Advertencia para copiones distraídos:
Las ideas vertidas en este artículo fueron presentadas en las I Jornadas Internacionales de filosofías del cuerpo en novienmbre del 2013 y previamente registradas como propias en octubre de 2013
De la Ética a la Genética de los afectos:
Apuntes de neurociencias
Por Vivina Perla Salvetti [1]
Introducción:
Desde los orígenes de la filosofía nos llegan ecos sobre
definiciones de lo humano que requieren dominar el caballo desbocado de las
pasiones para arribar a un pensamiento genuinamente racional. Pero las pasiones
se resisten a ser dominadas, negadas y mucho menos reprimidas y su abordaje
quedó relegado al ámbito de los mitos, de los juglares y de la literatura en
general. Este abordaje polarizado entre
emoción y cognición ha derramado ríos de tinta a través del tiempo, y la
antropología no ha sido la excepción.
Partiendo de las dudas clara y tempranamente explicitadas por
Durkheim y Mauss (1971) acerca del papel dominante del sentimiento en las
clasificaciones primitivas, desde entonces y en movimiento pendular, nos
topamos con abordajes antropológicos que en procura de dar cuenta de la
especificidad humana se hallaron enmarcados ya fuera en los aspectos estrictamente
racionales, o lingüísticos, o sociales. En los últimos años, y con el claro propósito
de incorporar al debate filosófico y antropológico aquellos elementos
experimentales en condiciones de responder
viejas preguntas que los paradigmas tradicionales no logran contestar,
las Neurociencias de la Ética ofrecen un
bagaje que permite reflexionar acerca de cuestiones filosóficas tales como las
diferencias entre el cerebro animal y la Mente humana, cuál es el factor
objetivo que define la sensación del sí mismo –la naturaleza de la voluntad
como motor de las acciones- o si el desarrollo de las particularidades del
lenguaje humano responden a un origen genético o social. Entiendo que el avance
de las neurociencias aporta datos sumamente relevantes para dirimir el clásico
debate Piaget-Vigotsky.
En las líneas que siguen se
resumen los aportes que las neurociencias, centrando la atención en aquellos
datos experimentales que vinculan emoción y cognición y dan cuenta sobre cómo aquellas marcas involuntarias que la
experiencia deja en el cuerpo introducen una huella lo suficientemente
profunda para determinar el tono de nuestras decisiones cotidianas.
En el principio fue la Imagen
Incorporar la percepción de
las emociones como factor necesario en todo proceso cognitivo exitoso requiere de su adecuada
justificación a partir de los resultados obtenidos por el neurofisiólogo
portugués Antonio Damasio. Su teoría
sitúa en las redes neuronales del
organismo en su conjunto la
ontología de la mente humana, tras haber explorado qué es lo que permite a los
organismos la sensación de sí mismos
como sistema emocional germinal. Uno de
los aspectos más novedosos de la Teoría de Damasio consiste en su descripción
de cómo el origen de la mente se halla vinculado con un “darse cuenta” de la
propia capacidad individual de desplegar, recordar y organizar de modo
voluntario las imágenes internas
Las neurociencias, al investigar el cerebro y sus funciones más
íntimas interviene sobre lo que se
considera la esencia humana (sus pensamientos, emociones, decisiones y
valores) propiciando la reciente
emergencia de la disciplina neuroética y sus derivaciones: la ética de
las neurociencias (discute las técnicas manipulativas) y las neurociencias de
la ética, ámbito propicio para las investigaciones de Damasio
Mente Humana, demasiado humana
Damasio ha desarrollado una compleja teoría emergentista y evolutiva
de la Mente, que distingue y clasifica los organismos de acuerdo al carácter voluntario de las imágenes perceptuales que emergen en
todo organismo con cerebro. Este autor distingue entre las imágenes perceptuales de carácter inmediato (visuales,
auditivas u olfativas) que permiten a todos los organismos con cerebro
adaptarse al medio natural, y las imágenes
perceptuales de carácter diferido, características de la Mente humana, cuya
especificidad reside en la capacidad para ordenar, clasificar e interpretar las
imágenes perceptuales particulares. Este ejercicio voluntario permite además
clasificar las imágenes del pasado (recuerdos) o del futuro (imaginación) donde
el individuo las reconoce como tales
Imágenes ancladas en el cuerpo -
Diferencias entre emoción y pensamiento
Esta teoría, que deriva el carácter diferido de las imágenes mentales
condujo sin embargo al reconocimiento experimental de las diferencias y semejanzas entre emoción
y pensamiento A pesar de que en el habla cotidiana solemos referirnos a ambos
términos de modo indistinto, Damasio define a la emoción como un proceso primario y la distingue del sentimiento como secundario, donde ambos se originan en diferentes regiones cerebrales.
