oceanógrafa noruega especialista en cambio climático y a cargo del equipo de investigación científica.
Bajo su mando, los equipos medirán la contaminación en el océano y estudiarán cómo el cambio climático está afectando a los mares. Esto implica la medición de temperaturas, de oxígeno, de dióxido de carbono y los niveles de microplásticos disponible en los océanos.
Los buques de investigación rara vez atraviesan esta parte del Pacífico; por tanto, la segunda expedición Kon-Tiki se encuentra en una posición privilegiada para hacer descubrimientos únicos con respecto al estado del océano más grande del mundo.
Como mencioné al principio, estos descubrimientos se realizarán simultáneamente con la 22ª Convención de la ONU sobre el Cambio Climático. Desde finales de noviembre a diciembre, el mundo va a tratar de lograr un acuerdo universal y vinculante sobre el clima. Por tanto, la expedición ayudará a poner los océanos en la agenda de la ONU, algo que precisa desesperadamente considerando que los océanos del mundo no tienen representación permanente en dicho organismo.

Agradezco tanto  el material como las imágenes proporcionadas por el grupo de arqueólogos del Perú que hicieron posible compartir esta información con ustedes.

Para el seguimiento del viaje vía internet los invito a la página oficial  del Kon-Tiki II

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