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jueves, 3 de julio de 2025

El Método Histórico critico de Spinoza… ¿para qué lo desarrolló?




                                           Baruch de Spinoza (1632-1677) Filósofo


Fragmento del artículo que plantea la crítica de Vigtosky al dualismo cartesiano y los desafíos de una Nueva Psicología Monista. Publicado en ALMA Cultura & Medicina 10 (3): 39-52. Buenos Aires: EAB

 

Tenemos razones para afirmar que Spinoza (1632-1677) creía que el cuerpo entero es el alma, según antiguas creencias hebreas monistas que sufrieron cambios sustanciales entre los hebreos a partir del siglo X.

Si queremos comprender entonces por qué en Teoría de las emociones (1933) Vigotsky consideraba un error filosófico de graves consecuencias haber considerado que Descartes era lo mismo que Spinoza, necesitamos en principio dilucidar si Spinoza era dualista o monista. Para salir de la duda proponemos una pregunta simple:

¿Creía o no creía Spinoza en la inmortalidad del alma humana (ψυχἠ, psikhé)?

 

Spinoza y el Alma según las Escrituras

A fin de no extender de modo innecesario el suspenso, podemos adelantar que Spinoza sostenía públicamente que las Antiguas Escrituras Hebreas no ofrecían sustento para la inmortalidad del Alma humana, y no retractarse de ello fue una de las razones para su expulsión de la Sinagoga.

Como vemos, todo el debate respecto de si Spinoza es monista o dualista, puede dirimirse fácilmente accediendo a los registros históricos y a las razones para que fuera expulsado de la Sinagoga por sostener públicamente que “el alma no es inmortal”. Spinoza venía generando malestar entre los suyos por criticar fuertemente las interpretaciones orales de la Ley que terminaban afirmando ideas contrarias a lo que, según Spinoza, estaba escrito en las Antiguas Escrituras. Una vez alejado de la Sinagoga, nunca se retractó de su postura, y dedicó sus últimos años a desarrollar un método Histórico-crítico para leer directamente la Biblia, en su Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea y el Tractatus Theologico-Politicus (TTP) publicados póstumamente.

                         Spinoza Compendio de la gramática de la lengua hebrea   



                                            Tractatus Theológico Politicus. Notas manuscritas


Para quienes tengan temor de abordar a Spinoza por creerlo complicado, les aseguro que ambos libros son bastante sencillos de entender, con excelentes prólogos y traducciones al español.

Guadalupe González Diéguez nos recuerda que Spinoza estimuló el estudio de la lengua hebrea antigua, indispensable para abordar las Antiguas Escrituras. Agrega que:

Spinoza no dejó de reflejar en su obra gramatical aspectos centrales de su filosofía, lo cual resulta muy enriquecedor… La regularidad de la Naturaleza, el monismo sustancial…la importancia de los afectos…todos estos aspectos nos muestran el interés por esta obra, que sobrepasa por mucho el de un opúsculo de gramática, proporcionándonos una aproximación nueva a la figura de Spinoza” (Dieguez, 2005:10, cursivas añadidas)

Diéguez comenta que Spinoza reclama unidad metodológica para estudiar tanto la Naturaleza como las Escrituras, ya que las Escrituras no están fuera del orden de las cosas naturales, son parte de la Naturaleza.

Spinoza sostuvo una y otra vez, que la Escritura debe ser explicada desde la Escritura misma.

Spinoza también rechazó los signos y aportes masoréticos elaborados e incorporados en el siglo X para interpretar las Escrituras hebreas, porque no han sido capaces de establecer un sistema coherente de periodización del discurso (Diéguez 2005: 33 y 34)

       Este problema fue abordado francamente por Spinoza en el TTP: “los hebreos no tienen letras vocales… no solían distinguir las oraciones, ni expresarlas o reforzarlas con ningún signo. Y, aunque estas dos cosas, las vocales y los signos de puntuación, se los suela suplir por puntos y acentos, no podemos fiarnos de ellos, puesto que han sido inventados y establecidos por hombres de épocas posteriores, cuya autoridad nada debe valer para nosotros.” (Spinoza 2014:108, cursivas añadidas)

Spìnoza cuestiona así la interpretación oral de las Escrituras en las Sinagogas de su tiempo, que tuerce el sentido original. Ese es el nudo del argumento para proponer su método de lectura directa del texto sagrado.

