Hola
amigos
En
esta oportunidad comparto con ustedes los inicios de una especialidad en
arqueología denominada Arqueoacústica, que atiende a la reconstrucción de los
sonidos generados por nuestros antepasados en tiempos donde se carecía de
sistemas escritos de notación musical, simplemente porque ni se habían
inventado, ni tenían la necesidad de registrar de tal forma sonidos aprendidos
y reproducidos oralmente y en grupo.
Esbozos de una nueva disciplina
En
1964, Abbe Glory
en “La Grotte de Roucador” en Francia describió la posibilidad de que las
formaciones estalagmíticas marcadas con pintura fuesen usadas a modo de litófono
natural. Esta hipótesis inicial no pudo ser confirmada, sino que habría que
esperar a 1985 con los estudios de Lya Dams en la cueva de Nerja, Málaga, (España)
Esta cueva consta de 19 pinturas y unas cilíndricas formaciones calcáreas decoradas con líneas y puntos rojos y negros.
Dams demostró que estas habían sido golpeadas para producir notas musicales estudiando las capas de pintura de las formaciones
calcáreas.
Los
científicos Dauvois y Reznikoff presentaron en 1988 un estudio en el que se
relaciona la posición de las pinturas rupestres con los puntos de resonancia
señalados de las cuevas de “Le Portel”, “Fontanet” y “Niaux En él, encontraron una fuerte correlación entre los dos elementos:
la
gran mayoría de las pinturas se localizan en correspondencia con puntos de
mayor resonancia en la gruta.
Los
investigadores dejaron asentado que estos puntos de mayor resonancia se
encuentran señalados con una pintura o en el caso de los lugares de difícil
acceso, con un punto.
Dauvois
y Reznikoff argumentan que la disposición de estas pinturas rupestres solo
puede explicarse en relación a las características acústicas de la cueva.
Para este estudio, usaron como fuente sonora la voz humana y como resultado,
hallaron frecuencias de resonancia en torno a 110Hz.
Para dejarlo bien claro. No es que estos investigadores hallaron una pintura que concordaba con un punto de enorme resonancia, sino que pudieron describir cómo en esta cueva en particular cada pintura se encontraba realizada en los puntos de mayor resonancia. Esto se conoce en ciencia como el hallazgo de una regularidad observable, lo que impulsó a otros investigadores a cargar sus equipos de medición y disponerse a medir la acústica en otras cuevas con arte rupestre en Europa, dando inicio a las prácticas de esta subdisciplina particular.
En la actualidad la Arqueoacústica
enfrenta considerables resistencias para avanzar en el ámbito académico.
Obviamente, no se encontró ningún registro escrito o grabación que permita
constatar de manera materialmente objetiva que efectivamente nuestros
antepasados realmente amplificaron su voz para producir sonidos que imitan los
de los animales que estaban pintando. Sin embargo, si se lograra consensuar que
se trata de prácticas correspondientes al ámbito
de la conducta adaptativa en sociedades orales, milenios antes que se
inventase la escritura, entonces el concepto de búsqueda de sentido mitológico que procura identificarse con su entorno
natural quizás ofrecería
un respaldo para esta reciente disciplina.
Las propuestas de disciplinas como
la Arqueoacústica están llamando la atención sobre la necesidad por parte de la
academia científica de revisar muchos supuestos que extrapolan directamente la
definición de lo humano proveniente de la filosofía clásica sobre grupos
paleolíticos. Entre esos supuestos que merecen discutirse se encuentran las
definiciones del pensamiento humano como aquel que únicamente puede
considerarse como tal en tanto sea capaz de elaborar abstracciones conceptuales
alejadas de toda emoción, con el riesgo de catalogar como infantil o retrasado
todo proceso cognitivo que no se corresponda con tales abstracciones así definidas.
Hasta la próxima amigos!