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martes, 20 de junio de 2017

Imposturas Intelectuales III - Alan Sokal en la Facultad de Filosofía y Letras (1998)

                                                                 Alan Sokal (2017)
Hola amigos.
Culminando esta serie con material ofrecido generosamente por el Grupo de Antropólogos de Filo, comparto con ustedes el Audio de la conferencia que Alan Sokal brindó en perfecto español en la Facultad de Filosofía y Letras, durante 1998, invitado a la Argentina por el profesor y referente de Ciencias de la Complejidad en Antropología, Dr. Carlos Reynoso.
Siempre es bueno escuchar directamente a los autores lo que piensan de sus posturas, sobre todo, cuando desnudan las imposturas de algunos popes aparentemente intocables.
La conferencia propiamente dicha abarca los enlaces del 1 al 5.
El enlace 6 al 8 consta de las preguntas del auditorio, tan jugosas como la Conferencia

Si bien alisto a continuación la serie de ocho sitios de MP3, como saben, una vez que ingresen al primer enlace de youtube, automáticamente podrán escucharlos uno tras otro.
La introducción de Reynoso fue imperdible,
Que la disfruten!!!

Parte 1


Parte 2


Parte 3


Parte 4


Parte 5


Parte 6


Parte 7


Parte 8


Espero que la hayan disfrutado
Hasta la próxima amigos!!!

Imposturas Intelectuales II - Posverdad y Posmoderno



Hola amigos
En esta oportunidad comparto el análisis realizado por Hernán Díaz sobre las Imposturas Intelectuales que con toda razón, se han atrevido a desnudar Sokal y Bricmont.
El material es gentileza del Grupo de Antropólogos de Filo

Antes de comenzar con la lectura del análisis de hoy, sería bueno recordar la definición de Impostura
-Acción de hacerse pasar por alguien que no es (vale decir, actuar como Impostor)
-Engaño con apariencia de Verdad
-Calumnia y difamación.

Podemos tener.en cuenta los  dos primeros aspectos para aplicarlos al mundillo de la difusión académica, ya que el tercer aspecto lo hemos visto desarrollar recientemente a pleno junto a los dos primeros por políticos y medios funcionales a la Derecha  local. .
Aunque parezca exagerado y duela a muchos reconocerlo, las imposturas que señala Sokal respecto de popes de las Ciencias Sociales, son en realidad engaños, que además de burlarse cruelmente del interlocutor, terminan por confundirlo  con afirmaciones que no conducen a ninguna parte.
Las imposturas de Lacan y otros como él, han contribuido sobremanera a banalizar los dichos, el conocimiento, y puesto en duda el valor de los hechos empíricamente ocurridos..
De allí que los debates en torno a los orígenes de la mal denominada pos-verdad, pueden rastrearse a los orígenes del pensamiento posmoderno, y las imposturas señaladas aquí..

El Antropólogo Carlos Reynoso hace mucho tiempo viene señalando  las implicancias del llamado pensamiento posmoderno en antropología. A pie de página pueden acceder a la introducción de la compilación que realizó en 1991 El surgimiento de la antropología posmoderna 

A continuación, los ecos de la visita y el libro de Sokal, publicados hace veinte años.



Alan Sokal y las preciosas ridículas (publicado el 25 de junio de 1998)
(Por Hernán Diaz)

Una tormenta acaba de sacudir los ambientes académicos de todo el mundo. El físico norteamericano Alan Sokal se ha permitido tomarle el pelo a buena parte de los intelectuales posmodernistas, generando una polémica que ya se ha dado en llamar el ‘affaire Sokal’.

Comenzó hace dos años, cuando Sokal envió a una revista académica de alto nivel un artículo titulado "Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica". El pomposo título escondía una serie de disparates sin ilación ni significado, mechados con citas de algunos popes del posmodernismo, y manteniendo un tono de ‘alta reflexión filosófica’ sobre un tema en realidad indeterminado. La revista lo publicó y cuando Sokal explicó la artimaña, se generó un debate de alcance internacional. Se había dado el gusto de demostrar, por el absurdo, que en el ambiente académico "está instalada la idea de que un texto, cuanto más oscuro y hermético, más profundo es" (publicado el 15/4).