El Método Histórico-crítico para leer el Antiguo Testamento se encuentra en el TTP. Como señala Atilano Domínguez Basalo (2014) su traductor y prologuista, la aparición de la obra generó “una auténtica revolución intelectual” ya que se produce en un momento crucial, situado entre la reforma religiosa, que había conducido a la Paz de Westfalia, y las revoluciones políticas que desembocarían en el estado laico.

Basalo prosigue sobre el método para leer la Biblia por cuenta propia del TTP, incentivado por el clima de época: “El temor y la veneración a Yavé, la fe y el amor a Cristo no aparecen por ningún lado… Si con su método hermenéutico Spinoza se adelantó en dos siglos a Wellhausen y a Gunkel, en su visión del judaísmo y del cristianismo es precursor de las historias de la humanidad al estilo de Herder y de Hegel” (Basalo 2014, cursivas añadidas)

Spinoza propone entonces en el TTP el siguiente método para leer las Escrituras a la luz de la razón:

1. Primero hay que contar con perfecto conocimiento de la lengua original en que fueron escritos cada uno de los diferentes libros sagrados que componen la Biblia.

2. Después hay que aislar temas y agruparlos sistemáticamente, para que emerja la interpretación que Spinoza denomina “natural”, acorde a un criterio de coherencia interna

3. Finalmente, en caso de dificultad, hay que recopilar toda la información histórica posible para contextualizar lo que resulte contradictorio (datos sobre la vida de los autores de cada libro de las Escrituras, sus costumbres, opiniones, etc)

Pongamos entonces a prueba su método para descubrir qué dice la Biblia sobre el alma.

 

El Método Histórico-crítico y el concepto monista del alma

Si hemos de aplicar el método de Spinoza para averiguar qué es el alma según las Escrituras, luego de reconocer las dificultades que presenta el alfabeto hebreo para acceder al significado de los términos originales, proponemos aplicar el Método de Spinoza sobre la traducción de las Escrituras hebreas al griego realizada durante la Diáspora. El alfabeto griego fue el primer alfabeto que incorporó vocales además de las consonantes, factor que evitaba errores de interpretación en los términos traducidos.

Recordamos que la reconocida Versión de los LXX, fue realizada por 72 sabios, seleccionados por autoridades religiosas judías para traducir a partir de 280 A.C las antiguas Escrituras hebreas. El sorprendente hallazgo de los Rollos del Mar Muerto realizado en la década de 1940, demostró que las antiguas versiones griegas y hebreas de las Sagradas Escrituras halladas eran coincidentes.   

https://vivinasalvettihoy.blogspot.com/2024/04/los-rollos-del-mar-muerto-spinoza-tenia.html

 


                                         Fragmento de papiro de la Versión de los LXX (griega)

Muchas de las versiones actuales de la Biblia, cuentan con notas al pie que remiten a términos cruciales en idioma original, hebreo y griego. Por tanto, elegiremos un par de versículos de la Biblia que contengan el término griego psikhé (alma) y lo compararemos con la nota al pie, que recuerda tanto el término hebreo original como el griego traducido.

Elegimos la versión Reina Valera, para comparar los términos originales en hebreo y griego del pasaje del Génesis 2:7 que relata la creación de Adán:

“Formó, pues… Dios al hombre del polvo de la Tierra, y alentó en su nariz soplo de vida (hebreo nisch-máth) y fue el hombre en alma (hebreo: ne-fesch, criatura respiradora; griego: psikhé) viviente” (RVR09: Biblia Reina Valera 1909)

 

Analicemos un poco. Luego que Dios formara al hombre, este permanecía sin vida hasta que Dios le insufló aliento vital, y apenas comenzó a respirar,  Adán fue un alma viviente.

También llama la atención que el término hebreo ne-fesch, traducido al griego como psikhé significa “respirador”, o “ser que respira”. Si respira, es un alma. Está vivo. Tan simple como eso.

