En entradas anteriores
tuve oportunidad de presentarles al profesor Federico Pérgola quien es un
reconocido promotor local de la corriente conocida como
Antropología Médica Clínica, especialidad que aunque muchos desprevenidos
confundan con Etnomedicina, constituye un enfoque clínico para abordar al
individuo enfermo como una unidad mente-cuerpo-emociones, lo que requiere recuperar la noción clásica de la relación
médico paciente, tan olvidada por la biomedicina actual:
“El
modelo asistencial actual ha provocado, a la hora del encuentro
médico-paciente, el “olvido” del enfermo en su calidad de persona. Y con ello,
ha generado la insólita despreocupación de la medicina por las emociones y los
sentimientos de quienes se enfrentan sin remedio a la dramática experiencia de
perder transitoria o definitivamente su salud.”(Pérgola y Ayala Antropología Médica.
Medicina para la persona, Buenos Aires, CTM 2005)
Con miras a lograr un
abordaje del individuo en su totalidad,el doctor Pérgola sostiene en otro de sus
trabajos “Comprendí que, en mayor o menor
grado, la labor del médico es en cierto modo antropológica puesto que se está
ocupando del hombre en múltiples aspectos, sobre todo en su bienestar en el
seno de la sociedad”
Pérgola reconoce que
propone un enfoque distinto de la medicina convencional actual, más abarcador y
menos científico. Para ello pregunta
"¿Puede
la antropología redundar beneficiosamente en la formación médica?”
Y unas líneas más
adelante concluye:
“Para
el “arte de curar” el médico debe escuchar historias, leer filosofía, y atender
las necesidades de la alteridad. Ser un
aprendiz de antropólogo” (La antropología médica en discusión, Buenos Aires, El
Guión 2008)
El olvidado Movimiento Culturalista
Esta mirada médica antropológica
que excede el mero biologicismo requiere entonces de incorporar el papel de la Cultura
en los procesos de salud-enfermedad, algo que el profesor y doctor en Medicina Federico Pérgola menciona repetidamente en
sus análisis, y que Luis Hornstein
(médico y psicoanalista) ejemplifica de modo bien claro.
Como saben mis amigos,
en otras entradas anteriores he tenido oportunidad de analizar el denominado movimiento
Culturalista que tuvo su origen en Norteamérica durante los años treinta del
siglo pasado, cuyos datos reitero a continuación.
Quizás algunos
recuerden que Margaret Mead, antropóloga norteamericana, obtuvo enorme
reconocimiento académico a raíz de su trabajo Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, publicado en 1928 y
prologado por Franz Boas, en el que describe el entorno familiar y social samoano como factor relevante para la
ausencia de las crisis adolescentes tan mentadas en las sociedades occidentales
psicoanalizadas. A esta mirada
crítica se le sumaría Malinowsky como representante de la academia británica
discutiendo la universalidad del complejo de Edipo.
Para algunos resultaba
evidente que los trabajos antropológicos de campo comenzaban a cuestionar los
supuestos universalistas propuestos por Freud, quien había fundamentado su
teoría de los sueños en los aportes de antropólogos evolucionistas como Edward
Tylor. Este clima impulsó la necesidad de un abordaje interdisciplinario y
confluyó en lo que se conoce como corriente
culturalista en psiquiatría, descripta por Mandolini Guardo:
“Hacia
1930 se hace netamente perceptible la influencia de las comprobaciones
realizadas por antropólogos… influencia que en lo concerniente a la psicología
y la psiquiatría, culmina cuando el insigne antropólogo Edward Sapir propone una estrecha colaboración entre… la antropología y
el psicoanálisis. Los psiquiatras que adoptaron este criterio constituyeron el
grupo conocido como psicoanalistas culturalistas, del cual Erich Fromm, Harry
Sullivan y Karen Horney fueron sus
iniciadores en 1934” (Historia General del Psicoanálisis. De Freud a Fromm,
Buenos Aires, Braga 1994)
Si bien Freud había
reconocido inicialmente la influencia de la Cultura en el origen de las
neurosis comenzó a darle tanta importancia a los instintos que lo cultural
terminó por quedar relegado del análisis. En cambio, los psicoanalistas
culturalistas tuvieron en cuenta fundamentalmente las relaciones entre el hombre
y su entorno social, disminuyendo o hasta negando el valor de la libido y
crearon técnicas propias aclarando muchos puntos oscuros en la situación
analítica que permitieron analizar a psicóticos hasta conseguir la remisión del
síntoma.
Neoculturalistas en la Argentina
Neoculturalistas en la Argentina
En la Argentina, si bien hemos podido observar la hegemonía de la mirada freudiana focalizada en el determinismo psíquico, y por otra parte y más recientemente del determinismo biológico en los procesos de salud-enfermedad, por fortuna también encontramos fuertes críticas para superar tales polarizaciones
Por ejemplo, el profesor Pérgola ha criticado fuertemente la actitud biologicista que conduce a la deshumanización del paciente:
“El modelo médico en actitud dictatorial ha
proclamado la victoria de la racionalidad médica y la derrota de los
sentimientos y emociones del enfermo que ve frustradas sus esperanzas de ser
comprendido afectivamente. El cierre de la brecha entre ambos es el principal
objetivo de la antropología médica”
(Antropología Médica. Medicina para la persona, op. cit.)
Esta epistemología
crítica de los abordajes cerrados en sí mismos, cuenta con antecedentes en el olvidado movimiento culturalista, que
incorporó la Cultura y particularidades histórico-sociales al análisis de los fenómenos.
En la Argentina, diferentes profesionales se erigen como faros, lo que me permite considerarlos como referentes de un enfoque holístico que me atrevo a denominar Neoculturalista.
En la Argentina, diferentes profesionales se erigen como faros, lo que me permite considerarlos como referentes de un enfoque holístico que me atrevo a denominar Neoculturalista.
Vale reiterar llegado a
este punto, que este abordaje Neoculturalista no se presenta como un modelo, ni
como una teoría, sino como una postura epistemológica cuyo carácter holístico procura trascender las estructuras científicas clásicas lógico-lineales.
Además de los avances del profesor Federico Pérgola, no podemos dejar de
mencionar al Doctor Roberto H. Iermoli, jefe de la Cuarta Cátedra de Medicina
Interna del Hospital Escuela José de San Martín y perteneciente también a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Respecto de esta cátedra cito
palabras de otros que comparten mi percepción:
on motivo de de la ocasión, con el enorme Dr Iermoli en el centro.
A continuación comparto también entrevista realizada en 2011 por la TV Pública argentina a Luis Hornstein respecto al desarrollo de la autoestima en la escuela. Los invito a observar por sí mismos cómo el terapeuta introduce el peso del entorno social en el desarrollo de la personalidad, además de lo bioquímico y lo familiar y donde las experiencias infantiles condicionan pero nunca determinan. Además de recordar el valor de los reconocimientos sociales adecuados para desarrollar la autoestima (aspecto abordado también por Karina Kaplan) así como de tener y mantener proyectos personales para superar situaciones difíciles.
Luis Hornstein, médico y psicoanalista argentino
Tómense el tiempo para disfrutarla!!!
Primera parte:
Segunda parte:
Una mirada superadora es posible y somos muchos quienes trabajamos en ella.
Hasta la próxima amigos!!!