Para ello procede a diferenciar:
a) Los cambios
corporales con los que el cuerpo responde
automáticamente mediante alteraciones en distintos parámetros
funcionales (en el ritmo cardíaco, por ejemplo) Se trata de situaciones del entorno que gatillan respuestas emocionales como el
miedo o el júbilo (y que corresponden en los estudios por imágenes
computarizadas con áreas de cerebro vinculadas con la amígdala
y el sistema límbico) Estas reacciones, que guardan similitudes con las
reacciones adaptativas del resto de los animales, quedan circunscriptos con el
término emoción.(ver figura 2)
b) En cambio, a
aquellos cambios corporales involuntarios
(similares a los que surgen con la emoción) que sobrevienen al evocar voluntariamente ciertas imágenes como el recuerdo de un amigo muerto, o
anticipar un encuentro amoroso) y
corresponden en los estudios por imágenes con su emergencia en las redes de la corteza prefrontal, lo denomina sentimiento. [2] (Ver figura 3)
Esta diferencia entre emoción y sentimiento le permite a Damasio
proponer su concepto de “Marcador Somático” que remite al registro emocional que condiciona nuestras decisiones cotidianas, ya
como señal de alarma, o como estímulo para seguir adelante.
Marcador Somático. Percepción
cognitiva de las emociones
Una vez demostrada la diferencia entre el sustrato de las imágenes y la colección
de representaciones organizadas en distintas capas corticales, Damasio
presenta su concepto de Marcador Somático para fundamentar que en toda decisión exitosa está involucrada la
memoria de las experiencias vividas. Mientras que desde los albores de la filosofía
clásica se ha venido sosteniendo la necesidad de dominar las pasiones
desbocadas, reflexiones que incluyen una moral kantiana derivada de un análisis
lógico y racional que excluye toda emoción, la propuesta de Damasio considera
la validez cognitiva del registro emocional de la experiencia en la toma de
decisiones vitales Para esto, Damasio procede a distinguir cómo las
experiencias vividas o aprendidas socialmente inciden al momento de elegir
mediante dos registros diferenciados:
a) Marcadores somáticos negativos:
Funcionan como señal de alarma. Definen
sentimientos viscerales displacenteros que surgen de modo involuntario al
recordar ciertas experiencias. Se trata de emociones que se han conectado
mediante el aprendizaje con ciertas consecuencias negativas predecibles y
derivan por lo general en conductas evitativas.
b) Marcadores
somáticos positivos: Constituyen el motor vital de nuestras acciones,
y definen crucialmente todo cambio social reconoce al registro visceral de emociones agradables como definitorio al momento de planear
cualquier acción colectiva. Su efectividad emerge cuando el grupo articula la
recuperación visceral de emociones del pasado y logra vincularlas con sensaciones físicas de
júbilo, alegría o sosiego, cuando
planeamos un escenario posible. Este concepto le permite a Damasio dar cuenta entonces
que el esquivo fenómeno conocido como “fuerza de voluntad” no sería otra cosa que la disposición a
postergar la gratificación momentánea para obtener algún beneficio futuro: [3]
El hallazgo experimental de Damasio, como factor objetivo que
define la validez cognitiva del registro emocional, se presenta como una eficaz
herramienta que permite a la antropología
describir sistémicamente el pasaje de la acción individual a la
colectiva, así como aquellos factores históricos que definen ya fuera la
continuidad ya fuera el cambio como
factor crucial de toda acción grupal.