Recordamos que el término griego psikhé, luego fue traducido al latín como ánima. Muchos de nosotros estamos familiarizados con el término “estar animado” luego de comer,  beber, o haber satisfecho alguna necesidad física y el término en latín mantiene ese sentido que nos ayuda a comprender el concepto griego de alma.

Una buena cantidad de versículos bíblicos del Antiguo Testamento, en los que aparece originalmente el término traducido en la versión de los Setenta como psikhé, han sido traducidos luego al español como persona,  que realiza acciones como comer (Lev. 7:20) tocar objetos (Lev. 7:21)  ser ejecutada (Exodo 12:15) o incluso estar difunta (sí, el alma muere, Num. 5:2). El alma, (psikhé) para los escribas hebreos de la antigüedad, a todas luces era la persona, física, real, con todas sus cualidades, atributos y deseos. Y así lo tradujeron.

La historia registra que Spinoza diseñó y aplicó su propio método de análisis sobre las Antiguas Escrituras hebreas para señalar que las mismas no mencionan la inmortalidad del alma, y que tales creencias fueron incorporadas posteriormente por una interpretación rabínica de carácter oral con fuertes influencias neoplatónicas.

Se hace necesario contrastar ahora el uso de psikhé en otras fuentes antiguas, si hemos de concluir que Spinoza era monista, y no dualista como Descartes. Para ello contrastaremos los conceptos hebreos, con fragmentos griegos clásicos y presocráticos, cuyo contenido y clara pertinencia para la práctica médica, quizás resulte una sorpresa para algunos.

 

El alma (psikhé) en el Corpus Hipocrático

¿Por qué estamos tan seguros que los antiguos griegos compartían el concepto monista hebreo del alma, que luego observamos en Aristóteles y en Spinoza? No solo por el modo como los 70 sabios tradujeron el término hebreo como psikhé en las Escrituras, sino fundamentalmente, porque psikhé también fue el término utilizado en el Corpus Hipocrático para referirse a las dolencias físicas del cuerpo humano.

El Doctor Pedro Laín Entralgo (1908-2001,) en La Medicina Hipocrática (1970) realizó un análisis filológico y médico del conjunto de escritos llamados “hipocráticos”.

                                                Pedro Laín Entralgo, Médico e Historiador

                                                    La Medicina Hipocrática (1970)


 Respecto de los usos asociados al término psikhé en el Corpus, Laín expresa su asombro al observar la inclusión del término “en el cuadro de un conjunto de descripciones anatómicas… los hipocráticos nunca dejaron de ver el alma (psykhé) como una realidad material” (1970: 141, cursivas añadidas)

“¿Qué era el alma para los hipocráticos?” se pregunta. Si Laín ha de guiarse por cómo y dónde es empleado el término, el alma, como mínimo “no era espiritual en el sentido que con el cristianismo llegará a tener esta palabra… Por eso hay que entender el alma según su significación más literal y física en toda una serie de afirmaciones de los escritos en que ellos nos hablan: que existen “poros para el alma” (vi, 514 y 524)” que el alma, abrasada, consume el cuerpo (v, 314); que se desarrolla a lo largo de la vida, tanto en el hombre como en los grandes animales (vi, 480); que el alma se produce hasta la muerte” (Laín 1970:180, cursivas añadidas)

Laín (1970) incluyó como respaldo, citas al pie de filósofos presocráticos, contemporáneos de Hipócrates, mientras continúa expresando su asombro por las diferencias entre la medicina actual y la fundamentada en la filosofía presocrática:

“Influido, acaso sin saberlo, por Descartes y Kant, el médico moderno procede como si en la vida del hombre hubiese dos regiones susceptibles de ser aisladas entre sí, (como sostiene el dualismo)… El médico hipocrático fue…completamente ajeno a esta distinción (cuerpo-alma) ...

“La enfermedad era para él una perturbación de la physis del hombre, y a esta pertenecen tanto el cuerpo del enfermo (soma) como su alma (psykhé)… para el médico debe ser sumo criterio de certeza: la sensación del cuerpo (Lain 1970: 255 y 256, paráfrasis, cursivas y paréntesis añadidos)

El uso del término psikhé en el Corpus Hipocrático no nos deja lugar a dudas: para el médico hipocrático (y presocrático), el alma es el cuerpo que respira, no es eterna y está unida al cuerpo.

