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sábado, 21 de junio de 2025

El Dualismo Cartesiano Mente-cerebro y el Cuerpo como Máquina

 

Teatro anatómico de Leiden, Holanda, siglo XVII, escenario de las disecciones públicas de Descartes donde defendió el cuerpo humano como máquina sin alma ante un público mayormente no especializado en el tema.


Dualismo y Monismo: Ontologías irreductibles                                              Básicamente el dualismo clásico sostiene que tenemos un alma inmortal que ingresa al cuerpo al nacer y se separa de este al morir, mientras el monismo, considera que somos criaturas animadas. Ambas posturas filosóficas, elaboran desde lo racional, creencias que venían siendo difundidas largamente desde la más remota antigüedad, aunque los debates filosóficos para fundamentar cada postura fueran iniciados por Platón y Aristóteles.




El Dualismo de Platón y el Monismo de Aristóteles, estaban diferenciados en el Renacimiento y fueron bellamente representados en La Escuela de Atenas, de Rafael.


En la Grecia clásica, la tensión entre un alma imperecedera y un cuerpo corruptible, se remontaba a una tradición órfica que se hunde en la noche de los tiempos.  Tales creencias venían siendo reproducidas y moldeadas fundamentalmente de la mano de poetas, como Homero y Hesíodo, en quienes encontramos regularmente alusiones a la dualidad cuerpo y alma (Miranda, 2010). Platón (c.-427-347) plasmará en el Diálogo Fedon, que un alma inmortal cae en el cuerpo y queda atrapada en él. Para Sócrates (y para Platón), el cuerpo está unido a un alma que únicamente se desprende al morir.


                                             Fedón, o de la inmortalidad del alma. Platón                                                    

Siglos después, el filósofo Descartes (1596-1650) también sostuvo que el alma es “una substancia independiente del cuerpo y puede existir sin él” Al igual que Platón, Descartes habrá de afrontar el problema lógico que supone la relación sin nexo entre cuerpo y alma.

Descartes distinguió asimismo entre la Mente y el cerebro como sustancias desconectadas (Descartes, 1662)

Sin embargo, veamos cómo aborda este problema Aristóteles, hijo de un médico (c.-384-322). Por el contenido de sus escritos, podemos reconocer que Aristóteles era monista.  En Acerca del Alma, (1978) hablaba del alma como el principio de la vida. (Figura 12) El alma no puede ser sin el cuerpo ya que es el cuerpo. Así, el alma, como sinónimo de Vida o Fuerza vital, no sería una entidad separada del cuerpo: el alma es natural e inseparable del Ser. Entonces, para Aristóteles, el cuerpo entero es el alma misma, inseparable del Ser hasta el final, como recuerda Páramo Valero (2012).


                                                             De anima. Aristóteles.          

El error de muchos filósofos, cuando reflexionan sobre las diferencias entre el Dualismo de Platón y el Monismo de Aristóteles, consiste en abordar las diferencias entre ambos considerando el discurso de Aristóteles como respuesta dialéctica a Platón, cuando en realidad, las reflexiones de Aristóteles derivaban de la filosofía presocrática.

Atendiendo a la formulación del filósofo ibérico Antonio Mesquita podemos afirmar entonces, con toda razón, que Monismo y Dualismo representan la irreductibilidad de las ontologías platónica y aristotélica. (Mesquita, 2013)

 

El error filosófico de Descartes

Entonces ¿Incurrió Descartes en algún error filosófico al sostener sin fundamento que el Alma y el Cuerpo son sustancias independientes, o que incluso Mente y cerebro son sustancias desconectadas? ¿Es lógicamente consistente el dualismo cartesiano? ¿Qué dicen los filósofos al respecto?

Recordamos que líneas arriba dedicamos unos párrafos a las diferencias entre Monismo y Dualismo filosóficos. Según Novoa (2002) los debates entre monistas (somos un cuerpo animado por las mismas Fuerzas que mantienen vivas todas las cosas) y dualistas (somos un cuerpo material que retiene temporalmente un alma eterna y vagabunda) se remontan a la Grecia clásica. Pero es en Descartes donde hallamos la primera postulación sistemática de un irreductible dualismo cuerpo-mente, que intentará escapar una y otra vez de lo que se ha denominado acertadamente, el punto muerto cartesiano (Vesey, 1965) en tanto incapacidad lógica para derivar o explicar cómo permanecen juntas entidades completamente diferentes. 