En setiembre de 1997 publicó un libro, junto al físico belga Jean Bricmont, titulado "Imposturas intelectuales", donde hace un repaso de la mala utilización que hacen algunos filósofos, psicoanalistas y teóricos de las ciencias sociales, de teorías o conclusiones de las ciencias ‘duras’ (física, matemática, etc.). Allí dedica capítulos a Lacan, Baudrillard, Kristeva, Paul Virilio, etc. Por ejemplo, entre los más comentados, estaba la afirmación de Lacan de que el órgano eréctil es igualable a la raíz cuadrada de (- 1), lo cual, juzgado desde el punto de vista de las matemáticas, carece de sentido.

Sokal fue acusado de francofobia, ya que la mayoría de sus ataques se dirigían contra intelectuales franceses. Pero es natural que sea así puesto que Francia es la cuna y la patria del posmodernismo. Allí prevalece, bajo distintas corrientes, el pensamiento impresionista, subjetivista, nacido de las ruinas del estructuralismo y del rechazo al marxismo, modalidad que hizo eclosión a comienzos de los años 80. Por otra parte, y a diferencia de otros países, Francia tiene la tendencia de mostrar, subvencionar y exportar a sus intelectuales, para pintarse frente al mundo con los colores de la ‘cultura’ (a diferencia de otros países como Estados Unidos que los marginan y ocultan).





Como se puede observar, el ‘affaire Sokal’ implica dos frentes de ataque: por un lado, satirizar el estilo falsamente profundo, el hermetismo, la oscuridad retorcida, el subjetivismo estetizante (al punto que las obras del último Barthes, de Foucault, de Derrida, son leídas más como poesía que como teoría crítica), todas tendencias que son innatas al posmodernismo en las ciencias sociales y que evidencian elitismo y desprecio hacia los ‘no iniciados’. 
Quien se expresa en forma oscura y extravagante muestra que, o él mismo no tiene claridad o bien que tiene razones para apartarse de ella. Y no estamos hablando aquí de la física o matemática pura, estamos hablando de ciencias que hablan del hombre, y que deben hablarle al hombre. La ciencia social, en estos últimos 20 años, se ha acercado a la mística religiosa, inexplicable y esotérica, y se ha alejado del sentido que dio origen a la misma ciencia social.

Por otro lado, en su libro realiza una serie de críticas puntuales a la utilización inadecuada de elementos de las ciencias duras. Aunque esto aparezca como un problema menor, ya que establece una discusión sobre aspectos relativamente marginales de esas teorías, el objetivo va más allá: desmoronar una de las maneras como los pensadores posmodernos construyen su poder. Como afirman Sokal y Bricmont en su libro: "Creen sin duda poder utilizar el prestigio de las ciencias exactas para dar un barniz de rigor a su discurso. Por otra parte están seguros de que nadie señalará la utilización abusiva de esos conceptos científicos" (cap. 1, Impostures intellectuelles, Ed Odile Jacob, París, 1997).

A principios de los 80 todavía se podía hablar de un posmodernismo ‘asimilado’ a la sociedad de consumo y un posmodernismo que parodiaba a la sociedad alienada y la combatía (Hal Foster, "Introducción al posmodernismo", en La posmodernidad, Kairós, Bs. As., 1983). 
Hoy ese supuesto posmodernismo de resistencia ha desaparecido y sólo asistimos al detritus del posestructuralismo, un conglomerado de filosofía, crítica literaria y psicoanálisis, todo lo cual ha pasado a ser llamado "teoría crítica" en forma indeferenciada, y cuya principal característica es la reivindicación del irracionalismo, el relativismo cognitivo y la reducción de todo el análisis social al análisis del lenguaje.
De todas maneras. esta reducción no se operó sobre la base de la ciencia del lenguaje (la lingüística), sino sobre una deformación de ella, comenzando por una revisión y desfiguración de las concepciones del lingüista Ferdinand de Saussure. Algunos aspectos de este debate lo podrán seguir los lectores en un debate en curso en la revista En Defensa del Marxismo.

El clima asfixiante de hermetismo y esoterismo en las ciencias sociales sólo lo podrá comprender quien haya debido soportar durante algunos años el ambiente universitario. Parafraseando a José Martí diría que he vivido en las entrañas del monstruo, y que la alegría íntima que me produjo la lectura de las críticas de Sokal es directamente proporcional a la fatiga ocasionada por el palabrerío que es moneda corriente en los ambientes académicos de las ciencias sociales.