Recordamos que la filosofía presocrática, como su término indica, se distinguió de las reflexiones posteriores de Sócrates, focalizadas en la búsqueda de respuestas existenciales mediante el dialogo y el lenguaje.

Estos filósofos physikoy, (estudiosos de la physis)  en cambio, venían siendo científicos pioneros y pensadores formidables para observar de modo racional el principio vital de todas las cosas. El carácter observable y racional de las poderosas Fuerzas de la Naturaleza (physis) luego fue incorporado al corpus hipocrático, como vimos en Laín,

Siglos más tarde, con Aristóteles, la Naturaleza, (physis) comenzó a ser vista como el principio universal del movimiento y del cambio (Lear, 1994) Aristóteles también se refirió a estos filósofos como physikoy, toda vez que buscaran explicaciones racionales, no míticas, de fenómenos de la physis (gr. lo que hace crecer) observados en la vida cotidiana. (Kirk et al, 2008) Recordamos asimismo que, según Jacob Bernays (1824-1881) Aristóteles era hijo de un médico, y bien pudo hallar inspiración en el Corpus Hipocrático para su mirada racional y no mítica al escribir Acerca del Alma (1978) Volveremos más adelante sobre este punto

Bibliografía:

BASALO, Atilano Dominguez (2014) “Introducción” Tratado Teológico-Político. Madrid: Alianza Editorial

BIBLIA REINA VALERA (1909) Revisada y distribuida por Sociedades Bíblicas Unidas.

DIEGUEZ, Guadalupe González (2005) “Introducción al Compendio de Gramática de la lengua hebrea de Baruc de Spinoza” Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea. Madrid: Editorial Trotta

KIRK, Geoffrey S, Raven John E y Schofield Michael (2008) Los Filósofos Presocráticos. Historia crítica con selección de textos. Barcelona: Editorial Gredos

 

LAIN ENTRALGO, Pedro (1970) La Medicina Hipocrática. Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente, S.A.

LEAR, Jonathan (1994) Aristóteles. El deseo de comprender. Madrid: Editorial Alianza. 

MESQUITA, Antonio (2016). “Platón y Aristóteles. Dos ontologías en confrontación”. Estudios de Filosofía 53: 57-79. Lisboa: Universidad de Lisboa.

MIRANDA, Andrés E. (2010) La inmortalidad del Alma: Una exploración general y tentativa a través de Homero, el Orfismo, Platón y Aristóteles”. Seminario Metafísica en tres autores.    Sgo. de Chile: Univ.de Chile. http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/109924

PÁRAMO-VALERO, Víctor (2012) “El Eterno Dualismo antropológico alma-cuerpo ¿roto por Laín?” Thémata. Revista de Filosofía Nº 46: 563-569.

SPINOZA, Baruch (2005) Compendio de Gramática de la Lengua Hebrea. Madrid: Editorial Trotta

SPINOZA, Baruch (1670/2014) Tratado Teológico-Político. Trad. Atilano Dominguez. Madrid: Alianza Editorial

TATIAN Diego (2018) “Spinoza, filosofía de la liberación”  SZIENZA & POLITICA 30 (58):115-130.

VIGOTSKY L. (1927/1982) “El significado histórico de la crisis de la Psicología” Obras Escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.

VIGOTSKY L. (1933/1982) “El problema de la conciencia” Obras escogidas I. Moscú: Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.


miércoles, 2 de julio de 2025

René Descartes... ¿un plagiador serial?

 



René Descartes (1596-1650) es un filósofo mundialmente conocido a partir de una frase: “Pienso, luego existo”. Aunque también se le reconocen trabajos sobre óptica, y por las coordenadas cartesianas, sistema que describe la posición de puntos en el espacio mediante ejes perpendiculares que se unen en un punto llamado origen.  Sin embargo, es usual que una enorme mayoría lo asocie principalmente con sus elaboraciones filosóficas.