Esquemas: la Mente interpreta a la mente
Esta diferencia entre imágenes
emocionales inmediatas y la capacidad de la corteza frontal para organizarlas
y clasificarlas de modo dinámico,
permite entender no solo el concepto olvidado de Esquemas, sino la influencia del entorno social en la
modificación dinámica de los esquemas mencionados. Según lo propone Frederik
Barlett, en su texto “Remembering” del año 1932, hay que deshacerse
de la idea de que la Memoria es literalmente reduplicativa, sino una construcción subjetiva. Barlett demostró experimentalmente que el recuerdo se ve afectado
por las experiencias vividas, donde el
pasado incide de manera significativa en los procesos perceptivos, y es lo
que hace posible que una persona reconozca una situación y actúe de una manera
que resulte adecuada a ésta. Denominó “Esquema mental” a estas estructuras
secundarias dinámicas compuestas por
sesgos, racionalizaciones, y cambios en el modo de interpretar las experiencias
que tienen tanto origen personal como social (Barlett 1995: 199-205). Las Neurociencias han corroborado que la
actividad interrelacionada de diferentes Esquemas
mentales[4] de carácter especializado permite
interpretar, organizar y clasificar en el presente las Imágenes mentales de las experiencias percibidas en el ambiente
natural y cultural. (Dalgleish y Power 2000).
Vigotsky, pensamiento y lenguaje
Estos aportes de las
neurociencias que establecen una continuidad evolutiva del cerebro humano con
los animales tocante a la emergencia de imágenes perceptuales inmediatas
localizadas en el sistema límbico, donde
la especificidad humana está dada por la facultad
de la corteza frontal para clasificar, ordenar e interpretar las imágenes
mediante distintos esquemas mentales, constituyen un respaldo para las
propuestas realizadas por Leo Vigotsky décadas atrás. Vigotsky sostenía que el pensamiento y el lenguaje
tenían raíces genéticas diferentes, pero que se desarrollan en continua
influencia recíproca.[5]
Pero lo más relevante del carácter adquirido del lenguaje tiene que ver con su
origen social. (Vigotsky 1934) Su definición de pensamiento guarda correspondencia
con la moderna descripción de imágenes perceptuales que cada individuo reconoce
como propias, mientras que el lenguaje hablado conformaría un Esquema dinámico
que interactúa con el entorno social.
El Lenguaje (oral), al
igual que distintas manifestaciones del Arte,
y técnicas como la Escritura o el Cálculo Matemático, todos son
considerados por Vigotsky como creaciones sociales, o como se diría hoy, conforman
Esquemas cognitivos independientes pero
interrelacionados entre sí, que
mediatizan entre el grupo social y el individuo, para ordenar,
clasificar e interpretar las imágenes perceptuales
del proceso primario.
Vigotsky acuñó el término “herramientas psicológicas” para definir
estas creaciones sociales que: “están
dirigidas al dominio de los procesos psíquicos…La inclusión del instrumento en
los procesos de comportamiento, recrea y reconstruye por completo toda la
estructura de la conducta”. Esta
continua influencia recíproca entre
los distintos esquemas mentales anticipada por Vigotsky cuenta con fuerte respaldo experimental proveniente de
datos recientes. (Vigotsky 1931 y 1970,
Dalgleish y Power 2000)
A continuación, (fig.3)
sintetizo las principales diferencias entre el abordaje filosófico de Piaget y
la propuesta socio-histórica de Vigotsky, respaldada por las neurociencias:
La noción de Esquemas cognitivos que interactúan dinámicamente
entre sí con el propósito de mediatizar entre las imágenes perceptuales y el
entorno, admite a su vez la incorporación válida de las emociones y
sentimientos como el factor diferencial
que contribuye a cambios observables en los mencionados esquemas.[6] La articulación sistémica de estos
conceptos se presenta como un poderoso operador teórico para dar cuenta de
fenómenos sociales tradicionalmente abordados por la Antropología.