Villanueva (1977: 79,80) admite que “a un precio demasiado alto, Descartes preserva su Dualismo sustancial” mientras desarrolla en sus escritos tanto la interacción entre las dos sustancias, como la unión y mezcla entrambas.

Según elementales principios de identidad, dualismo no es lo mismo que monismo, pero Descartes parece no distinguirlos “Hay mucha confusión en los textos de Descartes” señala Villaneueva (1977)

En la carta a la Princesa Isabel de Bohemia fechada del 28 de junio de 1643, Descartes termina admitiendo sobre la relación cuerpo-mente que “no le es posible explicarla” algo que, según la oportuna observación de Leibniz, muestra que Descartes abandonó la defensa del Dualismo al final de su vida (Villaueva, 1977; Descartes 1999, Rivero, 2016)

En otras palabras, luego de haber defendido sin fundamento un férreo dualismo durante muchos años, Descartes se dio por vencido y falleció adoptando una postura monista.  Sin embargo, una vez muerto, sus seguidores publicaron en 1662 Tratado del Hombre, validaron la vigencia del dualismo cartesiano, y sus derivaciones en el cuerpo como máquina, concepto cuyo origen merece también una contextualización histórica.

Las representaciones del Cuerpo como Máquina impulsada por pasiones animales, tuvieron sus inicios, según Aguilar (2010) con el arribo de Descartes a Holanda en 1628, mientras Harvey publicaba su Motu Cordis, en un ambiente de enorme efervescencia intelectual (Buzzi, 2016)

Ilustraciones de los experimentos novedosos realizados por William Harvey para De Motu Cordis, publicado en Frankfurt, Alemania, 1628. Recordamos que el médico Harvey, siguiendo la tradición presocrática, era monista 

 En ese momento, Descartes, escribe Tratado del Hombre que presenta al cuerpo humano como una máquina carente de alma. Describe el mecanismo autómata como respuesta a estímulos externos que afectan las terminaciones nerviosas, que, a su vez, desplazan las terminaciones centrales para conducir el flujo de los espíritus animales. Hay quienes lo consideran fundador de la teoría del reflejo. Pero temió publicar este texto al enterarse del juicio a Galileo.


       Tratado del Hombre (Descartes) publicado después de su muerte

Su propuesta mecanicista de los cuerpos fue extendida al cuerpo de los animales, y tuvo enormes consecuencias en una sociedad rural que hasta entonces cuidaba a sus animales domésticos como parte del grupo familiar. Pero Descartes aseguró que son autómatas, que no tienen mente y tampoco alma, por tanto, no sienten dolor.

La convicción que los animales no piensan ni sienten, legitimó la crueldad animal, que no fue sancionada por ley hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, otros filósofos, como el empirista David Hume (1748) argumentó en contra del mecanicismo cartesiano al decir que los animales "indudablemente sienten, piensan… (aunque)… de una manera más imperfecta que los hombres". (Calvente, 2016)

 

Volvamos ahora a la ciudad, donde Descartes se limitó a defender oralmente sus ideas mecanicistas durante las disecciones públicas ante auditorios no especializados que llenaban las plazas de teatros anatómicos, mientras mantenía fluida correspondencia con médicos. Muchos de ellos (particularmente cirujanos franceses) adoptaron el modelo mecánico del cuerpo, como el cirujano La Mettrie, quien en 1747, refugiado en Holanda por el enfrentamiento parisino entre médicos con formación universitaria y cirujanos iletrados, ratificó los cuerpos como autómatas. La obvia contradicción cartesiana explicitada entre una concepción materialista del cuerpo y la naturaleza espiritual del yo, resultaba insalvable para La Mettrie, y afirmó que Descartes había atenuado su doctrina para adecuarla a presupuestos religiosos. (Aguilar 2010)

Aguilar cuestiona firmemente el Dualismo entre cuerpo y alma que inauguró Descartes. Recuerda que Harvey, el autor del trascendental descubrimiento sobre la circulación de la sangre, fruto de una hipótesis explicativa, robustecida por argumentos físico-matemáticos y dos pruebas experimentales concluyentes, mantenía una concepción monista del cuerpo.