Pues bien, una lectura de fuentes históricas nos muestra que simplemente plagió con descaro términos y teorías creadas por filósofos españoles, como los médicos Gómez Pereira y Francisco Sánchez, y estas líneas están dedicadas a presentar los documentos originales publicados que luego Descartes sencillamente copió.

Descartes pudo hacerlo porque conocía bien la filosofía del Siglo XVI, especialmente a los autores jesuitas de la denominada Escuela de Salamanca, dado que fue alumno del colegio jesuita de La Fleche.

Tradicionalmente se ha considerado que la filosofía cartesiana fue una reacción contra el escepticismo de Montaigne (1533-1592), Pero, de lo que no cabe duda, es de que tanto Gómez Pereira como Francisco Sánchez, habían formulado y publicado las ideas rectoras de su filosofía que habría de presentar y desarrollar durante los años que siguieron.

La copia fue tan notoria, que los franceses Huet (1630-1721), Voltaire (1694-1788) y D’Alembert (1717-1793), llegaron a acusar a Descartes de plagiario.(Huet, 1689)

Propongo que, una vez denunciado, dedicó el resto de su vida lejos de Francia, a desviar la atención mediante radicalizar el escepticismo de la Escuela española y construir un discurso que, según muchos filósofos de entonces  y actuales, hace agua por todas partes.

Para entender qué paso, en principio conozcamos un poco más quienes fueron y qué publicaron con anterioridad a Descartes, tanto Gómez Pereira como Francisco Sánchez, ambos españoles.

Publicaciones de Gómez Pereira

Para saber quién fue Gómez Pereira (1510-1558, filósofo, afamado médico renacentista y humanista) escribió Novae veraeque Medicinae (1558) de contenido médico, donde critica a Galeno desde su observación clínica. Al igual que muchos médicos antes que él, aplica y sigue los pasos recomendados en el Corpus Hipocrático para su práctica médica: Observar cuidadosamente el estado real del paciente, luego buscar signos visibles de enfermedad y después, inferir en base a la experiencia de otros casos, el mecanismo interno que provocó el signo observado. La vasta experiencia de Gómez Pereira, le permitió sostener que la fiebre es una defensa del organismo contra la enfermedad (algo que se comprobó mucho tiempo después) y rechazar conceptos medievales proponiendo la aplicación inductiva de métodos empíricos.

Pero lo citamos aquí porque Gómez Pereira también publicó Antoniana Margarita, (1554) texto filosófico dedicado a físicos, médicos y teólogos. Allí también aborda el automatismo de las bestias y presenta su teoría del conocimiento humano.

Es llamativo que Gómez Pereira formulase en 1554, casi un siglo antes que  Descartes, el célebre principio cogito ergo sum (pienso, luego existo), elemento esencial del racionalismo occidental:

“Conozco que yo conozco algo. Todo lo que conoce es: Luego yo soy” (Nosco me aliquid noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum). 

Antoniana Margarita, Tratado de Física, Medicina, Filosofía y Teologia, escrito por Gómez Pereira

Francisco Sánchez

Tiempo después, Francisco Sánchez (1550-1623), filósofo y también médico, formuló con claridad la duda metódica en su obra Quod Nihil Scitur (1581) tratado filosófico que defiende una forma de escepticismo adaptada al contexto renacentista.

 

                            Tratado de F. Sánchez donde expresa su duda metódica

Sanchez, discípulo de Vives, destaca entre los escépticos del Renacimiento. Juan Vives (1492-1540) fue el creador de la Escuela Española de Filosofía, que continuarían maestros de la Escuela de Salamanca como Francisco Sánchez. De espíritu universalista y libre, la Escuela de Filosofía de Salamanca, de la pluma de Vives avanzó sobre ideas innovadoras en múltiples materias científicas, filosóficas, pedagógicas, teológicas, y políticas



Juan Vives (1492-1540) Escuela de Salamanca


A diferencia del escepticismo clásico, que a menudo buscaba la suspensión del juicio (epoché) como un medio para alcanzar la serenidad (ataraxia), el escepticismo de Sánchez tiene un carácter más constructivo. Aunque concluya que no es posible alcanzar un conocimiento absoluto, no aboga por el abandono de la búsqueda del saber, sino por un enfoque crítico y empírico.