¿Pero acaso no hay nada sustancial en el pensamiento posmoderno? 
¿Hegel no es aún hoy fuente inagotable de referencias y su estilo no es, acaso, enormemente abstracto, difícil de comprender? 
En cambio, el pensamiento posmoderno, irracionalista y subjetivista, no esconde ningún tesoro. 

Su ‘complejidad’ obedece a que es un saber invertido
: el discurso prevalece sobre los hechos, la forma prevalece sobre el contenido, la estructura prevalece sobre los procesos, el análisis subjetivo prevalece sobre una objetividad en la que ya no ‘creen’. Para poder dar un barniz de cientificidad a estas concepciones han debido crear un lenguaje artificial, lleno de ‘verdades innegables’, creídas por la cantidad de veces que son repetidas, que ‘dé cuenta’ de esa ‘nueva percepción’ del mundo, propia de nuestra época, o de la época de los posmodernistas.

La tarea de Sokal es una tarea destructiva, negativa. Llega en el momento en que el posmodernismo ha dado todo de sí, no ha llegado a ninguna conclusión valedera y se ha dividido en infinidad de pequeñas ‘sectas’ académicas que coexisten sin debate ni intercambio alguno entre ellas y con el resto de las ciencias ‘duras’. 
La naturaleza misma del pensamiento posmoderno indicó que el comienzo de su fin no llegará por una ‘refutación’ sino por una ridiculización. Pero por simpática que parezca la tarea de Sokal, sólo desde el marxismo se podrá reducir a cenizas lo inútil del pensamiento posmoderno y, a la vez, rescatar lo valioso que haya producido en algunos puntos parciales. Y la cuestión política no es ajena a este debate, ya que el mismo Sokal, maestro voluntario en la Nicaragua sandinista, ha salido a combatir los abusos del posmodernismo defendiendo la continuidad de una crítica de izquierda.

Hace algunos años, Osvaldo Coggiola comenzó un seminario en la Universidad de Buenos Aires señalando que los intelectuales estaban habituados a complejizar la realidad, cuando en realidad debieran simplificar aquello que en la misma realidad aparece como complejo. Eso es "comprender". Si hacemos un ‘discurso’ más complejo que la realidad misma, nos volveremos analistas de textos, para comprender los complejos textos que explican esa realidad simple. A nuestro entender, eso es todo un programa científico, clave para volver a la superficie, después de 30 años de ahogo posmodernista. Mientras tanto, dejemos que los intelectuales ‘à la page’ sigan, como las preciosas ridículas de Molière, tomando su té exclusivista, lleno de afectación, hablando con metáforas sólo aptas para los iniciados, mientras se ve por la ventana bullir la rebelión y la bronca. Sokal acaba de arrojar un piedrazo, y un vidrio cae hecho trizas.



Llink para descargar El surgimiento de la antropología posmoderna por Carlos Reynoso (1991) Introducción:





Hasta la próxima amigos!!!


sábado, 17 de junio de 2017

Imposturas Intelectuales I - La falta de rigor de muchos



Cuando el físico estadounidense, profesor de la Universidad de New York, con cuarenta y tres años, Alan Sokal y su colega belga Jean Bricmont demostraron que prestigiosas revistas como Social Text eran capaces de publicar un delirante artículo que combinaba terminología fisico-matemática con estrafalarias extrapolaciones a las ciencias sociales, se  desató una ardiente polémica que puso en el banquillo de los acusados a la obra de los popes del posmodernismo y también a algunas escuelas psicoanalíticas.

"En su artículo, Sokal se atrevió a tomarles el pelo a autores franceses consagrados como Jacques Lacan, y otros tan oscuros como él, a propósito del uso, incorrecto, según el físico, que estos escritores hacen de términos y conceptos propios de las ciencias llamadas duras."
Por más que hayan pasado varios años -el libro fue publicado en 1997- vale la pena actualizar la cuestión planteada por estos polémicos científicos, invitados por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1998. 

Hay que tener en cuenta que los oscuros intereses políticos que defiende la llamada "pos-verdad" hunden sus raíces en el relativismo posmoderno. 

Esta serie sobre "Imposturas Intelectuales", comparte material enviado por el grupo Antropocaos respecto del llamado "Affaire Sokal". A continuación y en estas primera parte, podrán leer una entrevista que le fuera realizada con motivo de su visita a Buenos Aires en 1998. 

A pie de página podrán encontrar el enlace para descargar el pdf del libro Imposturas Intelectuales
Como siempre insisto, es de buena práctica dar un vistazo a la obra de autores antes de rechazarlos por lo que otros dicen sobre ellos.

