Desde los tiempos de la Grecia Clásica, asistimos a
debates de tonos filosóficos, religiosos y científicos que buscan dar cuenta
de la especificidad que nos
distingue del resto de los seres vivos.
Aspectos como la Racionalidad,
la habilidad técnica, o el Lenguaje han
sido discutidos desde el principio. Se
trata de un debate con final abierto, en
el que los aportes del registro Arqueológico ofrecen su propia definición de la
característica distintiva del Homo Sapiens.
Por lo tanto surge una pregunta: ¿Puede el Registro
Arqueológico realizar un aporte que
contribuya a la definición de lo que nos constituye como específicamente humanos?
Debo confesar que éste es uno de los aspectos que más me
fascinan de mi Carrera: la posibilidad que brinda la Ciencia de poder abordar
los interrogantes que giran en torno a los procesos cognitivos envueltos en
nuestra evolución como humanos. Búsqueda que en tanto científica elabora preguntas
antes que respuestas últimas.
El Homo Sapiens y el árbol Filogenético
¿Qué es la Filogenia? Es un término que los científicos naturalistas del siglo
XIX usaron para ordenar la formación sucesiva de especies, a partir de
características anatómicas distintivas.
Uno de los objetivos que persigue esta Taxonomía, que reúne
especies hoy desaparecidas, es ordenar
lo que se denomina “Proceso de
Hominización”: procura el seguimiento de cómo y cuándo se habría producido la bipedestación (caminar erguido) con la
denominada encefalización (aumento de la capacidad craneana) así como
aquellos cambios anatómicos que hicieron posible el lenguaje articulado.
La Filogenia que nos ocupa organiza evolutivamente nuestro
linaje y se remonta a unos cinco millones de años atrás para clasificar y ordenar especies anteriores a la nuestra,
entre las que se encuentran por ejemplo Homo Erectus, y Homo Neardenthalensis.
Quizás nos resulte difícil hacernos una idea de que hubo un
tiempo en el pasado en el que fuimos contemporáneos a especies similares pero distintas a nosotros
ya que el último Neardenthal desapareció hace unos 30.000 años. Sin embargo, la
Filogenia registra que hubo un tiempo en el que compartieron la Tierra el H.
Erectus y el Neardenthal, y
posteriormente, el Neardenthal con nosotros.
Cuando decimos “especies diferentes” queremos decir que era
imposible la reproducción sexual entre especies. Ocurría algo similar a lo que
ocurre entre especies como el caballo, el burro y la cebra. Por estar
emparentadas, pueden engendrar prole, pero
híbrida.
¿Es la habilidad Técnica característica distintiva del H.
Sapiens?
No para el registro arqueológico, por extraño que parezca.
La capacidad para elaborar útiles líticos (herramientas de
piedra) no es característica distintiva
del Homo Sapiens.
El registro fósil
incluye una especie de más de dos millones de años de antigüedad, de
aproximadamente un metro de alto y mano prensil, que fue hallada junto con
instrumentos de piedra muy rudimentarios. Fue denominada Homo Habilis, en medio
de acalorados debates debido al escaso registro disponible.
Sin embargo, sería
interesante reflexionar sobre los abundantes útiles líticos hallados junto con
restos tanto del Homo Erectus, como del Neardenthal.
El Homo Erectus (o Erguido) con un registro fósil que se
remonta a casi dos millones de años atrás, obviamente fue denominado así debido
a que su sistema óseo se presenta
perfectamente adaptado para caminar sobre dos pies. Eran altos y
delgados, pero de capacidad craneal bastante inferior a la nuestra. Eso no
impidió que se adaptaran al entorno de manera exitosa y que con él diera inicio
algo tan extraordinario como la
elaboración de rudimentarios útiles líticos
Esto requiere de ciertas habilidades cognitivas. La
fundamental, “hacerse una idea” del
artefacto a elaborar. Posteriormente estar atento a elegir el material adecuado, transportarlo,
saber dónde golpear y de qué
manera, a fin de obtener lascas
filosas que permitan cortar la carne, carne que posiblemente cocinaran,
pues junto a restos óseos de esta
especie (hallados en Africa y Asia), aparecen
lascas de una cara (conocidas como
Olduvaienses) y los típicos registros vinculados a fogones.
En cambio, otra de las especies emparentadas con nosotros,
cuyos primeros restos fueron descubiertos en Alemania, recibieron el nombre
del lugar, Neardenthal. Se hallaron
restos del Neardenthal en Medio Oriente
y Europa. En contraste con el Erectus, el
Neardenthal se presenta más bajo y de contextura robusta. La
particularidad de esta especie consistió en el desarrollo del Bifaz, herramienta lítica de factura
más compleja que la Olduvaiense. (Fig.3) Además sus restos físicos
presentan evidencia de callos óseos, lo que unido al hallazgo de polen
de plantas medicinales, permite inferir que contaban con conocimientos para
autocuidado. No debe haber sido nada fácil enfrentar enormes bestias (mamuts,
por ejemplo) con lanzas, pues causaría muchos accidentes. El Neardenthal logró adaptarse y sobrevivir exitosamente las
difíciles condiciones de una genuina
“Era del Hielo” en Europa.