En busca de Spinoza: Ética y Genética
de los afectos
Damasio no solo discute el supuesto que sostiene que actos humanos como razonar y decidir derivan
su eficiencia de una capacidad deductiva y matemática que deja fuera toda
emoción.[7]
Como contrapartida, ha tomado conceptos
de la “Etica de los Afectos” de
Spinoza [8]
(1980) que permiten ser reformulados a la luz de los avances de las
neurociencias, como por ejemplo:
“Bueno es lo que con certeza nos es útil
(Definición I, parte IV) Una pasión es
vencida por otra pasión y no por la Razón a secas. Un afecto no puede
ser suprimido sino por medio de otro afecto contrario y más fuerte”
(Proposición VII, parte IV)
Es por todos conocido que reprimir
las pasiones dañinas muchas veces desemboca en lo que se conoce como
“escalada” de violencia para lo cual
Spinoza propone un camino opuesto al tradicional derrotero represivo, en una
apuesta tomada por Damasio. Aceptando
los riesgos de parecer ingenuo, Damasio realiza una propuesta social de carácter preventivo pasible de generar grandes
cambios con el tiempo. En lugar de reprimir las pasiones, o de expresarse
racionalmente sobre ellas, (algo que evidentemente ha fracasado históricamente)
Damasio propone aplicar la ley de Connatus [9]
para tratar de cultivar y fomentar en
nosotros mismos y en otros aquellos comportamientos y conductas que nos
produzcan el placer que proviene por estar cuidando de nosotros mismos y del
entorno que nos rodea. La Razón debe estar al servicio de esa búsqueda de
afectos, capaces de producir cambios a largo plazo, por efectos de lo que se
conoce hoy como retroalimentación positiva. [10]
Aprender a disfrutar del
arte, de una buena comida, de cuidar de sí mismo y del entorno, conforman pequeños cambios iniciales pasibles
de retroalimentar una transformación social más amplia. (Damasio 2005) Esta
propuesta filosófica permite vincularse con aquella otra de valerse del Arte
o la Escritura como “herramientas
psicológicas” que según palabras de Vigotsky, “recrea y reconstruye toda la estructura del comportamiento humano”[11]
(Vigotsky 1931:56)
Conclusiones
Esta breve presentación de las posibilidades que brinda la
incorporación de conceptos del neurólogo Antonio Damasio tuvo como objetivo
integrarlos con las nociones que fueran elaboradas por autores clásicos como Frederick
Barlett y Leo Vigotsky, cuya riqueza conceptual se materializa al incorporarlos
en el análisis social y observar los
efectos que producen en el campo de los comportamientos. Conceptos como el de Marcador Somático positivo de Damasio,
entendido como factor de restructuración de los Esquemas cognitivos interdependientes (concepto derivado de las
ideas de Barlett y Vigotsky) se
presentan como excelentes operadores teóricos. La integración de estos
conceptos en un modelo sistémico ofrece
un bagaje de gran riqueza operativa para
dar cuenta de los esquivos puntos de continuidad y cambio característicos de toda dinámica cultural. La mirada antropológica puesta en lo social, se enriquece así con el
análisis que fluye entre la ética de los afectos y su genética, donde los aspectos
neurológicos de la moral, lejos de abordarse con aséptico aislamiento, son
integrados con y desde las pasiones más elevadas.
Bibliografía
-Barlett, Frederic (1995) “Remembering”.
Cambridge University Press
-Chust, José Vicente Mestre. “El Imperativo Categórico Kantiano.
La mayoría de edad de la humanidad” (2009) y “Los Fundamentos de la Moral”
(2011). Ambos disponibles en www.suite101.net
-Dalgleish Tim y Power Mick (2000) Handbook
of Cognition and Emotion. Editado por
John Wiley & Sonjs. England
-Durkheim E y Mauss M. (1971) “De ciertas formas primitivas de
Clasificación” En: Instituciones y Culto.
Obras II. Barral Editores, Barcelona
-Damasio, Antonio (1999) El error de Descartes. La
razón de las emociones. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile
------------------------ (2005) En Busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los sentimientos.