Desarrollar cómo la certeza del dualismo mente-cerebro en Medicina ha derivado en la formulación irrestricta de psicofármacos para inhibir como fuere la ansiedad, la tristeza, o la angustia, en individuos que temen reconocer e identificar sus propias emociones, nos apartaría de los propósitos de este trabajo.

Concluimos esta brevísima reconstrucción histórica del cuerpo como máquina y del punto muerto cartesiano, reconocido por Descartes al final de su vida como Ontología que no conduce a ninguna parte, con la urgente necesidad de cuestionarla. (Vesey, 1965; Villanueva 1977; Aguilar, 2010)

 

El acierto de Vigotsky

Por su parte, Vigotsky se refirió durante años al Dualismo Cartesiano como obstáculo para el adecuado desarrollo de la psicología y la neurología:

“El espantoso resultado al que nos lleva (el dualismo cartesiano en) la psicología de las emociones contemporánea, es haber privado absolutamente de sentido a las pasiones del alma y haber eliminado toda esperanza de comprender un día el significado vital de la pasión y, con ella, de toda la consciencia humana. En el fondo, ese resultado ya está íntegramente contenido en (el punto muerto de) la teoría cartesiana que acabamos de examinar.” (Vigotsky, 2004: 198 paréntesis y cursivas añadidas)

Veamos ahora cómo es considerada el alma en el abundante registro del Corpus Hipocrático

El alma  (psikhé) en el Corpus Hipocrático

¿Por qué estamos tan seguros que los antiguos médicos griegos compartían el concepto monista del alma, que luego observamos en Aristóteles? Fundamentalmente porque psikhé fue el término utilizado en el Corpus Hipocrático para referirse a las dolencias físicas del cuerpo humano.

El Doctor Pedro Laín Entralgo (1908-2001) en La Medicina Hipocrática (1970) realizó un análisis filológico y médico del conjunto de escritos hipocráticos.


                                             
Pedro Laín Entralgo  Médico e Historiador                                            


                                                  La Medicina Hipocrática (1970)

 Respecto de los usos asociados al término psikhé en el Corpus, Laín expresa su asombro al observar la inclusión del término “en el cuadro de un conjunto de descripciones anatómicas… los hipocráticos nunca dejaron de ver el alma (psykhé) como una realidad material” (1970: 141, cursivas añadidas)

“¿Qué era el alma para los hipocráticos?” se pregunta. Si Laín ha de guiarse por cómo y dónde es empleado el término, el alma, como mínimo “no era espiritual en el sentido que con el cristianismo llegará a tener esta palabra… Por eso hay que entender el alma según su significación más literal y física en toda una serie de afirmaciones de los escritos en que ellos nos hablan: que existen “poros para el alma” (vi, 514 y 524)” que el alma, abrasada, consume el cuerpo (v, 314); que se desarrolla a lo largo de la vida, tanto en el hombre como en los grandes animales (vi, 480); que el alma se produce hasta la muerte” (Laín 1970:180, cursivas añadidas)

Laín (1970) incluyó como respaldo, citas al pie de filósofos presocráticos, contemporáneos de Hipócrates, mientras continúa expresando su asombro por las diferencias entre la medicina actual y la fundamentada en la filosofía presocrática:

“Influido, acaso sin saberlo, por Descartes y Kant, el médico moderno procede como si en la vida del hombre hubiese dos regiones susceptibles de ser aisladas entre sí, (como sostiene el dualismo)… El médico hipocrático fue…completamente ajeno a esta distinción...

“La enfermedad era para él una perturbación de la physis del hombre, y a esta pertenecen tanto el cuerpo del enfermo (soma) como su alma (psykhé)…

Para el médico debe ser sumo criterio de certeza: la sensación del cuerpo” (Lain 1970: 255 y 256, paráfrasis, cursivas añadidas)

El uso del término psikhé en el Corpus Hipocrático no nos deja lugar a dudas: para el médico hipocrático (y presocrático), el alma es el cuerpo que respira, no es eterna y está unida al cuerpo.