Aclaro, por si hace falta, que comparto plenamente las críticas al pensamiento posmoderno realizadas por Sokal. 

Una Impostura Intelectual, no es más ni menos que un traje para el Emperador. La pos-Verdad solo beneficia a unos pocos y se burla de una mayoría incauta que teme preguntar y termina por sentirse cruelmente engañada.


ALAN SOKAL   "A MUCHOS INTECTUALES LES FALTA RIGOR"
Entrevista de Hinde Pomenariec (publicada en abril de 1998)

El físico Alan Sokal disparó uno de los mayores debates del mundo cultural de los últimos años · Con un artículo que funcionó a modo de "trampa", intentó mostrar cómo especialistas en ciencias sociales utilizaban superficialmente conceptos de otras disciplinas ·
Alan Sokal es un físico norteamericano, profesor en la Universidad de Nueva York, que nunca imaginó adquirir cierta notoriedad y, mucho menos, hacerlo a través de algo que no fuera una investigación en su disciplina específica.
Sokal, de 43 años, llegó a la Argentina para hablar de una polémica que él mismo disparó cuando, a través de un recurso "tramposo", poco cercano a los circuitos académicos, publicó un texto disparatado, lleno de errores conceptuales, como una manera de demostrar hasta qué punto hoy en día no existe el rigor intelectual en ciertos exponentes de las ciencias sociales.
En su artículo, Sokal se atrevió a tomarles el pelo a autores franceses consagrados como Jacques Lacan, Jean Baudrillard y Jean-Francois Lyotard, a propósito del uso, incorrecto, según el físico, que estos escritores hacen de términos y conceptos propios de las ciencias llamadas duras.

El artículo de Sokal y su posterior libro "Imposturas intelectuales", escrito en colaboración con su colega belga Jean Bricmont, recorrieron el mundo y, además de provocar carcajadas y escandalizadas irritaciones, pusieron en escena un debate que, hasta entonces, era sordo y que al día de hoy tiene ramificaciones imposibles de anticipar.

Sokal se reconoce como un intelectual de izquierda y desde muy temprano mostró interés por las cuestiones vinculadas a América latina y sus particulares relaciones con los Estados Unidos. Fue este mismo interés el que lo llevó a aprender el castellano, objetivo que logró, dice, gracias a la lectura de "Mafalda", de Quino, y a las canciones de Víctor Jara.

En una mañana porteña donde la niebla es reina, Sokal habló de sus ideas y contó el insólito recorrido de sus teorías por el mundo académico y de los medios masivos.

- ¿Cuál es el origen del llamado "affaire Sokal"?

-Ante todo hay que aclarar que ese nombre surgió en Francia, cuando se difundió mi texto allí. Si hay una cronología de los hechos, comienza con la publicación de un artículo mío lleno de disparates teóricos y pomposamente titulado "Transgresión de los límites: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica". Esto ocurrió en abril del 96, un año después de haber enviado por mi cuenta el artículo a una prestigiosa revista de ciencias sociales, "Social Text", publicada por la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. Mi desafío era probar que el artículo sería publicado tal cual fue escrito y así demostrar hasta qué punto está instalada en nuestra cultura la idea de que un texto, cuanto más oscuro y hermético, más profundo es. Imaginé que la parodia era la mejor manera de demostrar que "el rey estaba desnudo". Sin embargo, es necesario aclarar que los párrafos más desopilantes del texto no los escribí yo sino que eran citas incrustadas de autores franceses considerados "grandes intelectuales".

- ¿Cómo continuó la saga?

-Tres semanas después, yo mismo revelé la trampa en la revista "Lingua Franca". Allí toma estado público la cuestión que, hasta entonces, sólo había estado reservada a algunos amigos, durante el año y medio que pasó hasta la publicación del artículo, tiempo en el que pude contar con la opinión de algunos representantes del mundo académico que juraron guardar silencio hasta que estallara la polémica.

- ¿Usted apuntaba a desenmascarar un determinado tipo de pensamiento?

- Sí, pero a diferencia de lo que sostienen algunos franceses, acerca de mi supuesta francofobia, mi ataque estaba destinado al relativismo cognitivo dominante hoy en cierta izquierda de los Estados Unidos que utiliza a estos autores franceses y les rinde un culto irracional.

