Con el Doc. Iermoli, al inicio
(Este trabajo obtuvo el Primer premio del Ateneo de Historia de la Medicina 2017)
En la mañana del pasado jueves 16 de noviembre y como parte del ciclo “Arte y Salud” organizado por la Cuarta Cátedra de Medicina Interna, tuve el placer de compartir con los estudiantes del Aula 70 una exposición sobre la vida del pintor venezolano “Armando Reverón y los psiquiatras culturalistas” de la que comparto a pie de página el vídeo de la conferencia, acompañado de algunas de las filminas de la exposición.
En la mañana del pasado jueves 16 de noviembre y como parte del ciclo “Arte y Salud” organizado por la Cuarta Cátedra de Medicina Interna, tuve el placer de compartir con los estudiantes del Aula 70 una exposición sobre la vida del pintor venezolano “Armando Reverón y los psiquiatras culturalistas” de la que comparto a pie de página el vídeo de la conferencia, acompañado de algunas de las filminas de la exposición.
Autorretrato de Reverón, que muestra su búsqueda de pureza en el uso del blanco
El venezolano Armando Reverón (1889-1954) es considerado “el
pintor de la luz”. Su obra y su estilo de vida teatral, así como sus agudas
crisis alucinatorias vienen siendo analizadas por médicos y críticos de arte
desde hace décadas. El abordaje original de la praxis culturalista en
psiquiatría es la razón que permite entender tanto la remisión de sus graves
crisis psicóticas intratables e incurables desde la teoría freudiana, así como
el móvil de autocuración que impulsó al pintor a crear toda una suerte de
artefactos escenográficos con los que interactuaba, y que ahora llaman tanto la
atención.
Retrospectiva de Reverón en el MOMA 2007, para exponer sus objetos escenográficos
Se definió la corriente culturalista en psicoanálisis como aquella
práctica realizada por médicos que reconocieron el valor del psicoanálisis como
método terapéutico, pero eligieron dejar en suspenso todo concepto
teórico de carácter especulativo al aplicar la inferencia clínica clásica.
Este enfoque particular fue elaborado por los psiquiatras que tomaron en cuenta
las observaciones y advertencias de los primeros antropólogos de campo.
El miembro más conocido de esta corriente psiquiátrica particular
fue el profesor Dr. Harry Sullivan, quien estuvo a cargo de la Escuela de
Psiquiatría de Washington entre las décadas de 1930 hasta fines de la década de
1940, a la que asistían médicos de todas partes para entrenarse..
Esta práctica psicoanalítica comenzaba con la observación
cuidadosa de los signos particulares del paciente, para inferir clínicamente su
estado real partiendo de su experiencia vital y cultural concreta como fuente
obligada de validación analítica. Además, el carácter inclusivo de la
relación terapéutica ofrecía al paciente un entorno que contenía su angustia y
contribuyó frecuentemente a la remisión de severas crisis psicóticas
(intratables según Freud) y su posterior reinserción social.
Los psicoanalistas culturalistas procuraban generar un entorno
para que el enfermo encuentre maneras de curarse a sí mismo, como reza el
principio hipocrático en medicina.
La Historia guarda registros de cómo estos psiquiatras obtuvieron
enormes éxitos terapéuticos allí donde Freud no encontraba nada que hacer.
La hipótesis principal de la conferencia giró en torno a describir
que el psiquiatra que trató a Reverón pertenecía a la corriente culturalista,
para lo cual se compartieron fragmentos de la conferencia que el Dr. Baez Finol
ofreció al año siguiente de la muerte del artista.
Resulta sugestivo que, tan temprano como en 1945, año cuando
Reverón es ingresado por primera vez a la Clínica dirigida por Baez Finol a
causa de una grave crisis psicótica, el Médico se haya dado cuenta del valor
terapéutico que el Arte tenía para el artista y los pacientes que eran retratados
por él. Tal como el mismo psiquiatra aclara en el texto de su conferencia,
Reverón regresó a su casa luego de la internación, completamente recuperado y
dispuesto a trabajar.
Sin embargo, la historia registra que una vez en su casa-taller,
el hasta entonces pintor, comenzó a partir de ese momento la elaboración de toda una
suerte de maniquíes, muñecas textiles, máscaras y artefactos para uso personal,
con los que interactuaba.
El Dr. Artiles Huerta, quien conoció a Reverón
mientras era un joven médico residente, declaró recientemente que Reverón
bien pudo construir en el entorno seguro de su casa todo un mundo teatral, con el que interactuaba para elaborar
sus pesadillas diurnas derivadas de antiguas lesiones en el SNC.
El valor terapéutico del Arte fue recién reconocido por la
Medicina mucho más tarde, a partir de la década de 1960. Sin embargo, el Dr.
Baez Finol se dio cuenta en 1945.
Son tantas y variadas las aristas que presenta este tema tan
crucial para los médicos de hoy, que resulta tan difícil de sintetizar en pocas
palabras.
Para esta conferencia en particular, consideré necesario compartir con los alumnos el ambiente intelectual de la época en la que surgió la corriente culturalista. También fue la ocasión adecuada para observar cómo los psiquiatras, en respuesta a las sugerencias de los antropólogos, buscaron maneras de profundizar el método hipocrático en medicina.
A continuación, comparto entonces los vídeos de la conferencia en tres partes, ofrecida en noviembre
de 2017 a los alumnos de la Cuarta Cátedra de Medicina Interna de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, a la que agradezco la enorme
oportunidad de compartir mis avances.
¡Hasta la próxima amigos!
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