Sánchez propone que el conocimiento debe basarse en la observación cuidadosa y en la experiencia, anticipando así el método científico y el empirismo que caracterizaría la búsqueda científica a partir de entonces.

Sin embargo, queremos señalar que observamos, en principio, cómo Sánchez recupera conceptos básicos del método hipocrático para aplicarlos a la filosofía moderna. Su obra puede leerse asimismo como una crítica a la escolástica, que privilegiaba la autoridad de los textos aristotélicos y la deducción silogística sobre la investigación directa de la realidad.

Como filósofo, Sanchez fue autor en 1581 de una obra fundamental, Quod nihil scitur (Que nada se sabe), donde desarrolla la duda metódica y publica la frase “cogito, ergo sum” copiada literalmente por Descartes décadas después.



Descartes, acusado de plagio

Fue tan descarada la publicación de Descartes que los franceses Huet (1630-1721), Voltaire (1694-1788) y D’Alembert (1717-1793), acusaron a Descartes de plagiario respecto a Sánchez. (Huet,1689)

A pesar que Hegel (1770-1831) en sus Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, sostuvo que “Descartes (1596-1650) fue el primer filósofo moderno, que rompió definitivamente con la escolástica medieval”, ambas afirmaciones son falsas. Descartes no fue el primer filósofo moderno, pues le preceden autores españoles renacentistas, como Juan Luis Vives (1496-1540) y Francisco Suárez (1548-1617). Y tampoco rompió con la escolástica porque la escolástica medieval había entrado en su crisis final en el siglo XIV.

Lo que sí hizo Descartes fue darle al realismo de la Escuela Española clásica, iniciada por Vives, un giro subjetivista pasible de calificarse como giro copernicano. (Arriba, 2024) En la dualidad sujeto-objeto en cuanto al conocimiento, Descartes centró el conocimiento en el sujeto, despreciando la realidad externa, tal como es percibida por sentidos considerados engañosos.

Recordamos que Vives repetidas veces había proclamado la validez del origen sensorial de la información adquirida mediante reconocer y prestar atención a los sentidos corporales, si hemos de contar con una Memoria sana (Vives, 1538; Moya, 1993)

De este modo, Descartes, pese a reiterar sostenidamente una “duda metódica” estuvo muy lejos de ser un escéptico. Al contrario, fue uno de los pensadores más cerradamente dogmáticos.

Su fama derivó de su carácter de “filósofo rebelde”, con su pretensión de dotar al mundo de un nuevo cuerpo de filosofía, que destruye todo el pensamiento anterior, y cuestiona cada elemento en base a la “duda metódica”. Con sus provocaciones, fue una influencia más negativa que positiva en la filosofía moderna.

Las soluciones de Descartes, en busca de una certeza siempre inalcanzable, resultan profundamente insatisfactorias y decepcionantes. El argumento del cogito conduce a una subjetividad aislada de intercambios sociales, culturales y lingüísticos. Un “yo” puro, sin vínculo con cualquier posible realidad exterior. Un “Sé que existo”, sin certezas sobre lo que pueda proceder de afuera de ese “yo”.

Con la duda metódica, el mundo mismo deviene una hipótesis incierta: El subjetivismo cartesiano, hizo tomar a la filosofía “nuevos” caminos que no llegaban a ninguna parte.

El falso escepticismo cartesiano quedaría agotado cuando Kant desmanteló el dogmatismo cartesiano en su Crítica de la Razón Pura.

El automatismo de las bestias

Queremos llamar la atención a otro plagio poco conocido desarrollado en Holanda: Descartes tampoco fue el pionero en considerar a los animales como autómatas, ya que el nombre de Gómez Pereira está asociado a su “teoría del automatismo de las bestias”.

En Antoniana Margarita, un siglo antes que Descartes, sostuvo que los animales “no tienen alma”, es decir, no sólo no tienen “alma racional”, sino tampoco “alma sensitiva”; por consiguiente, los animales se comportan como autómatas.