- ¿Qué es el relativismo cognitivo?

-Es difícil definir un pensamiento tan difuso. Básicamente es aquella idea que asegura que algo es verdadero o falso según la óptica de cada persona. Es decir, se trata de no poder distinguir claramente los hechos del conocimiento que nosotros tenemos del mundo externo. De esa manera, los hechos son vistos de diferente modo si uno es hombre, mujer o negro. Hay otros tipos de relativismo como el relativismo moral o ético y el relativismo estético, pero a mí me interesaba fundamentalmente el vinculado con el conocimiento, porque es mi especialidad. A través de este episodio intenté hacer un llamado a la razón y al rigor intelectual que se ha perdido.

- Históricamente la izquierda estuvo vinculada al pensamiento racional y a la lucha contra el oscurantismo científico. ¿Cuándo cree que cambió esto?

-Yo diría que hay dos desvíos diferentes pero que se refuerzan mutuamente. El primero es el que se desarrolló en los 60, con la búsqueda de cierto rigor científico en las ciencias sociales y que podemos encontrar en aquellos autores franceses como Lacan, Julia Kristeva y, más cerca en el tiempo, Jean Baudrillard y Paul Virilio, por dar algunos nombres. Una vez pasado de moda en Francia, se difundió en otras partes en los años 80 y 90. El otro desvío es propio de los Estados Unidos y el mundo anglosajón en general, que es el relativismo cognitivo del que hablaba antes y que ahora también circula en Francia.


-Usted asegura que los autores criticados hacen un uso ilegítimo de conceptos científicos. ¿Hay fronteras para las ideas? Quiero decir, ¿no es posible exportar categorías de una disciplina a otra casi como en un uso metafórico de las mismas?

-Naturalmente no estoy en contra de que se utilicen conceptos científicos en otros contextos. Se trata de aplicarlos correctamente y de explicar cuál es la pertinencia de ese uso. Es decir, si un filósofo utiliza el Teorema de Godel para explicar su materia a sus lectores, es prioritario que sepa de qué está hablando. En cambio, en su mayoría, estos "maestros" toman la apariencia de la ciencia, lo más superficial, y en realidad no dicen nada.

- Deme un ejemplo.

-Aquella proposición de Lacan en la que decía algo así como "el órgano eréctil es igualable a la raíz cuadrada de (-1)". Un verdadero disparate. Igual que sus múltiples referencias a la topología y a la lógica. O el caso de Julia Kristeva. Ella tiene una idea vaga de lo que habla, pero nada más. Ella quería establecer una teoría formal del lenguaje poético y pretendía fundarlo sobre nociones matemáticas como la Teoría de los Conjuntos. Sin embargo, la relación está mal hecha y comete errores groseros. Del mismo modo, es común que algunos autores citen en sus textos la Teoría del Caos, o el Agujero Negro o la Teoría de la Relatividad con total ligereza.

Golpe a golpe

-¿Cómo evalúa la repercusión que tuvieron sus ideas en Francia? Me refiero a que, si bien han tenido mucho espacio en los medios masivos, aquellos autores que fueron atacados en su texto contestaron a su vez con otros ataques.

-Es extraño. A pesar de que el episodio de mi parodia llegó a ser titular de "The New York Times", en Francia recién hubo eco en diciembre del 96, varios meses después de su aparición. Y efectivamente tuvo mucho espacio en diarios y revistas. Sin embargo, ninguna de las respuestas estuvo vinculada a la defensa de algunos autores con argumentos sólidos. Más bien diría que rápidamente fue leído como un complot contra la cultura francesa y los franceses en general. Es una lógica parecida a la de aquellos políticos que, cuando son acusados de corruptos por el periodismo, sostienen que los periodistas acusan a todos los políticos de corrupción. Se esconden detrás de esta generalización para no asumir sus propios flancos débiles.

-En setiembre del 97 publicó en Francia, junto con Jean Bricmont, el libro "Imposturas intelectuales", donde retoma las ideas de su artículo. ¿Por qué decidieron publicarlo primero en francés?

-Bricmont es un físico belga, amigo mío desde hace veinte años. Su formación cultural es europea y básicamente francesa. Cuando llegó por primera vez a Princeton, me reconoció, sorprendido, que no estaba acostumbrado a un debate de ideas con argumentos. De modo que Bricmont estuvo de acuerdo conmigo desde un principio en las críticas al hermetismo de ciertos autores. La decisión de publicar el libro en francés obedeció, casi, a una cuestión de cortesía. Ya que los autores criticados eran franceses, hubiera sido mucho más duro lanzar el libro del otro lado del Atlántico.