Ed Crítica. Barcelona
Salvetti, Vivina Perla (2013) “Abordaje sistémico sobre emergencia
de la Memoria en contextos de inclusión social: cambios cognitivos observables
en la localidad de Puelches (provincia de La Pampa)” Tesis de Licenciatura en
Ciencias Antropológicas. FFyL
Spinoza, Baruch de (1980) Etica demostrada según el orden geométrico.
Ediciones Orbis Hyspamérica.
Vigotsky, Leo (1970) Psicología
del Arte. Barcelona, Barral
------------------ (1934) Pensamiento
y Lenguaje. Obras Escogidas, tomo II. Academia de Ciencias pedagógicas de
la URSS
------------------- (1931) Historia
del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. En Obras Escogidas,
tomo III. Academia de ciencias pedagógicas de la URSS
Nota Final: El diseño de las
intervenciones sobre los gráficos incluidos me pertenece.
[1]
Licenciada en Ciencias Antropológicas
por la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) visalvetti@gmail.com
[2]
Damasio refiere que en pacientes con daño prefrontal se hallan deteriorado los
procesos secundarios, aunque respondan ante una situación de estrés con una
emoción primaria. En cambio, pacientes con daño en la amígdala, sufren
incapacidad para expresar emociones de forma tanto primaria como secundaria.
[3] Damasio
tuvo largas oportunidades de observar
los cambios que se producían en individuos
que padecieron de daño
prefrontal, ya fuera por un tumor o algún accidente: muchos de ellos, que
llevaban hasta allí una vida de familia y de trabajo estable, comenzaron a
evidenciar una conducta que no solo procuraba la gratificación momentánea, sino también sin medir las consecuencias morales de sus decisiones. Sus
investigaciones demuestran que el “motor
de las acciones” que Kant
argumentó como sustento del “Imperativo Categórico” jamás puede ser exclusivamente frío, deductivo y racional, sino que
depende, como condición necesaria de
los procesos secundarios de percepción cognitiva de las emociones
(Chust 2009 y 2011)
[4]
Tal concepto de Esquema guarda correspondencia con el concepto
experimental de “Redes Neuronales”
[5] Esto
generó un acalorado debate con Piaget, quien sostenía al lenguaje como capacidad innata
en los humanos, cuyo desarrollo va unido genéticamente al del pensamiento,
cuando lo innato es la estructura anatómica para el desarrollo del lenguaje
articulado. Para Vigotsky, el lenguaje
articulado (que expresa continuidad evolutiva con el modo de comunicarse del
resto de los animales) es incorporado socialmente, propuesta respaldada por los actuales datos
experimentales.
[6] Los
cambios producidos en una Comunidad luego de la puesta en común de emociones
vinculadas a un espacio, fueron descriptos en mi tesis de Licenciatura
(Salvetti 2013) En la misma presento un modelo sistémico que justifica cambios
iniciales en el mapa cognitivo que retroalimentaron transformaciones
visibles en el desarrollo sustentable
del lugar.
[7] Sus
investigaciones clínicas demostraron experimentalmente que una postura
racionalista que deja fuera las pasiones se halla vinculada a individuos (y
sociedades) con desastrosos derroteros de fracaso.
[8] Damasio
como neurólogo focaliza su análisis en los vínculos entre el cuerpo y la “ética
de los afectos”, quedando fuera de su pertinencia el análisis sobre aspectos
controversiales de la Metafísica del filósofo.
[9] El
filósofo define la Ley del Connatus según la cual “las acciones buenas operan una composición
de las relaciones” y “producen alegría”.
En cambio “las acciones malas operan una descomposición directa de las
relaciones” y no pueden sino “producir
tristezas” a largo plazo, en un proceso de retroalimentación a nivel de los
neurotransmisores que ha sido largamente corroborado por las neurociencias. (Spinoza
1980)
[10] La
influencia social en el fomento de emociones como la ansiedad o el pánico, ha
sido objeto de estudio por parte de las neurociencias (Dalgleish y Power2000)
[11] El
valor práctico del Arte (la música o la Pintura) o de la Escritura como herramientas de alto valor terapéutico excede
los objetivos de este trabajo.
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