Al tratar de describir el “mecanismo” de recepción por el galgo del estímulo (“objeto motivo”) y la respuesta de aproximación hacia la liebre (“objeto terminativo”) Gómez Pereira ofrece un verdadero “modelo” y antecedente de lo que luego será conocido como reflejo condicionado.

Recordamos que el escrito de Descartes El cuerpo como máquina, no fue publicado durante su vida. La Historia sostiene que Descartes, temió la reacción de la Inquisición. Sin embargo, tenemos razones para inferir que quizás temía volver a ser acusado de plagiar el automatismo y el reflejo condicionado de Gómez Pereira. No obstante, el texto fue publicado años después de su muerte por sus seguidores.

El Dualismo… ¿Cartesiano?

Finalmente, abordaremos cómo la filosofía de Descartes se fundamentó en plagiar otras ideas de Gómez Pereira.

El dualismo cuerpo-alma, también cuenta con antecedentes en Antoniana Margarita. El dualismo escolástico de las almas (la sensible y la racional) comenzaba a ser sustituido por otro dualismo, el del alma (espiritual) y el cuerpo (material) en los escritos de Gómez Pereira.

Recordamos que Descartes. para sus escritos sobre óptica y matemática, bien pudo tener acceso también a conceptos de filósofos árabes como Avicena, Al-Ghazzali y Averroes, para quienes la materia estaba determinada por condiciones espaciales, que conferían una corporeidad común a las cosas que las hacía extensas (Arbaizar, 2024)

Si inferimos que la teoría publicada en Antoniana Margarita, fue posteriormente revisitada por Descartes, se sigue cómo el dualismo de Gómez Pereira tomará la forma del dualismo de la res cogitans y de la res extensa; la “conciencia de sí mismo” se transformará en el cogito. (Bueno, 2025)

Además, y como suele ocurrirle a los copiones, Descartes jamás pudo justificar lógicamente el modo en que está unida el Alma con el cuerpo, algo que hubiera estado en condiciones de hacer si la idea hubiese sido suya. En cambio, Descartes quedó atrapado en lo que se dio en llamar, el “punto muerto” cartesiano, en tanto incapacidad lógica para derivar los enunciados (Vesey, 1965)

Según Novoa (2002) los debates entre monistas (somos un cuerpo animado por las mismas Fuerzas que mantienen vivas todas las cosas) y dualistas (somos un cuerpo material que retiene temporalmente un alma eterna y vagabunda) se remontan a la Grecia clásica. Pero es en Descartes donde hallamos la primera postulación sistemática de un irreductible dualismo cuerpo-mente que intentará escapar una y otra vez del punto muerto cartesiano, en tanto incapacidad lógica para derivar cómo permanecen juntas entidades completamente diferentes. 

Villanueva (1977: 79,80) admite que “a un precio demasiado alto, Descartes preserva su Dualismo sustancial” mientras desarrolla tanto la interacción entre las dos sustancias, como la unión y mezcla entrambas.

Según elementales principios de identidad, dualismo no es monismo, pero Descartes parece no distinguirlos “Hay mucha confusión en los textos de Descartes” señala.

En la carta a la Princesa Isabel de Bohemia fechada del 28 de junio de 1643, Descartes termina admitiendo sobre la relación cuerpo-mente que “no es posible explicarla” algo que, según la acertada observación de Leibniz, muestra que Descartes abandonó la defensa del Dualismo al final de su vida (Villaueva, 1977; Descartes 1999, Rivero, 2016)

Luego de haber defendido un férreo y encendido dualismo durante décadas, Descartes se dio por vencido delante de la Princesa y daría la impresión que se retractó al final de su vida, o al menos no tuvo más fuerzas para seguir defendiendo lo indefendible.  A pesar de ello, una vez muerto, sus seguidores validaron la vigencia del dualismo cartesiano, y sus derivaciones en el cuerpo como máquina, concepto cuyo origen merece también una contextualización histórica.