Solemos pensar en estos seres primitivos como un grupo de
tontos y brutos que no lograron sobrevivir al Homo Sapiens. Por el contrario,
se trata de especies exitosas para adaptarse y sobrevivir en medios hostiles
durante ¡cientos de miles de años!
(nosotros solo llevamos unos cien mil)
Pensarlos como tontos borra de un plumazo las habilidades
cognitivas requeridas para la elaboración técnica de útiles líticos.
Steven Mithen, en Arqueología de la Mente, nos recuerda
que los homínidos (especies pre-humanas) presentan evidencia de las siguientes
áreas cognitivas:
Inteligencia Social: para vivir en grupo y comunicarse,
aspecto compartido con otros animales sociales. Sin embargo, hay un elemento
distintivo: la emergencia de un lenguaje que haga posible la comunicación deliberada,
articulada o no, dependiendo de los rasgos anatómicos.
Inteligencia de la
Historia Natural:
Mithen denomina así a la capacidad de interpretar huellas o rastros (compartida
con animales cazadores). Esta habilidad depende de la experiencia y de los
conocimientos adquiridos, y permite adaptarse al medio.
Área de la Inteligencia
Técnica: Aspecto que
marca la divisoria de aguas entre los homínidos que poblaron la Tierra durante
miles de años y el resto de los seres vivos.
Esta habilidad es
diferente a la descripta entre algunos animales que se valen del empleo de
algún tipo de “herramienta” para su uso
inmediato, como ramitas o algún guijarro.
Se trata de la habilidad para producir útiles de acuerdo a un
modelo mental previo.
Eran capaces de “hacerse una idea” del elemento que querían hacer, buscar el
material adecuado, y dirigir golpes
certeros para acceder a la forma tenida
en mente. (No es tarea sencilla en
absoluto, como pueden atestiguarlo
estudiantes que participan en
talleres de confección de útiles líticos, dictados en la UBA).
Pese a las ignoradas capacidades cognitivas de estas especies
al H. Erectus se le atribuye el uso del fuego, así como la elaboración de
herramientas cortantes simples. En cambio al Neardenthal, se le atribuye la elaboración
de instrumentos de doble filo con un
mayor grado de sofisticación, así como los conocimientos para sanar fracturas y
heridas resultantes de la caza de animales grandes, tal como evidencian los
“callos” de sus restos óseos.
Fuera de eso, no tenemos manera de saber de qué conversaban
cuando se reunían en el fogón.
El Homo Sapiens y la emergencia de pensamiento simbólico
Hace unos 100000 años, una especie anatómicamente diferente
comenzó a dejar registros de objetos diferentes., que hoy identificamos como
conducta simbólica.
Hallazgos como enterratorios, muestran que esta nueva especie
comenzó a pensar la Muerte de sus seres
queridos y a fijar este pensamiento mediante símbolos materiales.
Otros hallazgos, por ejemplo registros en una
cueva del sur de Africa, en la que capas y capas de fogones revelan ocupación
durante miles de años, permitieron acceder a un fogón de cerca de cien mil
años, acompañados de una mandíbula
moderna, y de elementos para
preparar ocre rojo, pigmento mineral que aún hoy se usa
para decorar el cuerpo.
¿Extrañarían a sus seres queridos los miembros de las otras
especies (Homo Erectus o Neardenthal)? ¿Sentirían algún tipo de temor mientras
cazaban los grandes animales? ¿Se darían ánimo de alguna manera? El registro
disponible no proporciona manera de saberlo.
Lo que sí tenemos certeza es que el primero que comenzó
a “hacer algo” con sus temores fue el
H. Sapiens, dando lugar a la emergencia de lo que se conoce como pensamiento
simbólico como característica exclusiva de nuestra especie.
¿Qué es un Símbolo?
Sencillamente, una creación[1] de la Psique, según M. Eliade.
Leroi-Gourham, por su parte, sostiene que el hecho
fundamental que hace su aparición junto con el Homo Sapiens es “la aptitud para fijar el pensamiento mediante
símbolos materiales”
Porque el Símbolo según palabras de Eliade permite expresar
de modo simple la coincidencia de opuestos, como la Vida y la Muerte.
