Muchas veces me
pregunto por qué las historias de viajes vienen fascinando a generaciones desde
hace siglos. Quizás nos atraigan porque desde que aparecimos como especie en la
tierra necesitamos migrar sobre ella hasta alcanzar y superar límites insospechados en busca de algo tan elemental como el sustento cotidiano, en lugar de
lamentarnos esperando la muerte por permanecer en un espacio que no ofrece oportunidades. Emprender el
duro viaje a tierras desconocidas no representa una decisión sencilla, y para
mí constituye toda una demostración de coraje, valor y autosuficiencia, aunque
muchos civilizados desde hace siglos consideren como atrasados, molestos o
hasta delincuentes a pueblos que procuran vivir para forjarse un destino mejor.
Por la misma razón
solemos olvidar que historias y leyendas de este tipo alimentaron la
imaginación y fortalecieron la identidad de quienes las escuchaban junto al
calor del fuego desde hace muchísimo tiempo. Y cuándo hace relativamente poco
los humanos decidieron asentarse en un territorio y dar inicio a la
civilización, las historias de viajeros y exploradores nos siguen recordando el
valor y la habilidad de quienes se atreven a dejar las comodidades de un sitio
seguro para expandir las fronteras del conocimiento.
Por lo tanto, es un placer compartir con
ustedes la noticia que recibí del grupo de arqueólogos del Perú. Hace pocos
días, zarpó del Callao una nueva expedición Kon-Tiki integrada por dos balsas como las utilizadas durante el Imperio
Inca
y realizadas conforme a parámetros de la arqueología experimental. Durante
unos cinco meses, las balsas Túpac Yupanqui y Rahiti Tane navegarán más de
5.000 kilómetros, la primera con destino a Polinesia y la segunda hacia la isla
de Pascua.
El nombre del emperador inca Túpac Yupanqui fue
elegido para una de las balsas porque las crónicas españolas del siglo XV
refieren que el emperador llegó a la Polinesia, por lo que el viaje busca
demostrar que es posible replicar la hazaña con balsas que en esta ocasión
incluyen timones de madera de similares características a los descubiertos
recientemente en sitios precolombinos.
La expedición se
encuentra a cargo del noruego Torgeir Higraff. Además de procurar demostrar una
vez más las habilidades de navegación alcanzadas por pueblos antiguos, se
propone relevar datos sobre el estado del océano Pacífico en el viaje a
Polinesia una y a la isla de Pascua la otra en el marco de la 22° Convención de
la ONU sobre el Cambio Climático.
“Es
la primera vez que una expedición hará este trayecto, que incluye la ruta de
retorno, porque queremos ver cómo podían navegar los antiguos peruanos contra
el viento en condiciones muy simples”, aseguró la noruega Kari Dahl, capitana
de 36 años del Rahiti Tane (Sol Naciente), que zarpó hacia la isla de Pascua.
El legado de la balsa Kon Tiki
En 1947, Thor Heyerdahl, aventurero noruego y
etnógrafo, junto a su equipo abandonaron el puerto de Callao en
una balsa hecha por ellos mismos. Navegando
a través del Pacífico, trataron de demostrar que era posible el contacto marítimo entre la Polinesia y nativos prehispánicos de América del Sur.
Heyerdahl también quería demostrar que las
antiguas culturas de América Latina eran más sofisticadas en el mar de lo que
dictaba la opinión convencional. Navegando hacia el oeste con la corriente de Humboldt, la expedición Kon-Tiki llegó a su
destino después de más de 100 días en la extensión de agua que cubre un tercio
del mundo.
En 2006, 60 años después, Higraff a cargo de la expedición Tangaroa emprendió
el mismo viaje, llegando a la Polinesia
en 30 días menos. Ahora, en 2015,
Higraff lo hará una vez más, pero esta vez con dos balsas. Además del destino a
Polinesia y la otra irá también a la Isla de Pascua y ambas emprenderán la
vuelta.
Al igual que en la
expedición inicial Kon Tiki, la Armada Peruana ha dado un considerable apoyo al
proyecto mediante proporcionar el SIMA (Servicios
Industriales de la Marina SA) como
espacio para construir las balsas.
La Marina de Guerra del
Perú también ha dado cabida a los miembros de la expedición y los muchos
voluntarios de la Escuela Naval en La Punta.
Timones incas al mando
Entre las expediciones de Heyerdahl y las de
Hagriff surgió un hallazgo notable. Arqueólogos y antropólogos
descubrieron que los tablones de madera que encontraron en diferentes ruinas
incas y pre-incas eran de hecho primitivos timones,
conocidos por los nativos como Guaras.
Con la incorporación de estos timones en el diseño de las balsas se busca demostrar que los navegantes prehispánicos
lejos de limitarse a “dejarse llevar” por las corrientes marinas contaban con
capacidad de maniobra sobre el mar.
Por lo tanto, durante
el viaje de regreso las balsas incorporarán de
modo experimental las Guaras para navegar contra el viento. Si tienen éxito, van a demostrar que
las culturas latinoamericanas prehispánicas pudieron haber navegado libremente
los mares.
El equipo a cargo del proyecto de investigación, a pleno
Navegando por la ciencia
Esta expedición es notable también por otra
razón.
Además de incorporar a una mujer como capitana
para una de las balsas, la expedición cuenta con Cecilie Mauritzen, oceanógrafa noruega especialista
en cambio climático y a cargo del equipo de investigación
científica.
Bajo su mando, los equipos medirán la
contaminación en el océano y estudiarán cómo el cambio climático está afectando
a los mares. Esto implica la
medición de temperaturas, de oxígeno, de dióxido de carbono y los niveles de
microplásticos disponible en los océanos.
Los buques de investigación rara vez atraviesan
esta parte del Pacífico; por
tanto, la segunda expedición Kon-Tiki se encuentra en una posición privilegiada para hacer descubrimientos únicos con
respecto al estado del océano más grande del mundo.
Como mencioné al principio, estos
descubrimientos se realizarán simultáneamente con la 22ª Convención de la ONU sobre el Cambio Climático. Desde finales de noviembre a
diciembre, el mundo va a tratar de lograr un acuerdo universal y vinculante
sobre el clima. Por tanto, la
expedición ayudará a poner los océanos en la agenda de la ONU, algo que precisa desesperadamente
considerando que los océanos del mundo no tienen representación permanente en
dicho organismo.
Agradezco
tanto el material como las imágenes proporcionadas
por el grupo de arqueólogos del Perú que hicieron posible compartir esta
información con ustedes.
Para
el seguimiento del viaje vía internet los invito a la página oficial del Kon-Tiki II