Recordamos que la filosofía presocrática, como su término indica, se distinguió de las reflexiones posteriores de Sócrates, focalizadas en la búsqueda de respuestas existenciales mediante el dialogo y el lenguaje.

Los filósofos presocráticos, en cambio, venían siendo científicos pioneros y pensadores formidables para observar de modo racional el principio vital de todas las cosas. El carácter observable y racional de las poderosas Fuerzas de la Naturaleza (physis) luego fue incorporado al Corpus Hipocrático, como vimos en Laín,

Siglos más tarde, con Aristóteles, la Naturaleza, (physis) comenzó a ser vista como el principio universal del movimiento y del cambio (Lear, 1994) Aristóteles también se refirió a estos filósofos como physikoy, toda vez que buscaran explicaciones racionales, no míticas, de fenómenos de la physis (gr. lo que hace crecer) observados en la vida cotidiana. (Kirk et al, 2008) Recordamos asimismo que, según Jacob Bernays (1824-1881) Aristóteles era hijo de un médico, y bien pudo hallar inspiración en el Corpus Hipocrático para su mirada racional y no mítica al escribir Acerca del Alma (1978)

Volveremos más adelante sobre este punto.

Bibliografía:

AGUILAR, María (2010) “Descartes y el Cuerpo-Máquina” Pensamiento 66 (249):755-770.

ARISTÓTELES (1978) Acerca del Alma. Trad. A. Bernabé Pajares. Madrid: Editorial Gredos

BUZZI, Alfredo (2016) “La circulación de la sangre a 400 años de su descubrimiento” Revista argentina de cardiología 84 (6).

 CALVENTE, S. (2016). “La especie inventiva: similitudes y diferencias entre humanos y animales en la filosofía de Hume” Revista latinoamericana de filosofía 42 (2): 125-147

DESCARTES, R. (1644/1995) Principios de Filosofía. Traducción y Notas de Guillermo Quintás. Madrid: Alianza Editorial

DESCARTES, R.(1662/1990) Tratado del hombre. Edición y traducción G. Quintás. Madrid: Alianza Editorial

DESCARTES. René (1999) Correspondencia con Isabel de Bohemia y otras cartas. Barcelona: Alba Editorial

HUME, David [1748/1999], An Enquiry Concerning Human Understanding. Oxford: Oxford University Press

KIRK, Geoffrey S, Raven John E y Schofield Michael (2008) Los Filósofos Presocráticos. Historia crítica con selección de textos. Barcelona: Editorial Gredos

 LAIN ENTRALGO, Pedro (1970) La Medicina Hipocrática. Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente, S.A.

LEAR, Jonathan (1994) Aristóteles. El deseo de comprender. Madrid: Editorial Alianza. 

MESQUITA, Antonio (2016). “Platón y Aristóteles. Dos ontologías en confrontación”. Estudios de Filosofía 53: 57-79. Lisboa: Universidad de Lisboa.

MIRANDA, Andrés E. (2010) La inmortalidad del Alma: Una exploración general y tentativa a través de Homero, el Orfismo, Platón y Aristóteles”. Seminario Metafísica en tres autores.    Sgo de Chile: Univ. de Chile. http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/109924

NOVOA, Mónica (2002) “Algunas consideraciones sobre el dualismo en psicología” Universitas Psychologica 1 (2): 71-79

PÁRAMO-VALERO, Víctor (2012) “El Eterno Dualismo antropológico alma-cuerpo ¿roto por Laín?” Thémata. Revista de Filosofía Nº 46: 563-569.

PLATON (1958) Diálogos: Fedón, o De la inmortalidad del alma, El banquete o Del amor, Gorgias, o De la retórica" Traducción de Luis Roig de Lluis. Buenos Aires: Espasa Calpe

VESEY, G.  (1965). The Embodied Mind. London: George Allen and Unwin. 

VILLANUEVA, Enrique (1977) “El Dualismo Sustancial de Renato Descartes” Dianoia 23 (23):74-87


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