Aunque muchos de los hallazgos se vinculan con el ajuar funerario,
podemos imaginar que en esta posibilidad de expresar las emociones, el cuerpo
fue un mediador privilegiado.
No quedan obviamente muchos registros del cuerpo mediador de
los albores: cuerpo en movimiento (batir palmas, bailar), producir sonidos (cantar, producir sonidos por
percusión o soplar un hueso o caña que después devino flauta) o efectos visuales, (pintura corporal
primero, pintura rupestre después)
Figura 6 Flauta Paleolítica
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Este expresar las emociones y reflejarse en grupo (de modo
corporal, auditivo y visual) característico de los rituales nativos, implica la incorporación del pasado
inmediato sobre la previsibilidad del futuro, y define un proceso cognitivo
analizado por las modernas neurociencias, conocido como marcador somático.[2]
En otras palabras, desde el principio de los tiempos, el
intercambio grupal ritual o cotidiano, facilita la expresión y fijación del
pensamiento emocional mediado por
símbolos materiales.
¿Es lo mismo Conducta Simbólica que Arte?
Vale hacer una distinción entre lo que se define como
Conducta Simbólica y la elaboración de
lo que hoy denominamos Arte Primitivo.
Steven Mithen define
como arte primitivo a aquellos objetos hallados que suman a la destreza técnica
requerida para su elaboración, una gran creatividad y fantasía, teniendo en
cuenta que estos dos últimos atributos pertenecen exclusivamente a la especie
humana.
Durante el Paleolítico Superior (unos 40 000 años atrás) asistimos
al descubrimiento de una capacidad técnica
diversificada[3]
(elaboración de gran número de nuevos
elementos, inventados creativamente para hacer frente los desafíos de la vida
diaria entre los que subsisten puntas de lanza, arpones o agujas para coser)
así como elementos para adorno personal
que marcan status social.
De esta misma época data la elaboración de objetos finamente
decorados y que eran valorados socialmente, por lo que circulaban para su
intercambio entre los grupos. Entre ellos encontramos las estatuillas llamadas
“Venus”. La Venus de Willendorf, una de las más antiguas, está esculpida en
piedra caliza y aún conserva restos de ocre rojo.
El hoy llamado Arte Paleolítico, (o producción de obras con simbolismo
visual socialmente valoradas) requiere
de la capacidad para pensamiento simbólico, aunque no todo pensamiento
simbólico es arte.
Muchos científicos niegan que se pueda hacer una analogía entre
las primeras expresiones gráficas y el desarrollo de la habilidad artística de
los niños.
Al contrario, no hay nada gradual en la evolución histórica
de la capacidad expresiva del Hombre.
Leroi-Gourham
nos recuerda que la evidencia disponible ofrece la certeza que las primeras
expresiones gráficas han sido abstractas.
Puntos, triángulos, líneas geométricas que se cruzan
rítmicamente, revelan gran capacidad de abstracción. Y solo posteriormente en
el tiempo hallamos búsqueda de realismo pictórico, (como los Toros de las
cuevas de Altamira o los caballos de Chauvet, Francia )
Reflexiones Finales
Este recorrido por el registro arqueológico reunido en los
últimos años debería permitir la reflexión sobre lo que nos define como
humanos.
En un mundo donde la Tecnología avanza a un ritmo
exponencial, sería bueno recordar que no es exactamente eso lo que nos define
como humanos.
Porque lo que nos define como Homo Sapiens (Hombre Sabio) no
es la capacidad técnica, sino la Capacidad Simbólica.
Un Pensamiento
Simbólico que haga posible el abordaje de nuestros temores más profundos, y
conduzca a una reflexión sobre el sentido de la memoria en nuestra propia vida.
BIBLIOGRAFIA:
Eliade, Mircea. Imágenes
y Símbolos (1952) Taurus, Madrid.
Leroi-Gourham .En el
gesto y la Palabra (1971) Universidad Central de Venezuela
Mithen, Steven. Arqueología
de la Mente.(1999) Drakontos
Salvetti, Vivina “Abordaje sistémico
sobre emergencia de Memoria en contextos de inclusión cultural: cambios
cognitivos observables en la comunidad de Puelches (prov. De La Pampa)” Tesis
de Licenciatura 2013. (UBA)
[1] La capacidad creativa que da lugar a elementos posibles es propia del H. Sapiens. La
capacidad técnica en cambio se caracteriza por la repetición mecánica de
movimientos.
[2] Ver desarrollo del concepto de marcador somático en
mi tesis de Licenciatura 2013
[3] Algo que le llama la atención a los arqueólogos es
que las especies anteriores al homo Sapiens si bien elaboraban herramientas de
piedra, no innovaron en absoluto el modo de realizarla, sino que mantuvieron la
manufactura de modo constante ¡durante
cientos de miles de años!
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