El Cuerpo como Máquina

Las representaciones cartesianas del Cuerpo como Máquina impulsada por pasiones animales, tuvieron sus inicios, según Aguilar (2010) con el arribo de Descartes a Holanda en 1628, mientras Harvey publicaba su Motu Cordis, en un ambiente de enorme efervescencia intelectual (Buzzi, 2016)

Aguilar cuestiona firmemente el Dualismo entre cuerpo y alma que inauguró Descartes. Recuerda que Harvey, autor del trascendental descubrimiento sobre la circulación de la sangre, fruto de una hipótesis explicativa, robustecida por argumentos físico-matemáticos y dos pruebas experimentales concluyentes, a diferencia de Descartes, mantenía una concepción monista del cuerpo, siguiendo la tradición hipocrática.

Fue en Holanda cuando Descartes, escribió el Tratado del Hombre que presenta al cuerpo humano como una máquina, plagiando la teoría de Gómez Pereira.  Describe el mecanismo autómata como respuesta a estímulos externos que afectan las terminaciones nerviosas, que, a su vez, desplazan las terminaciones centrales para conducir el flujo de los espíritus animales. Hay quienes consideran a Descartes fundador de la teoría del reflejo, cuando en realidad lo había sido Gómez Pereira cien años antes.

 

¿Un showman del siglo XVII?

Quizás llegados hasta aquí, vale la pregunta ¿Cómo es que Descartes consiguió instalarse y hacerse públicamente conocido presentando como propias teorías publicadas por otros? Porque difundió oralmente, y defendió con vehemencia y como parte de un espectáculo público, sus ideas mecanicistas durante las disecciones que lo hicieron conocido, mientras por otra parte mantenía fluida correspondencia con sus seguidores. Supo hacerse conocido fuera de Francia, como un vehemente defensor de sus ideas ante el público no especializado que literalmente pagaba entrada para verlo realizar disecciones cadavéricas en los teatros anatómicos de Holanda. Muchos de sus seguidores, adoptaron el modelo mecánico del cuerpo a partir de entonces.

Aunque en tierras extranjeras nadie lo alcanzara para cuestionarlo como plagiador serial de la duda metódica, el automatismo animal, la teoría del reflejo condicionado y jamás consiguió defender con argumentos lógicos la vinculación cuerpo-alma, me parece que está bueno comenzar a reconocer las fuentes históricas para que el espectáculo termine y baje el telón de una buena vez.

Bibliografía:

ALONSO CORTÉS, Narciso (1914). Gómez Pereira y Luis de Mercado. Datos para una Biografía. Revue hispanique: recueil consacré à l'étude des langues, des littératures et de l'histoire des pays castillans, catalans et portugais. 31 (79):1-62

 

AGUILAR, María (2010) “Descartes y el Cuerpo-Máquina” Pensamiento 66 (249):755-770.

ARBAIZAR GIL, B. (2024) El despliegue de la óptica en la Baja Edad Media, la perspectiva renacentista y el giro epistemológico de la modernidad. Thémata. Revista de Filosofía 70: 41-62.

ARRIBA, Pedro L. (2024) Descartes y su giro copernicano. Entreletras. Revista Digital en español de Cultura y algo más. Ensayo publicado el 30 de junio de 2024.

BUENO, Gustavo (2025) “Gómez Pereira 1500-1558” https://www.filosofia.org/pereira.htm (Visto el 29-6-2025)

BUZZI, Alfredo (2016) “La circulación de la sangre a 400 años de su descubrimiento” Revista argentina de cardiología 84 (6).

DESCARTES Rene (1637) Discours de la metôme pour bien conduire sa raison, & chercher la verité dans les sciences: plus la dioptrique, les meteores, et la geometrie, qui sont des essais de cete metôme . Leiden: Jan Maire

DESCARTES, R.(1662/1990) Tratado del hombre. Edición y traducción G. Quintás. Madrid: Alianza Editorial

DESCARTES. René (1999) Correspondencia con Isabel de Bohemia y otras cartas. Barcelona: Alba Editorial

GOMEZ PEREIRA (1554). Antoniana Margarita. Estudio preliminar y versión al español de José Luis Barreiro. Universidad de Santiago de Compostela, 2000

HEGEL, G. (1833) Lecciones sobre la Historia de la Filosofía. México: FCE, 1955.

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