- En su país, ¿hubo reacciones públicas de reconocidos intelectuales de izquierda como Noam Chomsky, por ejemplo?

-Bueno, en realidad, Chomsky había expuesto sus ideas en contra del relativismo en 1992, en una revista de izquierda de circulación algo restringida donde se llevó a cabo una polémica. En cuanto a mi texto, mantuvimos durante un tiempo correspondencia por e-mail y allí se mostró de acuerdo con mis ideas, si bien expuso algunos temores que creo razonables.

- ¿Como que sus argumentos podrían ser tomados por la derecha?

-No exactamente, si bien ese temor fue manifestado también por algunos amigos. En realidad, los miedos de Chomsky estaban vinculados a cierto uso que la prensa masiva podía hacer de este debate. En mi país, usted sabe, la prensa masiva es decididamente antiintelectual. Cualquier artículo en donde aparezcan palabras como "hegemonía" o "epistemológico" son tildados de soberbios. Y, finalmente, algo de eso ocurrió. Cuando el tema llegó a "The New York Times", el artículo comenzaba diciendo algo así como que se trataba de una polémica entre conservadores y gente de izquierda. Recién hacia la mitad de la nota, el periodista se refería a mí como un hombre de izquierda que "incluso enseñó matemáticas en la Nicaragua Sandinista". Simplificaban así un debate definitivamente más complejo.

- Sus críticas más feroces fueron dirigidas a exponentes de la considerada cultura alta. ¿Qué ocurre con el lenguaje científico cuando se lo traslada a revistas especializadas en la divulgación de esos temas o a los suplementos de los diarios?

-Naturalmente, es imposible generalizar. Es sabido que hay literatura de divulgación científica muy mala y existe otra que pone al alcance de la gente que no está informada materiales a los que de otro modo no podrían acceder. Sin embargo, ocupan espacios dejados vacantes por nosotros, los científicos. Yo creo que la ciencia debería ser accesible a todo el mundo, por eso es bueno que haya científicos que hagan públicos sus descubrimientos.

-Una última pregunta. Suponiendo que, efectivamente, los intelectuales que usted critica en sus trabajos cometen barbaridades a la hora de manejar conceptos científicos, ¿esto lleva a invalidar completamente la obra de un autor?

-No, definitivamente no. O por lo menos no soy yo la persona más idónea para realizar ese análisis. Una idea fundamental de este trabajo es dejar instalado el debate para que lo prosigan los diferentes especialistas. Tampoco es cuestión de cometer el mismo error que critico en los otros. //


Hasta la próxima amigos!!!

sábado, 10 de junio de 2017

Documentales de Gregory Bateson 1954 y 1959


           Gregory Bateson y miembros del equipo que dirigía en el Hospital de Veteranos (1955)


Hola amigos.
En esta oportunidad comparto un hallazgo documental: dos cortos donde aparece el mismísimo Gregory Bateson, realizados durante la década de los años cincuenta, mientras dirigía el equipo de investigación de Palo Alto ubicado en el Hospital de Veteranos, como me gusta aclarar.
Resulta notable cómo se le nota en el cuerpo la descalificación de la que estaba siendo objeto por parte de algunos miembros del grupo, dificultades que, como se sabe, condujeron a su disolución en 1959.
En la foto superior se nota cómo intenta definir su lugar como Antropólogo a cargo de la observación y análisis de las conductas humanas. 
Vale aclarar en buen romance, Bateson jamás quiso actuar ni menos interferir como terapeuta.
La diferencia entre la actitud corporal del registro de 1954 (año de la publicación de su famoso informe “Una teoria del juego y la fantasía”) y la de 1959 es notable. En el documental de 1959 se lo nota visiblemente incómodo.

A pie de página, el sitio para descargar PDF de mi trabajo: 
Palo Alto 1949-59: ¿”Universidad Invisible”… o invisibilizada? 
El artículo fue oportunamente publicado por la Revista de Historia de la Medicina y Epistemología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.


                                             Bateson 1954 para TV




                                   Bateson 1959 Causas de la esquizofrenia




Palo Alto 1949-59 ¿Universidad Invisible … o invisibilizada?


Espero que les haya gustado
Hasta la próxima amigos!!!